Cómo remolcar una embarcación

Consejos

Tener que ser remolcados por otra embarcación, o bien que nosotros mismos tengamos que remolcar no es algo tan raro como podría parecer. una avería en el motor, una rotura en el timón, algún objeto que haya atascado la hélice, etc. Cualquiera de estas situaciones nos forzarán a ser remolcados, o remolcadores y para ello debemos considerar algunos factores importantes.

Lo primero que debemos saber es que la mayoría de embarcaciones no están diseñadas para ser barcos remolcadores, por ello a la hora de actuar debemos de ser muy cautos y tomar las precauciones necesarias. Remolcar puede convertirse en ocasiones en un procedimiento complicado que requiere equipo especial y personas acostumbradas a dar este servicio. Por ello a continuación repasaremos todas las claves a tener en cuenta.

EL MATERIAL DE REMOLQUE

Lo primero que debemos verificar es ver si contamos con el material adecuado para desempeñar esta tarea. Lo más habitual cuando nos enfrentamos a este tipo de situaciones es utilizar un cabo de fondeo para intentar el remolque y esto no es lo más adecuado.

Los cabos de remolque están formados por una combinación de fibras sintéticas que los hace del orden de un 10% elásticos y deben ser de gran resistencia a la rotura. Es mejor utilizar un cabo de amarre de sección importante y bastante largo para que pueda absorber los tirones sin romperse.

En un remolque profesional utilizaremos una luz estroboscópica para indicar a otros barcos que llevamos un remolque entre manos lo cual puede ser fundamental en aguas con mucho tráfico o con escasa o nula visibilidad y por supuesto por la noche.

VALORAR CORRECTAMENTE LA SITUACIÓN

Si nos viéramos comprometidos al intentar dar ayuda, nos quedaremos cerca de la embarcación con problemas hasta que aparezca la embarcación de salvamento marítimo o un barco de remolque profesional. Así nos aseguramos de dar cobertura a la embarcación con problemas que se tranquilizará con nuestra presencia y evitaremos posibles problemas a nuestra tripulación y a nuestra embarcación.

En el caso de que podamos proceder con la maniobra de remolque debemos de tener en cuenta que la tensión del cabo de remolque puede cambiar con mucha rapidez su tensión generando ondas de tensión en el mismo cabo que podrían hacernos mucho daño si nos llegara a golpear. En muchos casos lo suyo es tirar desde un punto central que pasara más o menos sobre el eje de crujía y en la zona de la popa, haciendo para ello un arco mediante un cabo amarrado a las dos cornamusas de popa.

También hay que tener en cuenta que amarrar un cabo a una de las cornamusas de popa para tirar de otro barco puede acabar en una rotura de la cornamusa, de la sujeción del barco remolcado, en un peligroso latigazo si el cabo se partiera.

Incluso podríamos llegar a hundir la embarcación remolcadora, al aumentar de forma muy seria el asiento hasta hacer que la popa embarque agua.

Otro factor que debemos de tener siempre vigilado es el cabo de arrastre, ya que en ningún momento, ser cogido por la hélice del barco remolcador. Con mala mar u oleaje el cabo puede perder la tensión durante unos segundos entre ola y ola quedando semihundido y con peligro de ser pillado por la hélice.

CÓMO LLEVAR A CABO EL REMOLQUE

Lo primero que debemos hacer es tener perfecta comunicación entre ambas embarcaciones, para ello la VHF del barco remolcado y remolcador deben estar siempre encendidas en un canal no reservado, para que podamos intercambiar cualquier comentario o petición entre ambos barcos. Además es muy recomendable que haya una persona en la popa del barco controlando la maniobra.

Los dos factores más importantes a la hora de remolcar un barco son la forma en la que los amarramos y la velocidad del barco remolcador, que debe ser más lenta cuanto peor sea el estado de la mar.

Normalmente, el cabo de remolque se pasa de remolcador a remolcado mediante un boyarín y, para realizar correctamente ese paso, se debe observar la dirección del viento, ya que ayudará a que el remolcado reciba mejor el cabo. El remolcador se situará a barlovento del remolcado.

El punto de tiro deberá estar lo más centrado posible. Si tiramos desde una de las cornamusas de la banda se generan pares de fuerzas que tienden a desestabilizar la ruta del barco que tira remolcando. El efecto es muy notable y podemos vernos dando bandazos que también afectan al barco remolcado viéndonos finalmente en una ruta en zigzag de lo más molesta

Se utilizará un cabo de remolque de unos 50 metros y un aparejo para poder poner el cabo lo mas centrado posible. En este sentido podemos montar una pata de gallo o buscar un punto de anclaje centrado en el eje del barco.

Debemos de tener en cuenta que al aumentar la longitud del cabo aumenta la capacidad de este para absorber los tirones que pueden llegar a ser muy violentos cuando las fuerzas del barco remolcado y remolcador son opuestas tras el paso de alguna ola irregular.

Debemos recordar que cuanto más alto sea el punto de tiro del barco remolcador, mayor será el par generador de cambio de asiento que tiende a hundir la popa del barco remolcador. Por esta razón intentaremos sujetar la pata de gallo lo más abajo posible o lo más avanzado que se pueda.

Muy lentamente se comienza a tensar, hasta ponerse en movimiento a muy poca velocidad. La velocidad del remolcador debe ser lenta y constante para evitar los tirones. Al disminuir la velocidad se reducen las fuerzas de tensión y así el riesgo de rotura del cabo de remolque. Si el cabo pierde tensión el objetivo es volver a tensarlo pero con la mínima brusquedad. Para ello si llevamos muy poca arrancada, avanzaremos lentamente hasta que el cabo se tense y sólo entonces iremos metiendo motor de forma progresiva. El ayudante de popa que vigila la maniobra debe avisarnos de forma instantánea si el cabo corriera peligro de ser cogido por la hélice. Con la pata de gallo este riesgo es pequeño pero sigue existiendo.

Cuando remolcamos un velero sin gobierno por haber roto o perdido el timón, este puede llevar el motor en marcha a velocidad mínima de forma que ayude a quitar tensión al cabo de remolque, pero siempre de tal manera que la velocidad conseguida por el velero sea menos de la mitad de la velocidad del barco remolcador.

EL REMOLQUE DE BARCOS VARADOS

Si el barco que recibe ayuda está varado y tratamos de socorrerlo tirando de él, podría ocurrir que en el arrastre contra el fondo arranquemos una toma de fondo o hagamos un agujero en el casco, pasando de tener un barco varado a un barco que se hunde. Por ello actúe con prudencia y siempre muy poco a poco. En caso de intentar arrastrar un barco varado, lo suyo es esperar la pleamar si la hubiera, y si es el Mediterráneo sin mareas, aligerar al máximo la carga del barco encallado, desembarcando a todo el mundo y vaciando los tanque y depósitos de agua. La disminución de peso enseguida se nota y hará que el barco gane flotabilidad.

En algunos casos de varadas complicadas, lo mejor es acercarnos al barco que necesita ayuda y asegurarnos de que todo el mundo está bien y sin lesiones y que llevan puestos sus chalecos salvavidas. Si necesitaran alguno más, déjele los suyos y pregunte si han llamado a salvamento marítimo y si se ha solicitado un servicio de remolque. Lo malo es que un servicio de remolque profesional cuesta mucho dinero.

Publicado en: Náutica, Consejos

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