El conocimiento de nuestra embarcación se adquiere con el tiempo, tal como sucede con el coche, vamos asimilando aquellas vibraciones o sonidos que son normales y podemos saber de primera mano cuándo estos son anormales o irregulares. Los sonidos son fenómenos vibratorios cuya transmisión se lleva a cabo a través del aire. En el caso del motor, su vibración varía en función a la cantidad de cilindros que tenga, así como también la disposición de estos y el combustible que empleen para su correcto funcionamiento.
Si no se realiza el correcto cuidado y mantenimiento del motor, éste producirá más vibraciones y más ruido. Si presenta engranajes o cojinetes en mal estado será más sonoro, así como también el tener válvulas desajustadas o la culata en mal estado. También es importante destacar que el motor nunca estará en silencio total, aunque esté en perfectas condiciones.
Las hélices también producen vibraciones, como por ejemplo por los efectos de las palas sobre el agua y está directamente relacionado con las revoluciones de éstas, también la desigualdad de fuerzas sobre el núcleo de la hélice, si estas están desalineadas o la altura entre las aspas está desajustada o si la separación entre las aspas no es la correcta. Y por último, el desequilibrio mecánico, siendo un efecto provocado por el mal balanceo de las hélices. El buen mantenimiento de esta parte de la embarcación reducirá en cierta magnitud las vibraciones y sonidos del barco.
Si descuidamos estos aspectos, con el tiempo puede producir afecciones en el cuerpo humano, siendo más notorias si se trata de una persona que navega de manera continua. Desarrollando complicaciones en la columna vertebral que desencadenan lumbalgias, espondilitis, osteocondilitis intervertebral, calcificación de discos, entre otros. En cuanto al aparato digestivo puede provocar la aparición de hemorroides y diversas enfermedades gástricas. También afecta al aparato urogenital con enfermedades como la prostatitis y hematuria.
Por lo tanto, es recomendable realizar el mantenimiento de forma continua de los equipos y maquinarias de la embarcación, no solo para garantizar su longevidad y buen funcionamiento, sino también; para evitar problemas de salud futuros.
