Puesta a punto al inicio de temporada

Consejos

Con el reciente cambio de hora, los días son más largos y las temperaturas poco a poco son más agradables por lo que es a partir de ahora cuando más solemos salir a navegar. Si nuestra embarcación ha estado parada durante el invierno conviene dedicar un poco de tiempo a revisar en profundidad varios aspectos fundamentales de la embarcación.

Con dedicar simplemente un par de horas se puede hacer una revisión con bastante detalle que nos evitará problemas que pudieran dar al traste con nuestras próximas salidas debido a un futuro fallo por desgaste o falta de mantenimiento. Si sabemos “leer” las señales que nos ofrecen los materiales, conseguiremos actuar a tiempo con previsión y conocimiento. A continuación abordaremos todas las claves.

DOCUMENTACIÓN Y ELEMENTOS DE SEGURIDAD EN REGLA

Antes de ponernos manos a la obra, lo primero que debemos hacer es comprobar la documentación para saber si nos toca pasar la inspección (la ITB). Si el barco es menor de 6 metros de eslora no hay que pasarla; si es mayor, debe pasarla cada cinco años salvo que la eslora sea mayor a 15 metros o el casco sea de madera, en cuyo caso, debe pasar un reconocimiento intermedio en seco, al 2º o 3º año, tras la última inspección.

Posteriormente comprobaremos si toca revisar los extintores, lo cual estará indicado en la tarjeta unida al mismo, la caducidad de las señales pirotécnicas, y la bombona de la bocina de niebla.

Si el barco dispone de balsa salvavidas habrá que enviarla a revisar por una estación autorizada cada año, y si lleva radiobaliza, también debe revisarse anualmente, comprobando el dispositivo automático de liberación y la caducidad de su batería.

REVISIÓN DEL CASCO

Antes de echar el barco al agua o realizando una varada rápida si el barco pasó el invierno a flote, realizaremos una revisión exhaustiva del casco. Muchos clubes náuticos disponen de estas grúas e incluso ofrecen a los socios la realización de dos varadas rápidas de este tipo al año, para la revisión de sus embarcaciones.

En este tipo de varadas dispondremos de alrededor de dos horas. Esto supone un breve tiempo para poder revisar los fondos de nuestro barco, por lo que conviene tener bien claro lo que necesitamos revisar y el orden en que debe realizarse esta revisión, para lo cual le recomendamos que siga los siguientes pasos:

  • Limpiaremos la zona con un chorro de agua dulce a presión.

  • Revisaremos y limpiaremos las hélices.

  • Cambiaremos los ánodos, en caso de que éstos estén desgastados. (Los ánodos deben ser sustituidos antes de que su desgaste los haya reducido un 50 % de su tamaño original.). Si no los cambia, debemos meterles mano con una pequeña radial para quitarles esa capa blanca de sales de zinc que impiden su correcta oxidación y por tanto la buscada protección catódica.

  • Retiraremos el caracolillo de las diferentes tomas de agua del barco.

  • Revisaremos las rejillas de aspiración y pasacascos.

  • Repasaremos todo lo concerniente a la obra viva.

  • En caso de que dispongamos del tiempo necesario, podremos aprovechar para dar una capa de antifouling.

  • Por último no es mala costumbre revisar la cadena del ancla cada cierto tiempo, aprovechando la varada.

LA CUBIERTA

La cubierta suele ser la zona que más sufre durante los meses del invierno, pues es la que está más expuesta al frío, la lluvia, el sol, el aire…

Limpiaremos a conciencia con agua templada a presión mezclada con algún producto de limpieza adecuado a la superficie específica de nuestra embarcación.

En cuanto al producto de limpieza a utilizar, dependerá del tipo de superficie del que se trate. En el mercado encontraremos todo tipo de artículos en función de lo que tengamos que limpiar: teca, fibra, gelcoat…

Conviene tener presente las distancias de seguridad a la hora de utilizar máquinas de limpieza a presión para evitar dañar las partes más débiles. Tras la aplicación de agua a presión convendrá comprobar que no entra agua en la cabina y en otras partes similares.

El resto de las partes deberán ser limpiadas a conciencia o bien engrasadas, comprobando siempre que no existe signo alguno de oxidación.

En el caso de los Molinetes, actuaremos de forma similar, comenzando siempre por un buen manguerazo de agua dulce para después proceder a desmontarlos y limpiar su interior con gasoil, añadiendo en los muelles una gota de aceite.

Por último convendrá aclarar toda la superficie de cubierta con abundante agua dulce, poniendo especial atención en cada rincón.

Si su barco es un velero, no debemos dejar de inspeccionar la jarcia, aunque sea solo por encima, pues una inspección ocular será capaz de detectar al menos una parte de los posibles problemas que pudieran producirse durante la navegación estival.

Recuerde que los cables de acero en la inmensa mayoría de los casos “cascan” en sus terminales con los tensores o enganches al palo. Y antes de hacerlo suelen mostrar marcas de oxidación en el interior del terminal cuando no algún hilo de acero deshilachado, siendo esto signo inequívoco de la necesaria sustitución, aunque no suficiente, pues hay cables que presentando buen aspecto pueden llegar a fallar.

Por último no se olvide de un elemento fundamental en cualquier embarcación que hace las veces de una valla de seguridad, el pasamanos, que evita numerosos riesgos de hombre al agua. Por ello su revisión es uno de los temas más importantes comprobando que pueden soportar sin problemas el peso de un hombre de complexión fuerte.

REVISIÓN DE LA INSTALACIÓN ELÉCTRICA

Otro factor de gran importancia en la puesta a punto de la embarcación es la revisión de la instalación eléctrica que debe estar en óptimas condiciones. Una tarea que no siempre resulta sencilla, puesto que la humedad del aire marino se encargará de complicarla.

Hacer un correcto mantenimiento eléctrico es esencial para la seguridad, evitando problemas en el funcionamiento del barco, arranque del motor e incluso posibles incendios debido a conexiones defectuosas.

Cada año todo el complejo eléctrico debe ser revisado; no debemos fiarnos de ningún empalme, de ninguna conexión, ni de ningún terminal; principalmente si no se encuentran impermeabilizados. Cuando menos lo pensemos, cualquiera de ellos podrá convertirse en un grave problema.

PASOS A SEGUIR:

  • En primer lugar revisaremos los puntos que hayan podido dar algún fallo con anterioridad.

  • Posteriormente revisaremos la batería principal. Es conveniente sacarla del barco y llevarla a algún lugar cómodo donde podamos revisarla correctamente, inspeccionando la carga y descarga de la misma y saneando los contactos con vaselina.

  • Buscaremos cualquier síntoma de corrosión, que comenzará con un típico polvillo blanco y verdín; mirando en todas y cada una de las conexiones.

  • Inspeccionaremos la caja de fusibles. Es conveniente que ésta se encuentre en un lugar de fácil acceso, no sólo para su inspección, sino también para poder acceder a ella en plena travesía, en caso de que fallase alguna luz de navegación. Revisaremos los fusibles y las conexiones de los mismos, limpiando la corrosión, óxido o carbonilla en sus contactos.

  • Inspeccionamos el alternador, motor de arranque y todo el sistema de carga y cableado de baterías.

  • Comprobaremos que las luces de navegación y las exteriores son perfectamente estancas; para ello le echaremos un vistazo a los cajetines de plástico, verificando que no se ha producido ningún corte mismos.

  • Revisaremos los contactos de las bombillas (siempre y cuando se puedan desmontar sin causar daño a la junta o al cierre hermético). Al volver a montar los cajetines aplicaremos un poco de vaselina en todas las roscas y juntas. Muy importante: no tocaremos las bombillas halógenas con los dedos.

  • Mención especial merecen los enchufes de cubierta, puesto que suelen ser el principal motivo por el que se funden los fusibles. Revisaremos el correcto estado de todas las caperuzas protectoras de estos enchufes (que estén correctamente puestas y que cierren bien).

  • Hay que tener mucho cuidado con los contactos, puesto que pueden originar caídas de tensión y fugas eléctricas, que causen corrosión electrolítica en algunas partes del casco, de la hélice y de otras piezas fundamentales.

  • Por último comprobaremos el estado del molinete de ancla, bombas de achique y demás motores eléctricos limpiándolos y engrasando las partes que lo necesiten.

REVISIÓN DE LAS BATERÍAS

Si no son de tipo sellado, ha llegado el momento de revisar el nivel del electrolito y rellenar un poco con agua destilada si fuera necesario.

Para comprobar cómo están de bien o de mal, debemos tener un medidor de tensión y mirar cómo cae al enchufar luces y aparatos dentro del barco. Si no ha podido cargar las baterías en invierno, lo suyo es enchufar un cargador durante una noche para llevar la carga al máximo. Pero la cosa no acaba ahí. Debemos ahora medir la tensión o mirar el nivel de carga, si el barco lo lleva, y ponernos a consumir amperios durante un ratito. Si la tensión desciende de forma demasiado rápida, a pesar de comenzar con ellas a plena tensión (carga), estas estarán esperando ser jubiladas, pues la sulfatación las ha degradado de forma irreversible.

EL MOTOR

Por último el motor debe ser revisado aunque ya se hiciera en el momento del invernaje. Si hemos tenido la precaución de invernar el motor con un aceite especial, ahora sólo habrá que vaciar y reemplazar por el aceite habitual.

Pero si este no es su caso y dejó en el motor el aceite habitual, deberá vaciarlo por completo (el aceite estancado durante tiempo pierde sus cualidades lubricantes) y comprobar que no existen signos de oxidación.

También resulta recomendable cambiar el aceite del inversor, teniendo en cuenta que se trata de un aceite especial.

Después engrasaremos todas las partes exteriores del motor.

Deberemos cambiar el filtro del combustible y comprobar el estado de el del agua, que deberá estar perfectamente limpio.

La correa del alternador también deberá ser revisada comprobando que no existe ningún signo de deshilachado, en cuyo caso procederíamos a realizar un cambio inmediato.

Revisar la rueda de paleta o “Impeler”. En el interior de la bomba de refrigeración del motor trabaja una rueda de paletas de goma también llamada “impeler” que necesita al menos una inspección. Si las paletas tienen el menor signo de fatiga en la goma debemos cambiarla lo cual se hace con bastante facilidad.

Antes de proceder a arrancar el motor a modo de prueba, comprobaremos todos los niveles de agua y aceite, además revisaremos si existe corrosión en manguitos y abrazaderas.

La primera vez que se arranca suele ser normal que humee un poco, un humo que deberá desaparecer al poco tiempo; en caso de que transcurridos dos minutos el humo no desaparezca, deberemos apagar el motor, comprobando la toma del agua.

Por último en los motores de gasolina revise el sistema de ignición pues suele ser un lugar común en los problemas de arranque. Revise que los cables que salen de las bobinas hacia las bujías están limpios y bien apretados en ellas para asegurar un perfecto contacto. Si estuvieran sucios límpielos con un disolvente de pinturas pues la suciedad solo puede conducir a la derivación de la corriente que produce la chispa. Si presentaran mal aspecto, no lo dude… cámbielos y de paso las bujías.

Publicado en: Náutica, Consejos

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