Condiciones ambientales y su influencia en la pesca

Consejos

Sin duda la pesca no es una ciencia exacta, pero todos los pescadores coinciden en afirmar la influencia decisiva de los distintos factores ambientales sobre nuestros resultados durante una jornada de pesca.

El viento, la temperatura del agua, las mareas, el oleaje, la claridad del agua etc, todos estos factores tienen incidencia directa en nuestras salidas de pesca por lo que conviene prestar atención a los mismos tanto en la planificación de la jornada como durante las horas que estamos pescando.

Desde luego resulta muy recomendable recopilar toda la nformación posible sobre las condiciones atmosféricas que tendremos presentes durante nuestra salida de pesca para así extraerles el máximo rendimiento.

¿cómo afectan estos factores a la actividad de los peces?. A continuación abordaremos todas las claves sobre este tema.

LA PRESIÓN ATMOSFÉRICA

Los cambios en la presión atmosférica desencadenan debido a los ascensos o depresiones más o menos rápidas la presencia o ausencia de vientos, la posibilidad de la aparición de tormentas o precipitaciones etc… Por ello es un factor que es recomendable revisar antes de salir a pescar.

Sin que podamos tomarlo como una regla infalible si podemos afirmar con cierta seguridad que los cambios de presión atmosférica a nivel local predicen la situación de viento en las próximas horas y días. De esta forma podemos esperar lo siguiente:

  • Una bajada lenta y sostenida suele anunciar que habrá viento durante unos días tanto más intenso y prolongado cuanto mayor sea la depresión barométrica.

  • Un ascenso lento y prolongado pronostica buen tiempo durante los dos o tres días siguientes, esto por ejemplo puede no ser bueno para pescar lubinas por ejemplo…

  • Un descenso rápido augura viento de forma inmediata, tanto más veloz cuanto mayor sea la bajada. Esto debe tenerse especialmente en cuenta si estamos pescando embarcados.

  • Una subida rápida de la presión atmosférica suele predecir una mejora del tiempo de corta duración.

Si anotamos durante nuestra jornada de pesca en nuestro cuaderno de apuntes la tendencia del barómetro y la asociamos a las capturas obtenidas podremos observar comparándola con anteriores jornadas similares ciertas coincidencias en cuanto a especies capturadas, calidad de estas y volumen de capturas.

En general la bajada de presiones anuncian habitualmente cambios climatológicos, inestabilidad en forma de nubes, posibilidad de lluvias etc. Esto suele ser bueno para la actividad de muchos peces.

LA TEMPERATURA DEL AGUA

La temperatura del agua es un factor muy importante a la hora de regular la actividad de los peces, así como su localización. Por lo tanto es fundamental que como pescadores conozcamos cómo la temperatura afecta a los hábitos de los peces.

La mayoría de especies son de sangre fría, lo que significa que no son capaces de controlar pos si mismos la temperatura interna de su cuerpo. Como resultado de esto su metabolismo está fuertemente influenciado por la temperatura del agua. Hay algunas especies que sí que son capaces de controlar dicha temperatura pero son los menos. Dada su naturaleza de sangre fría, los peces necesitan permanecer en lo que se conoce como zona de confort que es la zona donde hay una temperatura adecuada a su metabolismo. Hay que añadir que el cambio de la temperatura del agua suele ser muy lento por lo que los cambios de zona de los peces suelen ser lentos. Como consecuencia de esto es muy raro que los peces sean capturados fuera de su zona de confort.

Uno de los motivos por los cuales la temperatura del agua es un factor decisivo en cuanto a especies capturadas se refiere es que estos animales basan muchos de sus comportamientos repetitivos o patrones de conducta en la temperatura que tiene el agua de su medio, es decir según que temperatura el pez comenzará hábitos de congregarse para la freza por poner un ejemplo, o inicie comportamientos de alimentarse con cierta desmesura y voracidad ante la inminente migración a otras aguas.

Hablando de una manera general la mayoría de las especies suele desarrollar su actividad reproductora en los meses templados y cálidos esto conlleva en la mayoría de los casos un aumento en la necesidad de alimentarse o bien previamente al desove o posterior a este.

CAMBIO DE TEMPERATURA Y SU INFLUENCIA

El metabolismo de las distintas especies se ve afectado por los cambios del termómetro y por tanto si hay un aumento de la temperatura idónea de una especie, aumentará su actividad mientras que si hay una disminución habrá un descenso de actividad.

Además hay que aclarar que la temperatura del agua está directamente relacionada con el oxígeno disuelto en ella. Cuanto más fría más oxígeno, por lo que los cambios en temperatura también afectan al nivel de oxígeno existente.

Por último hay que diferenciar las temperaturas en superficie de las del fondo, pudiéndose dar el caso de cambios bruscos según los niveles de profundidad. Esto hace que en momentos determinados los peces suban a superficie o profundicen para alimentarse dependiendo de estas temperaturas.

Todo pescador sabe que cuando hay un gran descenso de temperatura los peces se aletargan bastante y la actividad es escasa o incluso nula. Con una bajada fuerte de temperatura los peces generalmente no se alimentan.

Sin embargo, cuando por motivos meteorológicos, naturales o inducidos, el agua se calienta muy por encima de la temperatura optima de una especie, el pez sufre un estrés provocado por falta de oxígeno y no se alimenta.

Otro mecanismo posible de defensa ante la temperatura excesiva del agua (y que algunos peces migratorios o dados a vagabundeos continuados emplean) es bajar el ritmo natatorio y desplegar las aletas para ganar superficie por las que liberar calor metabólico.

Evidentemente, no todas las especies tienen la misma temperatura ideal, pero de forma general podemos afirmar que el aumento o disminución de temperatura conlleva un aumento o disminución de actividad.

LAS MAREAS

En aguas atlánticas la marea es otro factor de gran importancia, probablemente el más importante incluso. Aquí debemos tener en cuenta tanto el momento de marea como su tamaño, que viene determinado por la luna entre otros factores.

Tal vez en lugares determinados coman en bajamar, pero lo normal es que entren a nuestras posturas con la subida de la marea pues ésta permite a los peces acercarse a los percebes, los cangrejos o simplemente cubrirá las zonas donde las arenícolas habitan. Por tanto estas horas de pleamar o marea alta serán en las que deberemos centrarnos, pero también las primeras horas de bajada después de la pleamar serán buenas porque arrastrarán los alimentos que hayan descubierto las olas a zonas más profundas mar adentro.

En la medida de lo posible deberemos hacer coincidir nuestras jornadas de pesca con las horas de la subida de la marea o las primeras de la bajada, o bien buscar aquellas zonas que son susceptibles de haber sido cebadas de forma natural por la pleamar y donde se acumulen los seres que la marea arrastro en su bajada, tales como puntas de roca a la salida de una playa, desembocaduras, etc…

EL VIENTO

El viento influye sobre la pesca de forma notoria, pues afecta a las corrientes marinas locales, influye sobre los coeficientes de marea y puede suponer movimiento de los fondos más someros.

De hecho hay quien sostiene que el viento puede llegar a ser el peor enemigo del pescador de caña… Para algunas modalidades como la pesca al tiento con cañas de puntera fina puede ser muy mala porque el poco peso de la caña junto con su longitud nos hará que tengamos que asegurarlas en todo momento, además del movimiento que dará el viento a la puntera evitando que podamos detectar bien las picadas. Si pescamos a fondo tal vez nos afecte algo menos, aunque las picadas se notarán peor, y debemos tener presente que si estamos en playas artificiales o de arena muy fina nos será muy engorroso ya que nos llenaremos de ésta al igual que nuestros equipos.

Lo peor es para la pesca a boya, pues nos puede hacer insoportable aguantar la fuerza que el viento ejerce sobre la caña y ésta sobre la mano. De estas apreciaciones se deduce que en los días de viento, si nuestro puesto está muy expuesto, lo mejor sería cambiar de ubicación a otro no tan bueno en apariencia pero que nos permita pescar cómodos y detectar bien las picadas.

Este factor varía dependiendo de las zonas y en función de la configuración de las playas y corrientes pero por norma general en el Mediterráneo suele ser mucho más favorable un levante moderado o un noreste que un viento de norte puro y duro o un poniente.

De todas formas hay playas en la que un viento sur, arrastrando el agua en suspensión a ras de superficie hasta la playa, es el que mejores peces suele meter en la zona de pesca.

Mientras que en el Cantábrico suele ser más favorable la presencia de vientos de componente oeste tanto norte como sur. Siendo los peores los del primer cuadrante.

EL OLEAJE

Siempre que sea posible hay que buscar “buena mar” esto es, olas entrando a la playa y cubriendo de espuma blanca todo el rebalaje.

Las aguas tomadas en exceso, se las conoce como “achocolatadas” y si bien propician que los peces se vuelvan confiados al no temer verse descubiertos, también provocan una “nube” de sedimentos y detritus que hace que normalmente los peces no coman bien salvo momentos puntuales de gran actividad en playas con condiciones favorables a las que se desplacen los peces de forma habitual a comer desde fondos cercanos.

Por otra parte el mar en calma se suele asociar a una total ausencia de peces o al menos baja actividad, sin embargo esto depende mucho de la especie pues es bien sabido que este tipo de aguas son las preferidas por la dorada.

Por ello y teniendo en cuenta que normalmente dispondremos de unos días limitados para salir de pesca no debemos dejarnos influenciar excesivamente por este dato y aplicando unas pequeñas dosis de observación podremos obtener buenas picadas en escenarios en los que a priori no parecían ser buenas opciones.

LA LUNA

Otro factor controvertido es la influencia de la luna en la pesca, hay teorías de todos los colores pero lo que sí está demostrado es que cuando la luna y el sol, están en la posición de mayor tiro gravitatorio, con respecto a la tierra, esto afecta de forma decisiva a los cuerpos líquidos (más que a los cuerpos sólidos). Todos sabemos que la luna afecta a las mareas, así que la luna tendrá una importancia relativa no sólo en las costumbre y conductas de los peces, sino también en su hábitat. Por tanto es un factor más que debemos tener en cuenta en nuestras salidas de pesca.

También se han hecho estudios, demostrando que los días de luna llena y luna nueva, los peces son extremadamente activos. Y ¿qué quiere decir esto? Sencillamente, que buscan más los alimentos y por lo tanto, se alimentan más… sin embargo hay pescadores que sostienen que con luna llena los peces se muestran más desconfiados…

Publicado en: Pesca, Consejos

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