Reaccionar ante una emergencia médica en el mar

Salud y seguridad

Cuando nos embarcamos en una travesía, lo último en lo que solemos pensar es en que vayamos a sufrir una emergencia médica a bordo. Sin embargo, estos incidentes se presentan a veces súbitamente y es importante que estemos preparados y sepamos cómo reaccionar. Una emergencia médica en el mar es mucho más grave que en tierra firme por muchos motivos: la gran distancia que hay entre nuestra embarcación y el hospital, la ausencia de ambulancias, las condiciones frías y húmedas, la incomodidad de un barco agitado por las olas… Todos estos factores pueden complicar cualquier lesión o enfermedad simple. Aquí van unos consejos para saber cómo reaccionar.

SIEMPRE PREVENIR

Antes de zarpar, es importante que te asegures de que llevas contigo tus registros médicos, tanto en digital como en papel. Si hay cualquier accidente y te ves obligado a dirigirte a una instalación médica en tierra, el equipo sanitario estará mejor preparado y tendrá más información para atenderte correctamente. El historial médico incluye los medicamentos que tomas, tus alergias, el contacto con tu médico particular… Por eso, facilitará mucho las labores en caso de que necesite asistencia.

CURSOS Y FORMACIÓN

Inscribirte en un curso de medicina en alta mar puede ayudarte en este tipo de situaciones e incluso salvar vidas. Muchas organizaciones marítimas ofrecen programas de primeros auxilios básicos para tratar shocks, limpiar y suturar heridas, aplicar férulas, combatir la hipotermia… Con ellos, tendrás los conocimientos suficientes para estabilizar a un paciente con lesiones leves hasta llegar a la costa.

COMUNICACIÓN: EL MOMENTO DE PEDIR AYUDA EXTERIOR

Si la situación va más allá de tu conocimiento, es el momento de pedir ayuda experta. Lo más habitual es contactar con alguna organización médica a distancia para que nos asesore a la hora de estabilizar al paciente y auxiliarlo. Este contacto suele producirse a través de llamadas vía radio de onda corta (SSB), teléfono satelital o, en caso de que estén disponibles correo electrónico o mensajes. Sin embargo, estos consejos a distancia no son más que una herramienta para guiarnos a la hora de actuar y hay que tener precaución con los servicios o dispositivos que prometen solucionar cualquier emergencia médica. Lo más importante siempre es mantener la cabeza fría y, en caso de no poder pedir ayuda, fiarnos de nuestro conocimiento y experiencias previas.

LA EVACUACIÓN

Cuando el enfermo o lesionado se haya estabilizado, es momento de reclamar la evacuación a un centro médico en tierra. Aunque los servicios de telemedicina pueden asesorarnos sobre si la evacuación es o no necesaria, la decisión final corresponderá siempre al capitán. Ésta debe tomarse en base a distintos factores: las condiciones meteorológicas, el estado del mar, los recursos de rescate de los que dispongamos… La clave es valorar la relación riesgo-beneficio y, en caso de no estar seguros, pedir asesoramiento externo.

Si, finalmente, llegamos a la conclusión de que lo más recomendable es la evacuación, hay que valorar distintos escenarios. Si la embarcación está dentro de 200mn y las condiciones lo justifican, lo ideal es hacerla mediante helicóptero. De lo contrario, habrá que navegar hasta el puerto más cercano para pedir ayuda médica.

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