La preparación física en el Golf

Entrenamiento

Si hay algo que achacan a este deporte aquellos que no lo conocen ni lo practican, es que se trata de una disciplina que implica “poco esfuerzo físico”. Sin embargo, esto sólo lo pueden afirmar quienes nunca han jugado al golf; cualquiera que haya realizado un recorrido completo o que simplemente haya comenzado a recibir clases, podrá hablar ampliamente de la importancia de disponer de una buena forma física para no quedarse en el empeño.

Muchos analistas afirman que el éxito de Tiger Woods se debió en un gran porcentaje a su excelente forma física. El Tigre es un atleta y eso le coloca de antemano en una posición privilegiada en cualquier torneo.

Es importante recordar que el golf, como todo deporte, demanda cierta condición física para poder llevar a cabo de mejor manera algunas posiciones. Y, por supuesto, mientras nuestros músculos tengan mejor condición, nuestro golpe podrá ser más contundente, preciso y efectivo… eso sin hablar de que es la mejor forma para evitar posibles lesiones o problemas musculares.

 

EL GOLF EN COMBINACIÓN CON OTROS DEPORTES

El golf tiene la ventaja de que puede ser practicado por cualquier persona, sea cual sea su edad o su estado físico.

Pero, como resulta evidente, de este estado físico dependerá el nivel de juego que cada uno consiga alcanzar.

En su preparación física, el golfista deberá darle la máxima importancia al desarrollo de dos cualidades: la capacidad de elasticidad y la movilidad articular. Para conseguir desarrollar estas dos cualidades, resulta fundamental combinar la práctica del golf con otra serie de deportes, que nos harán trabajar partes esenciales de nuestro cuerpo.

Si tenemos que señalar cuáles son los deportes complementarios más adecuados para combinar con el golf, sin duda nos decantaremos por la carrera a pie, la natación y el ciclismo. Se trata de tres modalidades deportivas muy elementales, que podrían ser incluidas en el entrenamiento de prácticamente cualquier deportista y que en el caso del jugador de golf le ayudarán a fortalecer los músculos y a conseguir el adecuado estado físico.

También podríamos marcar la natación, una disciplina que es de sobra conocida por sus efectos beneficiosos para la espalda. Nadar te ayudará a fortalecer los músculos de la espalda, con lo que ésta quedará protegida, algo que cualquier golfista necesita ya que se trata de la parte que más sufre en el golf, lo cual viene motivado por el forzado movimiento que le obligamos a realizar con cada swing.

A mayores, como deportes también útiles en nuestro entrenamiento, cabe citar el tenis e incluso el fútbol o el baloncesto; siempre actividades aeróbicas que nos ayuden a mejorar nuestra capacidad pulmonar.

 

ENTRENAMIENTO FÍSICO POR ZONAS

A ningún golfista se le escapa que cada parte del cuerpo cumple una función muy específica a la hora de realizar un swing. Cada jugador debe ser capaz de valorar de forma objetiva el estado concreto en el que se encuentra para cada zona y la importancia que cada una de ellas tiene en el d esarrollo del juego.

Y es que solo siendo plenamente conscientes del estado real de cada parte de nuestro cuerpo, podremos determinar cuáles de ellas precisan de mayor entrenamiento.

A continuación recogemos una serie de consejos para ejercitar cada zona. Como hemos señalado, cada uno de nosotros debe saber cuáles son las que requieren de más desarrollo por nuestra parte y hacer hincapié en aquellas que más lo necesiten.

Hombros: si disponemos de unos hombros correctamente entrenados y preparados para el golf, podremos realizar giros equilibrados, uno de los fundamentos del swing; pero también evitaremos las más que comunes lesiones que suelen producirse como consecuencia de movimientos forzados. Los hombros deberán contar con un nivel de flexibilidad adecuado que permita al jugador girarlos los 180º que exige el swing, sin que sufran y sin que supongan un freno para el golpe.

Existen una serie de ejercicios que te ayudarán a aumentar o mejorar la flexibilidad de tus hombros:

  • Flexionar los brazos por detrás de la espalda (en su línea media), con la mano derecha tiraremos del codo izquierdo; manteniendo la posición unos 30 segundos. Repetir con el otro brazo.
  • Mantener los brazos por detrás de las espalda e intentar juntar las palmas de ambas manos, tratando de que los dedos apunten hacia arriba.
  • Con los brazos hacia delante, entrelazaremos los antebrazos de tal manera que la mano derecha coja la izquierda. Repetir cambiando de brazo.

Brazos y Manos: son una de partes fundamentales para el desarrollo de un buen juego; por ello resulta prioritario que estén perfectamente fortalecidas para evitar las más que corrientes lesiones. Existen una serie de ejercicios de muy simple realización que le ayudarán en este fin; se trata de trabajar con un palo lastrado o bien con dos palos unidos, realizando los siguientes movimientos:

  • Practica el swing con una mano y con las dos.
  • Sujeta los palos con los brazos por detrás del cuerpo y gira hacia los lados, doblando ligeramente las piernas. Mantén la cabeza y la espalda rígidas.
  • Separa las piernas 30 cm. y, con los palos en paralelo al suelo al nivel del pecho, escribe tu nombre y apellidos en el aire en letras mayúsculas con la cabeza del palo.

Codos: son una de las partes de nuestro cuerpo que más sufre durante el desarrollo del juego y principalmente el izquierdo, en jugadores diestros, y el derecho en jugadores zurdos. Debemos tener en cuenta que durante el desarrollo del movimiento para la realización del golpe, existen diferentes momentos en los que los codos deben soportar una fuerte presión, fundamentalmente durante el backswing y en el momento del impacto. El mero hecho de jugar largos partidos o los defectos en la técnica utilizada pueden provocarnos lesiones que sin duda vendrán acompañadas de un fuerte dolor. Por ello deben prestar especial atención a sus codos quienes se inicien en el golf, ya que, normalmente y aunque sin querer, quienes están aprendiendo fuerzan la postura en el momento de la pegada, ejerciendo una mayor presión sobre estas zonas.

Ante esto, la mejor recomendación que puede realizarse es que trates de practicar al máximo tu swing, pero sin llegar a forzarlo en ningún momento, practica marcándote tu propio ritmo, sin tratar de realizar giros o posturas exageradas.

Muy importante: si notas dolor en alguno de los codos no los fuerces, es preferible que le des reposo durante un tiempo, ya que de otra forma podría causarse una lesión mucho más grave y que, por tanto, tardaría más tiempo en curar.

En caso de que, a pesar del reposo, el dolor siga existiendo, te recomendamos que una visita al médico. Las lesiones más comunes en estas zonas son la epitrocleitis, también denominada “codo de golfista”, y la epitrocleitis o “codo de tenista”.

Espalda: si hay algo que de lo que sufren los jugadores profesionales, es de dolor de espalda. Los pronunciados giros y la búsqueda de potencia en cada movimiento conllevan en numerosas ocasiones la aparición de lesiones que siempre resultan difíciles de solucionar por completo. Para ello ya hemos comentado que lo mejor es practicar la natación, lo que puede ser complementado con sesiones de pesas, que siempre deberán ser supervisadas por expertos que sepan aconsejarte.

Piernas: es una parte del cuerpo fundamental en muchos deportes y el golf no es una excepción, sobre todo teniendo en cuenta la gran cantidad de kilómetros que se deben andar en el campo, pero también como elemento coordinador durante el swing. Disponer de unas piernas fuertes supone contar con un punto de apoyo firme para nuestro swing, algo que sin duda nos será de gran ayuda si pretendemos realizar golpes fuertes. En relación con esto, los deportes mencionados anteriormente como la carrera a pie o el ciclismo nos aportarán el entrenamiento necesario para fortalecer nuestras extremidades inferiores.

Pies: aunque en principio no pueda parecer así, los pies son una de las partes más delicadas en un golfista. De hecho una de las lesiones más frecuentes en golf es el esguince de tobillos, muchas veces motivada por las caminatas sobre un suelo irregular. La mejor manera de calentar los pies es balanceándose sobre talones y puntas de forma consecutiva. Por supuesto, el buen calentamiento y todos los cuidados del mundo nada tendrán que hacer si después no elegimos un calzado adecuado para la actividad.

Publicado en: Golf, Entrenamiento

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