Si alguien recibe un golpe fuerte, muchas veces no podremos apreciar a simple vista la gravedad del mismo.
Si no hay sangre, ni apreciamos ninguna rotura, ni vemos contusiones, podemos pensar que no ha ocurrido nada?. ¡un grave error!
Muchas veces los golpes que no parecen ser nada pueden representar a la larga un serio problema, sobre todo si han sido en la cabeza.
Cualquier situación de gravedad va acompañada de una serie de signos relativamente fáciles de observar, los cuales deberemos conocer para poder actuar cuanto antes si apreciamos su presencia.
Nuestro cerebro actúa con rapidez contra todo aquel trastorno que pueda suponer un peligro para la vida de la persona. Una reacción que se producirá en dos tiempos:
- FASE DE DEFENSA: tras el golpe, el individuo presentará una hiperactividad excesiva y muchas veces sin explicación y totalmente ineficaz. Es lo que podíamos denominar un trastorno del comportamiento.
En ocasiones, al tratar de hablar, la persona dice palabras incoherentes, reacciona con cierta agresividad o bien realiza gestos inadecuados.
Apreciar estos síntomas no resulta siempre fácil, por lo que es muy importante que vigilemos la actividad de la persona.
- FASE DE ADORMECIMIENTO: el cerebro disminuye su actividad y esto trae asociadas una serie de comportamientos típicos: somnolencia, sensación de cansancio?
Tras la anterior fase podemos pensar que simplemente el enfermo se ha ¿calmado?, pero debemos tener mucha precaución porque podemos entrar en una fase realmente crítica. Empezará con claros signos de somnolencia que pasarán a la falta de respuesta ante cualquier estímulo; después se pasará a la inconsciencia y por último se puede entrar en un preocupante estado de coma
