En alguna ocasión se puede encontrar en una situación que, en principio, parece un poco irónica: en medio del mar, pero sin una gota de agua para beber: nuestros depósitos de agua dulce se han agotado.
No debemos perder la calma, simplemente trataremos de obtener agua apta para el consumo. Hay diversas “fuentes” de las que podemos surtirnos:
- Agua de lluvia: para su recolección podrá utilizar diferentes métodos, uno de ellos es el de poner un cubo cerca de la articulación de botadura de la vela. Si utiliza este método recuerde que antes de recoger el agua deberá dejar un tiempo para que la vela se limpie de la sal que tendrá acumulada. En caso de emergencia, otra forma de recolección es la de utilizar toallas o prendas de ropa que colocaremos en cubierta, y a las que después escurriremos sobre el cubo.
- Realización de un alambique: le proponemos un método manual que le servirá para convertir el agua del mar en agua perfectamente bebible, en casos en los que el tiempo no le ayude con la lluvia. La forma para realizar el alambique es la siguiente: en la cocina pondremos una olla llena de agua de mar, a la que taparemos con un embudo de metal (uno de plástico podría derretirse); cogeremos un tubo (de una mangera o tubería), al que haremos llegar hasta un cubo colocado en el suelo; a lo largo del tubo colocaremos ciertos paños o toallas sobre los que iremos echando agua fría a medida que el agua de la olla va hirviendo. Al hervir el agua, el vapor sube por el embudo y el tubo, donde se condensa al entrar en contacto con el metal que deberá estar frío; de esta forma el agua dulce va cayendo sobre el cubo.
Estos métodos son válidos cuando nos encontramos en una situación extrema, sin agua que beber; pero debemos ser previsores y tratar de que esto no ocurra. Para ello hay que tener especial cuidado a la hora de rellenar los depósitos, ya que muchas veces no lo hacemos de la forma oportuna y el agua acaba por contaminarse, con lo que nos vemos obligados a deshacernos de ella. Para que esto no ocurra, le proponemos que llene los depósitos con mangera (utilizando una de su propiedad a ser posible, en caso de que la tome prestada recuerde dejar correr el agua durante cierto tiempo). Drene la mangera después de cada uso, evitará el crecimiento de bacterias. Después del drenado, conviene secarla correctamente y taparla por los extremos.
Para purificar el agua podrá utilizar dos métodos:
- Lejía doméstica: de la que deberá usar dos gotas por litro, para agua clara y cuatro si el agua está turbia.
- Tintura de yodo al 2%: cinco gotas por litro si el agua está clara y 10 si el agua está turbia.
En cualquier caso es conveniente dejar pasar cierto tiempo antes de beber el agua (alrededor de media hora), así como pasar el agua de un recipiente a otro.
