Aunque por desgracia las quemaduras provocadas por el sol sean algo muy corriente sobre todo estando en alta mar en los días de verano, no podemos dejar de darles la importancia que tienen, puesto que no dejan de ser auténticas quemaduras de primer grado.
Es muy importante que sepamos valorar le gravedad de cada quemadura, para ello deberá tener en cuenta los siguientes puntos:
- Aparición de dolor de cabeza o fiebre: podríamos estar ante un caso de insolación
- Extensión de la quemadura: deberemos tener especial cuidado si la quemadura cubre una superficie superior a 10 veces la palma de la mano de la persona afectada.
- Aparición de ampollas.
Ni que decir tiene que deberemos prestar especial atención a una quemadura producida en un niño, puesto que los efectos pueden ser mucho más graves.
En caso de que no haya ampollas y que la superficie quemada no sea demasiado grande, procederemos a cubrir la zona con una espesa capa de pomada para quemaduras, que deberemos renovar cuando notemos que la piel ya la ha absorbido.
Convendrá además que no expongamos de nuevo la piel al sol durante por lo menos 48 horas.
Los casos en los que aparezcan ampollas sin duda resultan más preocupantes. La forma de actuar será la siguiente:
- Agujeree las ampollas, pero no recorte la piel la cual convendrá dejar sobre la herida ya que volverá a pegarse y actuará a modo de apósito.
- Aplique una capa espesa de pomada.
- Recubra con una compresa humedecida.
- Proteja la zona con un apósito fijado con esparadrapo (pegado siempre en la zona sana) o con una venda elástica adhesiva.
- Habrá que poner un apósito nuevo cada día o siempre que la víctima note una sensación de sequedad dolorosa.
En estos casos conviene saber que una herida de una ampolla provocada por la acción del sol puede llegar a tardar hasta 15 días en curarse?paciencia.
Por último no podemos olvidarnos de la necesidad de beber abundante líquido siempre que nos expongamos al sol o que lo hayamos hecho y nos quede cualquier tipo de quemadura.
