Prensas y recarga de munición

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El principal motivo para la realización de recargas resulta muy evidente: la economía. La munición no es barata (cada día menos) y la recarga es una opción sin duda muy interesante para abaratar costes. Pero, aunque la razón económica pueda ser la que empuje a muchos de quienes se inician en el mundo de la recarga, lo cierto es que no se trata sólo de ahorrarse unos euros. Recargar "engancha" y termina por convertirse en una actividad más del tirador, en un paso más del proceso que muchos quieren dominar de principio a fin. No sólo eso, para muchos la recarga termina por convertirse en un auténtico arte. Quien recarga correctamente puede llegar a conseguir disparos muy precisos, siempre en función de las necesidades particulares de cada tirador y para cada arma y momento. Y esto sin duda es un auténtico lujo. Tanto es así que algunos expertos en el tema de la recarga hablan de la existencia de dos tipos de recarga. Por un lado estaría la recarga que podemos denominar "económica", basada en el objetivo de obtener munición a bajo coste, sin buscar grandes resultados en la misma (aunque esto no tiene porqué significar obligatoriamente que la calidad de la recarga sea mala). Y por otra parte están todos aquellos recargadores que no buscan el ahorro del dinero, sino la total y perfecta adaptación de la munición al arma utilizada, a la situación para la que en concreto se vaya a disparar y, por supuesto, al propio tirador.
Los beneficios son muchos y muy interesantes: mayor velocidad, más precisión y mejores efectos sobre cada blanco en particular. Este tipo de recarga puede resultar incluso más cara que la compra de cartuchos "nuevos" de fábrica.
No cabe duda que la Recarga es un tema muy delicado en cuanto a seguridad, ya que cualquier error que se cometa puede costarnos muy caro, no sólo a nosotros, sino también a quienes nos rodean, tanto en el momento en que estamos realizando la recarga como cuando disparamos con material recargado. Por eso, existen una serie de normas básicas de seguridad que todo recargador conoce:

• Realizar los trabajos de recarga en un lugar apartado, preparado para ello y sin que nadie le moleste. Por supuesto, lejos de niños.
• Mantenerse totalmente concentrado mientras se realizan los trabajos de recarga. Aquí no se admiten los despistes (salen demasiado caros...).
• Vigilar que todo el material esté en perfecto estado y no utilizar absolutamente ningún elemento que pueda resultarnos "sospechoso".
• Evitar humedades.