La preparación física en el golf

Entrenamiento

Estamos seguros de que has intentado practicar en casa, que no has dejado totalmente de lado el golf… los entrenamientos indoor pueden ser magníficos para mejorar determinadas partes de nuestro juego (eso sin contar cuánto ayudan a entretenernos en los largos días de confinamiento); pero nunca podrán sustituir a un recorrido en nuestro campo de golf. Y es que nada puede igualar la sensación de salir al campo, dar un buen golpe de salida, ver volar la bola, caminar hasta ella…

Cada día estamos más cerca de poder volver a practicar nuestro deporte “con normalidad”.

Y para cuando sea así, seguro que querremos disfrutar al máximo de cada momento; incluso más que antes de que este virus nos paralizase, porque ahora somos más conscientes de lo que podemos perder.

Para poder disfrutar al máximo es importante que nos encontremos en la forma física adecuada; eso no sólo nos asegurará un juego más seguro y consistente, sino que también nos protegerá de las temidas lesiones.

EL GOLF VERSUS OTROS DEPORTES

A diferencia de otros deportes, para practicar golf no resulta imprescindible estar en una forma física envidiable… Efectivamente el golf puede ser practicado por cualquier persona, sea cual sea su edad o estado físico.

Aunque esto es cierto, también es verdad que el estado físico de la persona influirá directamente en el nivel de juego que cada uno sea capaz de alcanzar.
En su preparación física, el golfista debe otorgar la máxima importancia al desarrollo de dos cualidades: la elasticidad y la movilidad articular.

Y para conseguir desarrollar estas dos cualidades, resulta fundamental combinar la práctica del golf con otra serie de deportes, que nos harán trabajar partes esenciales de nuestro cuerpo. Estos deportes complementarios o “de base” son: la carrera a pie, la natación y el ciclismo; se trata de tres modalidades deportivas muy elementales, que podrían ser incluidas en el entrenamiento de prácticamente cualquier deportista y que en el caso del jugador de golf le ayudarán a fortalecer los músculos y a conseguir el suficiente “fondo físico”.

Cabe destacar sobre estos tres deportes la natación, una disciplina que es de sobra conocida por sus efectos beneficiosos para la espalda. Nadar ayuda a fortalecer los músculos de la espalda, algo fundamental para protegerla, un objetivo absolutamente imprescindible para cualquier golfista, ya que la espalda es sin duda la parte que más sufre en el golf, lo cual viene motivado por el forzado movimiento que le obligamos a realizar con cada swing.

Como deportes también útiles en nuestro entrenamiento, cabe citar el tenis e incluso el fútbol o el baloncesto, deportes básicamente aeróbicos.

EL ENTRENAMIENTO DE CADA ZONA DE NUESTRO CUERPO

A ningún golfista se le escapa que cada parte del cuerpo cumple una función muy específica a la hora de realizar un swing.

Debemos ser capaces de valorar la importancia de cada una de ellas en el desarrollo de nuestro juego, así como su estado. Una vez seamos conscientes del estado de cada parte de nuestro cuerpo, podremos determinar cuáles de ellas precisan de mayor entrenamiento.

A continuación recogemos una serie de consejos para ejercitar cada zona.

Deberás poner más hincapié en aquellas partes que más lo necesiten en tu caso concreto:

 

HOMBROS

Si disponemos de unos hombros correctamente entrenados y preparados para el golf, podremos realizar giros equilibrados, uno de los fundamentos del swing; pero también evitaremos las más que comunes lesiones que suelen producirse como consecuencia de movimientos forzados.
Los hombros deberán contar con un nivel de flexibilidad adecuado que permita al jugador girarlos los 180º que exige el swing, sin que sufran y sin que supongan un freno para el golpe.

Existen una serie de ejercicios que te ayudarán a aumentar o mejorar la flexibilidad de tus hombros:

• Flexionar los brazos por detrás de la espalda (en su línea media), con la mano derecha tiraremos del codo izquierdo; manteniendo la posición unos 30 segundos. Repetir con el otro brazo.
• Mantener los brazos por detrás de la espalda e intentar juntar las palmas de ambas manos, tratando de que los dedos apunten hacia arriba.
• Con los brazos hacia delante, entrelazaremos los antebrazos de tal manera que la mano derecha coja la izquierda. Repetir cambiando de brazo.
• Manteniendo la espalda perfectamente recta, levantar ambos brazos, cruzando una muñeca sobre la otra hasta llegar a unir las palmas de las manos.
• Elevar el brazo derecho por encima del hombro contrario, empujando hacia atrás por el codo con el otro brazo. Repetir con el izquierdo.
• Sentarse en el suelo con los pies apoyados y las piernas separadas. En esta posición, deslizar los brazos hacia atrás apoyando las manos en el suelo; trataremos de deslizar los brazos lo máximo posible hacia detrás de nuestro cuerpo, sin sentir dolor.
• Con el palo de golf; cogerlo con ambas manos y alzar los brazos por detrás de la cabeza, manteniéndolos estirados y simétricos.

 

BRAZOS Y MANOS

Brazos y manos son una de partes fundamentales para el desarrollo de un buen juego; por ello resulta prioritario que estén perfectamente fortalecidas para evitar las más que corrientes lesiones.
Existen una serie de ejercicios de muy simple realización que te ayudarán en este fin; se trata de trabajar con un palo lastrado o bien con dos palos unidos, realizando los siguientes movimientos:
• Practica el swing con una mano y con las dos.
• Sujeta los palos con los brazos por detrás del cuerpo y gira hacia los lados, doblando ligeramente las piernas. Mantén la cabeza y la espalda rígidas.
• Separa las piernas 30 cm. y, con los palos en paralelo al suelo al nivel del pecho, escribe tu nombre y apellidos (en el aire) en letras mayúsculas con la cabeza del palo.

 

Pero dentro de todo el grupo que hemos englobado en “brazos y manos”, merecen especial atención los CODOS. Éstos son una de las partes de nuestro cuerpo que más sufre durante el desarrollo del juego y principalmente el izquierdo (en jugadores diestros, y el derecho en jugadores zurdos).

Debemos tener en cuenta que durante el desarrollo del movimiento para la realización del golpe, existen diferentes momentos en los que los codos deben soportar una fuerte presión, fundamentalmente durante el backswing y en el momento del impacto. El mero hecho de jugar largos partidos o los defectos en la técnica utilizada pueden provocarnos lesiones que sin duda vendrán acompañadas de un fuerte dolor.

Por ello deben prestar especial atención a sus codos quienes se inicien en el golf, ya que, normalmente y aunque sin querer, quienes están aprendiendo fuerzan la postura en el momento de la pegada, ejerciendo una mayor presión sobre estas zonas.

Ante esto, la mejor recomendación que puede realizarse es que trates de practicar al máximo tu swing, pero sin llegar a forzarlo en ningún momento, practica marcándote tu propio ritmo, sin tratar de realizar giros o posturas exageradas.

Muy importante: si notas dolor en alguno de los codos no los fuerces, es preferible que les des reposo durante un tiempo, ya que de otra forma podrías causarte una lesión mucho más grave y que, por tanto, tardaría más tiempo en curar. En caso de que, a pesar del reposo, el dolor siga existiendo, te recomendamos que te lo hagas ver por un médico.

Las lesiones más comunes en estas zonas son la epitrocleitis, también denominada “codo de golfista”, y la epitrocleitis o “codo de tenista”.

 

LA ESPALDA

Si hay algo que de lo que sufran los jugadores profesionales, es de dolor de espalda.

Los pronunciados giros y la búsqueda de potencia en cada movimiento conllevan en numerosas ocasiones la aparición de lesiones que siempre resultan difíciles de solucionar por completo. En el caso de los profesionales, el motivo más importante que provoca la lesión de espalda es el intentar imprimir la mayor fuerza posible a cada golpe; pero en el caso de los amateur la mayoría de las veces los problemas nacen en algo tan sencillo como es la falta de un calentamiento correcto antes de proceder a jugar.

Dar un cesto de bolas con los hierros cortos antes de empezar es una costumbre que todo jugador debería adoptar; no sólo te servirá como calentamiento sino que además te ayudará a tomar contacto con el equipo y el campo.
Nunca debes llegar al campo, coger el driver y dar el primer golpe.

Por supuesto, trataremos de mantener la espalda con una correcta musculatura. Para ello ya hemos comentado que lo mejor es practicar la natación, lo que puede ser complementado con sesiones de pesas, que siempre deberán ser supervisadas por expertos que sepan aconsejarte.

Por otro lado y a pesar de que el desarrollo de abdominales parece quedar alejado del deporte del golf y basarse más en razones de tipo estético, hemos de ser conscientes de la necesidad de conseguir y mantener un tono muscular adecuado en el estómago. Eso nos va a permitir pegar mejor a la bola, al tiempo que nos ayudará a prevenir posibles lesiones de espalda. Además, debes tener en cuenta que un estómago caído supone una enorme vulnerabilidad del centro de gravedad, lo que influye directamente en la pérdida del equilibrio que a su vez nos puede llevar a un deficiente control de la pegada. Realizar sesiones diarias de abdominales no sólo es recomendable sino totalmente necesario.

 

LAS PIERNAS

Las piernas son una parte fundamental del cuerpo en muchos deportes y el golf no es una excepción, sobre todo teniendo en cuenta la gran cantidad de kilómetros que se deben andar en el campo, pero también como elemento coordinador durante el swing.

Disponer de unas piernas fuertes supone contar con un punto de apoyo firme para nuestro swing, algo que sin duda nos será de gran ayuda si pretendemos realizar golpes fuertes.

En relación con esto, los deportes mencionados anteriormente como la carrera a pie o el ciclismo nos aportarán el entrenamiento necesario para fortalecer nuestras extremidades inferiores.

Debes tener en cuenta que si sufres o has sufrido de algún problema en las rodillas, siempre será preferible que practiques la bicicleta antes que la carrera a pie, ya que nuestras articulaciones sufren notablemente más con ésta segunda.

Por supuesto, ni que decir tiene que siempre es recomendable dejar de lado los cada vez más utilizados cochecitos y tratar de caminar todo lo posible sobre el campo. Las ventajas que conseguirás con esto son múltiples: quemarás calorías, fortalecerás los músculos del corazón, reducirás el riesgo de enfermedades coronarias, fortalecerás sus huesos…

 

LOS PIES

Todos recordamos la grave lesión sufrida hace unos años por José María Olazábal en sus pies, una lesión que le dejó un total de 18 meses sin poder caminar; sólo una persona con el coraje y tesón de Olazábal consigue reponerse a algo así y continuar compitiendo.

Y es que, aunque en principio pueda no parecer así, los pies son una de las partes más delicadas en un golfista. De hecho una de las lesiones más frecuentes en golf es el esguince de tobillos, muchas veces motivada por las caminatas sobre un suelo irregular.

De nuevo tenemos que hablar de la enorme importancia de calentar la zona antes de proceder a desarrollar el ejercicio. La mejor manera de calentar los pies es balanceándose sobre talones y puntas de forma consecutiva.
Por supuesto, el buen calentamiento y todos los cuidados del mundo nada tendrán que hacer si después no elegimos un calzado adecuado para la actividad.

En este artículo hemos tratado de recoger las partes más importantes del entrenamiento en el golf. Por supuesto, cualquiera que pretenda alcanzar un nivel profesional, deberá dedicar horas a este tipo de entrenamiento; pero a nivel amateur es igualmente importante para evitar cualquier tipo de lesión.
Una buena forma física nos ayudará, sin duda, a mejorar nuestros resultados.

Publicado en: Golf, Entrenamiento

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