Los datos afirman que la caída al agua es una de las principales causas de muertes y desapariciones en el mar. Por ello resulta fundamental prevenirla y, en caso de que suceda, saber cómo actuar.
Como ante cualquier situación que reviste peligro a bordo, cuando se cae una persona al agua, existe un protocolo de actuación, algo así como unas normas no escritas pero que debemos conocer a la perfección, para poner en práctica en caso de que algo así suceda.
Se trata de unas sencillas conductas que pueden ahorrarnos un serio disgusto.
Resumiendo, los pasos a seguir serían los siguientes:
1.- Gritar: “¡Hombre al agua!” conviene intentar gritar con toda la fuerza que sea posible, con el objetivo de ser escuchado por el mayor número de personas posible, lo antes posible (mejor en el primer grito que en el segundo, ya que el tiempo es sin duda de vital importancia en estas circunstancias).
2.- Detén inmediatamente la embarcación. No intentar alejarnos lo mínimo posible del punto donde la persona haya caído al agua.
3.- Uno de los ocupantes del barco deberá quedar encargado de vigilar a la persona, señalándola en todo momento para que el resto sepan dónde se encuentra.
Resulta fundamental no perder de vista al náufrago, ya que si esto sucede, su localización posterior puede resultarnos compleja y llevarnos demasiado tiempo… un tiempo del que no dispondremos si queremos resolver bien la situación.
4.- Quitar el piloto automático.
5.- Lanzar hacia la persona que está en el agua los elementos de salvamento adecuados: flotador y percha.
6.- Lanzar al mar también elementos flotantes de señalización, a ser posible que sean reflectantes, ya que nos servirán para mantener localizado al náufrago.
7.- Apunta la hora exacta de la caída, el rumbo seguido y la posición.
Por supuesto sobra decir que nunca deberemos tirarnos al agua en un gesto heroico de compañerismo; si no sale bien (y sería normal que eso pasara), lo único que conseguiremos será duplicar el problema.
