Cruzar el Atlántico

Consejos

Cruzar el Atlántico suele ser uno de los cruceros más soñados por la mayoría de navegantes de nuestras latitudes. Hacerlo en un crucero de recreo significa navegar de forma continuada en mitad del mar durante cuatro o cinco semanas sin posibilidad de acceder a puerto alguno. Por ello hay que estar bien preparado para ello y navegar en un barco que pueda soportar cualquier situación imprevista.

Es fundamental por tanto contar con una buena preparación previa del viaje y asegurar en la medida de lo posible la mayor autonomía en todos los aspectos. A continuación le daremos las pautas más adecuadas que deben seguirse para la preparación de un crucero de este tipo.

LA SEGURIDAD, UN ASPECTO CLAVE

Un barco oceánico debe ofrecer excelente estabilidad transversal, una importante reserva de flotabilidad y navegar de forma cómoda y estable. Sin duda, para abordar una travesía de este tipo debemos tener plena confianza en la seguridad de nuestro barco. Antes de zarpar es muy recomendable dedicar unos días a revisar los elementos vitales de la embarcación. Con esta sencilla comprobación evitaremos un gran número de incidentes que surgen por el deterioro paulatino de un dispositivo al que no se presta la debida atención o por el desconocimiento de una información fácilmente contrastable.

Para ello debemos elaborar un buen check list o “lista de comprobación”, es una técnica que lleva empleándose décadas en aquellas actividades donde la seguridad de las personas se puede ver comprometida por el incorrecto estado de elementos en apariencia irrelevantes, como un tornillo mal apretado.

El esfuerzo que supone revisar a fondo nuestro barco hasta conocer sus más ínfimos detalles, y haber navegado lo suficiente con él para conocer su comportamiento y poder corregir los posibles defectos que encontremos se verá sin duda recompensado con la mejora en seguridad que experimentaremos gracias a ello.

¿CÚANDO Y CÓMO?

Estar en el sitio adecuado en el momento adecuado es algo esencial cuando nos hacemos a la mar, y para atravesar el Océano Atlántico esto es fundamental. Conocer los rumbos adecuados y la influencia de los vientos alisios es un requisito clave para disfrutar de una buena navegación.

Lo primero que debemos tener claro es que en el Atlántico Norte, hablando en términos generales y sin tener en cuenta los efectos del clima a nivel local, las corrientes y los vientos giran en el sentido de las agujas del reloj alrededor de un centro que podríamos localizar sobre las Azores, o más bien a unos cientos de millas al suroeste de estas islas portuguesas.

Debemos tener presente este ciclo de giro que arrastra a los vientos alisios, y elegir las fechas apropiadas para cada travesía que vayamos a efectuar.

En detalle, las corrientes son ligeramente más complicadas, pues además de juntarse la Corriente del Labrador con la Corriente del Golfo en una gran corriente que atraviesa el Atlántico en dirección Este.

Esta corriente principal se divide antes de su llegada al continente europeo en dos nuevas corrientes, una de ellas efectuando un giro subtropical que regresa hacia el oeste y otra que cambia hacia el Atlántico Norte a medida que esta se va enfriando y disminuyendo en intensidad.

Los vientos, aunque dependen de la situación atmosférica establecida en cada momento, tienden a seguir un patrón parecido al ya visto para las corrientes del Atlántico Norte, formando los alisios del norte en sentido Oeste -> Este, y los alisios del Sur que soplan en sentido contrario desde España hacia América.

En cualquier caso, para navegar por el Océano Atlántico debemos tener muy presente estos sentidos de giro y evitar trazar derrotas que se enfrenten a ellos, so pena de tardar mucho más además de añadir millas a nuestro recorrido y de tener que lidiar con mares a veces muy peligrosos.

La navegación por cada zona del Atlántico requiere escoger la temporada adecuada. Aunque no es una norma exacta, desde Norte América o Canadá hacia Europa, debemos escoger los meses de verano. Desde el norte de Europa hacia España debemos navegar también en verano. Para saltar desde Canarias o Madeira hacia el Caribe lo mejor es salir a mediados de Noviembre o Diciembre. Pero desde el Caribe debemos escoger los últimos meses de primavera para alcanzar la costa norte de los Estados Unidos.

Patrones del viento

LOS VIENTOS ALISIOS

Aunque los meses de Noviembre y Diciembre son los normalmente utilizados para la navegación desde aquí, lo cierto es que Enero, Febrero e incluso Marzo son perfectamente abordables, cuando los alisios están más establecidos y son más potentes, lo cual dar lugar a travesías más cortas.

Sin embargo debemos tener claro que cuanto más tarde crucemos, más potentes serán estos vientos, pero menos tiempo tendremos para disfrutar la temporada en el caribe, antes de tener que salir de la zona por precaución frente a posibles huracanes. Este riesgo irá aumentando hasta los meses finales del verano hasta incluso bien metidos en el otoño.

Normalmente la navegación con los alisios suele ser sencilla y sin complicaciones en comparación con otras travesías como la llegada a Canarias desde diferentes puntos de Europa que en ocasiones se puede complicar especialmente si hemos de cruzar el Golfo de Vizcaya. Aunque los alisios pueden ser buscados desde la latitud de Madeira, lo normal es hacer el cruce desde más abajo, a la altura de las Canarias o incluso acercarse más al ecuador hasta Cabo Verde, desde donde tendremos 1.900 Millas Náuticas y el tramo más corto a, por ejemplo, Barbados, frente a tener que hacer un salto de 2.700 Millas si salimos desde Canarias.

Partamos de donde partamos, se debe entrar en el cinturón de vientos que proceden del nordeste cuanto antes mejor. El límite superior de este cinturón varía entre los 25º en invierno a los 30º de latitud durante el verano. Por ello es interesante navegar haciendo Sur hasta reducir la latitud y quedar bien metidos en el cinturón de los alisios antes de cambiar decididamente el rumbo hacia el Oeste.

Incluso estando bien metidos en el cinturón, podemos encontrarnos variaciones y cambios imprevisibles en el viento, tanto en dirección como en intensidad, y no es raro tener que eternizarnos un par de días seguidos con calma chicha en mitad del Atlántico, a pesar de ser estos uno de los vientos más previsibles de todo el planeta.

En cuanto a la intensidad, los alisios casi siempre soplarán con un máximo de fuerza 6 (25 nudos) y una fuerza de media de unos 15 nudos en toda la travesía (fuerza 4).

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PREPARAR EL BARCO

Un tema muy importante, que necesitará de la colaboración de todos los tripulantes, es el de la puesta a punto de la embarcación. Esta tarea pasa por la revisión de cada uno de los elementos del barco, empezando por el aparejo y terminando por las velas o el motor, según sea el caso.

Efectivamente, lo más importante cuando planificamos un crucero es tener la completa seguridad de que todo en nuestro barco se encuentra en perfectas condiciones. Debemos ser conscientes de que podemos encontrarnos con el mal tiempo de súbito, situación que nuestra embarcación deberá afrontar sin ningún tipo de averías. Revisaremos en primer lugar el aparejo, que deberá estar compuesto por:

Una driza de mayor y un amantillo que pueda servirnos de driza mayor de respeto.

Una driza de foque o Génova o una driza de spí que pueda servir de driza de génova de respeto.

Un amantillo para el tangón.

Una retenida para el tangón.

Una retenida para la botavara.

Una escota de foque.

Una escota de mayor.

Además, debemos reforzar los elementos de la jarcia que más trabajen especialmente drizas y escotas. Es fundamental llevar repuestos para drizas y escotas ya que trabajarán mucho y no es posible pasar sin ellas.

Al preparar el barco deberemos asegurarnos de que nos sea totalmente posible reducir la superficie de las velas según lo requiera la fuerza del viento.

Tras el aparejo revisaremos las velas, una a una, comprobando todas sus costuras y puños. En caso de que deseemos limpiar las velas lo haremos con detergente líquido para fibras delicadas y agua templada.

Otro elemento fundamental que deberá ser analizado concienzudamente es el motor, pues en definitiva se utilizará bastante durante las jornadas sin viento, para recargar baterías, cuando navegamos de un fondeadero a otro, para atracar en un puerto, etc.

Hay que llevar a bordo los repuestos más típicos como correas y repuestos para la bomba de agua, y no estará de más hacer un pequeño cursillo sobre motores diésel. Y mejor aún si es sobre su propio motor.

Tenga presente que los repuestos están para ser utilizados y que por ejemplo la típica turbina de la bomba de agua está pensada para ser sustituida tras unas 600 horas de uso. El prensa estopas también debe ser revisado cada varios cientos de horas y las correas ajustadas a su tensión correcta. Por supuesto también deberá cambiarse el filtro y el aceite.

En caso de que el motor sea de gasolina limpiaremos el carburador y cambiaremos las bujías (su resistencia en el mar es mínima). Cargaremos las baterías completamente y de forma lenta, dejando al cargador funcionar un mínimo de 24 horas.

No podemos pasar por alto la bomba de agua de refrigeración.

Por supuesto, comprobaremos que disponemos de absolutamente todo el material de seguridad exigido para cada uno de los miembros de la tripulación.

Otro lugar en el que poner especial cuidado es en la mesa de navegación, donde todos los elementos deberán permanecer perfectamente colocados en su sitio: compás de puntas, cuaderno de bitácora, regla, transportador… todo debe estar a mano para cuando se necesite.

Pero si hay una zona en el barco que precisa de especial atención, ésta es la cocina. Aunque cada vez menos, aún en nuestros días muchas cocinas utilizan bombonas de butano, a pesar de que estamos acostumbrados a ellas en nuestra propia cocina, deberemos tener un especial cuidado para que no exista ningún tipo de escape, que podría causar una explosión de importantes consecuencias. Le recomendamos que intente encender y apagar la cocina el menor número de veces, una buena solución que nos evitará el uso de la cocina más veces de las necesarias es la de preparar bebidas calientes (café, té, leche) una única vez y guardarlas en termos.

Antes de zarpar es conveniente revisar que todos los anclajes del mobiliario del barco se encuentran en perfectas condiciones.

EL AGUA POTABLE

Ni que decir tiene que deberá tenerse en cuenta que el agua potable es el elemento más necesario cuando nos encontramos en alta mar, aunque estemos rodeados de agua, la sensación de no disponer de agua potable puede convertirse en el peor y más angustioso recuerdo del viaje. Para establecer el cálculo adecuado de la cantidad de litros de agua necesaria, consideraremos como término medio la cantidad de 4 litros diarios por persona, teniendo en cuenta el uso de agua para bebida, preparación de comida y limpieza de dientes.

Sin duda contar con una desaladora a bordo que nos suministre agua dulce a bordo es una excelente idea. Al final es uno de los aparatos más útiles y utilizados en el barco.

En el grifo de agua utilice directamente un filtro antibacterias de carbón activo que garantiza la potabilidad del agua. Se trata de un elemento más de seguridad que cuesta muy poco.

LA ENERGÍA A BORDO

Otro aspecto crítico que debemos controlar es el consumo y producción de energía a bordo. Lo cierto es que la mayor parte de los veleros de serie no vienen preparados para este tipo de navegaciones, sobre todo si navegamos 24 horas al día y queremos utilizar el piloto automático.

Las baterías normales son de 100 amperios por lo que deberíamos prever un montaje de 4 ó 5 baterías en paralelo. En caso contrario tendremos que apagar la nevera, llevar el timón en manual durante un buen número de horas al día o en su defecto llevar el motor del velero encendido de vez en cuando para recargar las baterías en cuanto éstas bajen de carga. El controlador de baterías es una herramienta muy cómoda para saber que está pasando con las baterías y poder conocer en todo momento el estado actual de almacenamiento de energía.

Un buen recurso para recargar las baterías es contar con un buen aerogenerador que a partir de los 20 nudos de viento puede ofrecer una importante cantidad de energía.

Si usted decide instalar paneles solares piense en como orientarlos sin restricciones para poderlos iluminar a pleno sol. Es mejor un panel solar más pequeño pero que pueda moverse ingeniosamente para recibir los rayos solares de lleno.

El grupo electrógeno es una solución muy cómoda pero ruidosa y cara ya que nos obligará a consumir gasolina. Un pequeño generador portátil, puede ser considerado como un elemento de seguridad más pero que debemos complementar con un buen generador eólico y otro de árbol de hélice.

Respecto al cargador de baterías tenga presente varios importantes aspectos. Los que vienen instalados de serie no dan la potencia suficiente para cargar un parque de baterías ampliado. Debe asegurarse que el cargador puede funcionar con tensión de alimentación a 220 voltios y también a 115 voltios, ya que en muchos países esta es la tensión que encontrará en los puertos deportivos.

ELECTRÓNICA NECESARIA

Contar con buenos elementos electrónicos aportará un plus de seguridad a la embarcación. Demos asegurarnos de instalar equipos fiables, pues son fundamentales para la seguridad a bordo.

A parte de la VHF tanto fija como la portátil, lo más importante es el teléfono por satélite que además ha bajado notablemente de precio. Con el satelitar podremos mediante un kit conectar también por Internet con todas las ventajas que ello supone. La radio BLU es un complemento interesante especialmente para comunicarse entre diferentes barcos.

Al precio que están en el mercado también debemos instalar un radar en el barco, aunque nos suponga un esfuerzo extra en nuestro presupuesto. Es un elemento más de seguridad, capaz de avisarnos de la proximidad de un mercante en ruta de colisión. Podremos crear una zona blindada para que el aparato nos avise en caso de detectarse algo dentro de ella. Nos ayudará a entender la situación general en navegación costera y por la noche.

Es casi obligado contar con un buen piloto automático, lo importante es que sea muy fiable, que no nos deje tirados ya que tener que estar colgados del timón durante días hasta llegar a un puerto es más que tedioso.

También debemos contar con una sonda, no hace falta una sonda gráfica ni sofisticados sistemas 3D. Bastará con una sonda digital de buena calidad que ofrezca una pantalla amplia con dígitos grandes y claros.

Por último contar con un ordenador a bordo puede ofrecernos multitud de ventajas. Nos permitirán duplicar algunos elementos del barco como son el chart-Plotter ofreciendo en algunas ocasiones ventajas sobre los equipos electrónicos tradicionales, nos permitirán descargar y disfrutar con la fotografía digital, entretenernos con música y películas de video etc…

Publicado en: Náutica, Consejos

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