Todas las claves del molinete de anclas

Material

El molinete de anclas es un elemento fundamental en la mayoría de esloras, siendo un accesorio indispensable a bordo para embarcaciones a partir de los ocho metros que precisan del uso de anclas y cadenas de gran peso y tamaño.

Esta parte tan importante del equipo de fondeo facilita mucho la maniobra, una tarea muy habitual que puede complicarse si hay mar o viento.

El molinete de anclas es el encargado de facilitar enormemente las maniobras de fondeo. Sin duda, el uso del ancla en la embarcación resulta imprescindible para poder navegar con seguridad. Por tanto estamos ante un elemento importante y obligatorio para embarcaciones a partir de una cierta eslora. Actualmente llevar un molinete de anclas en la proa es, más que un lujo una herramienta que nos facilitará enormemente la navegación.

De los primeros cabrestantes de gran volumen, que sin duda suponían un gran estorbo en la embarcación, hemos pasado a modelos mucho más pequeños y eficaces, con motores eléctricos que pueden ser instalados fácilmente en la proa.

A continuación repasaremos las partes fundamentales de un molinete, conoceremos varias de sus particularidades, como la potencia adecuada, el modelo que mejor le conviene, o qué tipo se adapta mejor. Además de los aspectos que debemos tener en cuenta a la hora de elegir uno y el uso y mantenimiento correcto que debemos darle a bordo para alargar su vida útil.

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¿MANUAL O ELÉCTRICO?

Los molinetes ya no son ayudas reservadas a los barcos de gran tamaño, sino que existen modelos que se adaptan a embarcaciones desde los 6 metros de eslora gracias a los avances eléctricos y electrónicos que han puesto en el mercado todo tipo de molinetes de anclas eléctricos que suponen un avance en comodidad y seguridad, al alcance da la mano y del bolsillo.

Es habitual que en los barcos sin motor intraborda suela preferirse un modelo manual. En este caso, dispondremos de una fuerza de leva de 200 kg, que de hecho ya es superior a la fuerza de un tripulante. Su principal punto débil es la lentitud de izado. Para hacerse una idea, en promedio, se cuenta una ida y vuelta de palanca cada dos segundos, lo que representa, en función del diámetro del barbotén, 5 mm de cadena remontada. Imaginemos 30 metros de cadena: esto representa 6 minutos. En la práctica, se utiliza el molinete manual para controlar el descenso de la cadena y para desenganchar el ancla y remontarla los primeros metros. Tras ello, el esfuerzo a realizar es menos importante y se puede considerar seguir con el izado a mano.

Respecto a los modelos motorizados, podemos hablar de molinetes eléctricos e hidráulicos ( para potencias superiores necesarias en barcos con más metros de eslora) y, esto, en múltiples presentaciones: con barbotén horizontal o vertical, con o sin un tambor (cabirón) para cabo. En los modelos verticales, cuando hay tambor de cabo, está encima del barbotén; en los horizontales, puede estar a un lado o a otro del mismo.

Cualquier molinete se compone de los siguientes elementos: barbotén, embrague y freno. A continuación los repasamos en profundidad.

EL BARBOTÉN

El barbotén es sin duda la pieza clave del molinete, es la polea donde encajan los eslabones de la cadena, enganchándola de forma eficaz para tirar de ella o largarla con medida. Inventado por Benoit Barbotin (de ahí su nombre) suele ser una pieza torneada en bronce o fundida en aluminio que se acopla con una chaveta que lo bloquea al eje del motor.

Al hacer girar el motor con los mandos, en un sentido o en otro, el barbotén girará en uno u otro sentido y cobrara o largará la cadena. Así de sencillo y práctico.

Hay que tener en cuenta que cada cadena tiene una medida concreta así como un diámetro de eslabón, que deberá ser calibrado para que encaje en el barbotén y garantizar que el trabajo del molinete es el correcto; por eso, en caso de que por cualquier motivo se decida cambiar el diámetro de la cadena, deberemos también modificar el barbotén del molinete para que pueda seguir mordiendo la cadena correctamente, sin soltarla.

Tenga en cuenta que:

  • Si el eslabón es más pequeño que el hueco del barbotén: la cadena se soltará y se escapará.

  • Si el eslabón es más grande que el hueco del barbotén, la cadena no entrará, lo que provocará que el molinete no pueda “tragar” la cadena, o lo que es lo mismo: que no sea capaz de subir el ancla.

Si se considera que llevamos un fondeo algo justo y una cadena algo fina para el barco que tenemos o para la navegación que solemos practicar quizás hay que pensar en instalar una cadena de mayor tamaño con un ancla algo mayor para lo que habrá que contar con cambiar el barbotén por el calibre superior necesario. En este sentido es mejor buscar antes el barbotén que deberá recibir la nueva cadena y comprobar que se adapta perfectamente al molinete, que comprar la cadena y el ancla mayores y luego tener algún problema para encontrar el barbotén adecuado.

Para que desarrolle su trabajo de forma adecuada, el barbotén se coloca verticalmente y desde un punto más alto que el de la línea de fondeo por la proa; si bien actualmente se han desarrollado motores más pequeños que se pueden instalar fuera sobre cubierta, sin ocupar espacio, con lo que el barbotén puede trabajar horizontalmente. En cualquier caso, debemos vigilar que la caída de la cadena sea clara y libre.

Por último, a la hora de realizar el mantenimiento del mismo deberá revisar cada cierto tiempo que sus alojamientos para la cadena están bien, sin roturas ni partes estropeadas que impidan a la cadena entrar y salir correctamente.

Además de vez en cuando es conveniente desmontarlo, sacarlo de su eje para eliminar el salitre y engrasarlo. También deberá comprobar comprobar que la chaveta que lo bloquea al eje está en buen estado y en su sitio sin que se produzcan holguras excesivas.

EL EMBRAGUE

El embrague es el mecanismo que permite que el motor enganche el barbotén y lo haga trabajar. Es un mecanismo muy sencillo del que únicamente deberemos vigilar el nivel de aceite para evitar que se “gripe”. Bastará con incluir un indicador de nivel que nos marcará si le falta o le sobra.

EL FRENO

Permite liberar o fijar la cadena. Se utiliza para fondear, largando la cadena de forma libre hasta que llegue al fondo sin tener que utilizar el molinete ni las baterías.

Para que el molinete trabaje correctamente resulta fundamental que el freno esté bien apretado, pero sin pasarse, para que no resulte complicado de aflojar cuando sea necesario.

Conviene limpiar y engrasar el sistema de freno con cierta periodicidad para que funcione correctamente. No estará de más desmontarlo cada cierto tiempo (una labor sencilla de realizar), para limpiar las piezas y evitar que el salitre acabe bloqueándolas.

De cualquier forma, el molinete suele contar con una pequeña pieza en uno de sus costados, con la que podemos bloquear el barbotén caso de que el freno falle. Conviene accionar esta pieza en cuanto el fondeo esté claro y retirarla al levar el ancla.

EL WINCHE

Los molinetes de anclas de cierto tamaño y algunos modelos modernos pueden llevar otro terminal opuesto al barbotén y enganchado en el mismo eje horizontal, con un winche que se adapta al cabo y sirve como punto de anclaje para líneas de fondeo de cabo que el barbotén no sería capaz de morder y cobrar.

Pueden servir para cobrar fondeos o amarras sin tener que dejarse las manos pero es importante que estén correctamente alineados con una doble roldana o guía cabos que mantenga el cabo en la correcta línea y altura de tiro. Es una ayuda útil, que también puede encontrarse en popa sólo como winche para cazar las amarras.

Normalmente fabricados en bronce o aluminio sólo necesitan agua dulce para limpiarlos y algún protector graso, vaselina o teflón a la hora de invernar.

En caso de fallo eléctrico o baterías muy bajas que no permitan mover el molinete, en el winche para el cabo suele haber un anillo con orificios para introducir una palanca que permite moverlo a mano y cobrar la cadena despacio pero de forma posible.

EL POZO DE CADENAS

El pozo de cadenas o de anclas, debe estar bien pensado y situado para trabajar coordinadamente con el molinete de anclas. Tendrá suficiente capacidad para toda la cadena que llevemos a bordo y si su fondo cuenta con planos inclinados facilitará que la cadena vaya cayendo y colocándose sin formar montañas que nos puedan complicar la maniobra.

Si tenemos un moderno y potente molinete de anclas cuya maniobra con la línea de fondeo no está bien resuelta puede ser peor que no llevar molinete.

¿QUÉ MODELO ELIJO?

En el mercado podemos encontrar muchos modelos distintos adaptados para cada tipo de embarcación y utilización prevista. Diseñados para diferentes diámetros de cadena y cabo, adaptables a la cubierta, buscando maximizar el rendimiento en el menor espacio posible.

De forma muy general podemos hablar de dos tipos de molinetes: el vertical y el horizontal. En un molinete vertical tanto el winche como la roldana están montados sobre la cubierta, mientras que el motor está por debajo de ella. Esta configuración es ideal para las embarcaciones con un limitado espacio en cubierta. En un molinete horizontal todo el conjunto se encuentra sobre la cubierta, aunque en ocasiones puede ser también montado en el pozo de anclas. Esta ultima ubicación tiene la gran ventaja de dejar esa zona de cubierta totalmente despejada.

El molinete debe estar acorde con la eslora y el desplazamiento de nuestra embarcación con un tamaño y potencia adecuados para soportar el desplazamiento del barco tirón tras tirón.

Por ello a la hora de elegir nuestro molinete deberemos tener en cuenta:

El desplazamiento del barco.

La carga aerodinámica.

La fuerza de arranque del motor eléctrico.

Estas tres variables marcarán las características del modelo que en concreto necesitamos; teniendo en cuenta que en mercado encontraremos muchos diferentes y que, además, cada vez son más compactos y con un diseño superior.

Por otro lado debemos tener en cuenta que, tal y como ya hemos comentado, tenemos molinetes verticales y horizontales. El primero es ideal para embarcaciones con poco espacio en cubierta.

A la hora de colocarlo, debe tener en cuenta que las amarras y sus pasos nunca deben molestar al molinete. Debe ir colocado en la proa donde suele haber más espacio y campo libre para largarlo y recogerlo sin dificultad.

Puede estar sobre la cubierta, dentro del pozo de anclas, o con el motor por debajo de cubierta para evitar trastos molestos sobre la cubierta y además bajar un poco el centro de gravedad.

El pozo de anclas o de cadenas, quedará por debajo con una entrada de la cadena clara y lo más retrasada y baja posible para ayudar al centrado de pesos lo que favorecerá la navegación.

Antes de plantearse la compra de un molinete, hay que comprobar algunos puntos. Los primeros son de tipo eléctrico. Un molinete es un gran consumidor y, en consecuencia, el alternador debe poder compensar, aunque sea solo parcialmente, el consumo. Debe ser como mínimo de 50 amperios.

También cuenta la capacidad de las baterías y su tecnología. No se recomienda una capacidad inferior a 75 Ah. En cuanto a la tecnología, debe ser la misma que la de una batería de arranque con capacidad para aceptar una descarga punta elevada. Este tipo de baterías se usan generalmente para el motor de arranque y para la hélice de proa.

En definitiva, se trata de escoger un modelo con la potencia adecuada, el consumo acorde a nuestra capacidad de carga y almacenamiento eléctrico e instalarlo en el sitio más cómodo y lógico teniendo en cuenta las limitaciones de espacio si es que el astillero no lo ha instalado ya.

CÓMO SE UTILIZA

Sin lugar a dudas, la mecanización de los molinetes ha simplificado enormemente su uso. Actualmente estos mecanismos cuentan con interruptores en la proa que permiten accionarlos en uno u otro sentido de giro, pudiendo incluso manejarlos a distancia…

Por supuesto, todos estos botones deberán estar convenientemente protegidos para evitar que puedan ser accionados involuntariamente.

Cuando utilicemos el molinete eléctrico, sobre todo a la hora de cobrarlo, el motor deberá estar en marcha con un mínimo de 1000 revoluciones. Esto es necesario para poder alimentar el consumo del motor del molinete, que sin duda precisa de mucha alimentación para poder desarrollar el gran esfuerzo que debe realizar. Si no lo hacemos así, consumiremos las baterías y corremos el serio riesgo de no poder arrancar la embarcación posteriormente.

Cuando el ancla se encuentra en su lugar y la cadena en el pozo, deberemos asegurar el ancla con el pasador que suele haber en su guía, en el basculante o con cualquier otro sistema. Aseguraremos el ancla mediante un cabo que irá desde la propia ancla o desde la cadena hasta un punto firme en cubierta.

Una vez fijada el ancla, podremos aflojar la tensión del molinete en la cadena y dejarla libre de tracciones.

La cadena deberá estar marcada para que podamos tener un control de cuánta estamos utilizando. Lo más habitual es realizar marcas con pintura cada 5 metros, aunque en el mercado ya tenemos marcadores electrónicos que nos indican en el cuadro de mandos cuánta cadena llevamos. Mientras cobramos el fondeo debemos ir comprobando que la cadena o cabo de línea entra correctamente en el poco de anclas, sin líos ni vueltas.

ASPECTOS A TENER EN CUENTA

Por último recogemos algunos aspectos a evitar para manipular el molinete con seguridad y alargar su vida útil.

  • Forzar el molinete si el ancla está enrocada.

  • Levar el ancla sin tener la proa orientada al fondeo.

  • Dejar conectado el molinete una vez fondeados, navegando o amarrados a puerto.

  • Dejar que el molinete arrastre el barco sin ayudar con el motor, sobre todo si hay viento y mar.

  • Que lo maneje alguien sin experiencia.

  • Manejar el fondeo y molinete sin guantes ni calzado seguro.

  • Utilizarlo sin el motor del barco en marcha.

  • Dejar la cadena en tensión sobre él cuando no se va a utilizar.

  • Que un pozo de anclas mal diseñado no admita la cadena fácilmente.

  • Que la cadena, al no entrar en el pozo, coja una vuelta sobre el barbotén, bloqueándolo.

  • Que el sol y el agua le castiguen todo el año, una funda transpirable alargará su vida útil.

  • Que su base de fijación coja holgura dejando entrar agua.

  • Utilizar el freno para fijar el fondeo.

  • Comprar o instalar una cadena que no esté calibrada.

Etiqueta: Anclas
Publicado en: Náutica, Material

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