Si en el golf todo comienza por el swing, en el swing todo empieza por el grip.
Como el propio Ben Hogan señaló en su día: “un buen golf comienza con un buen grip”.
Como suele decirse, mal acaba lo que mal empieza, por lo tanto realizar una revisión pormenorizada de la empuñadura resulta de vital importancia a la hora de analizar el swing.
Para poder mover el palo con control y velocidad necesitará sujetarlo de manera segura, asegurándose de que la cara del palo está correctamente encarada en el momento del impacto.
Según Hogan (considerado por muchos como el jugador con un swing más puro de la historia), la clave para golpear de manera consistente se encuentra en la posibilidad de que las manos trabajen al unísono con el palo, dotando a esta parte del cuerpo de una importancia y prioridad que muchas veces, de forma desafortunada, pasamos por alto.
Para Hogan, la palma de la mano izquierda debe ser la que sujete el palo: “El palo debe acostarse sobre la mano izquierda, de tal manera que quede en diagonal desde la almohadilla de la base de la palma hacia la almohadilla de la base del índice”.
Pero no sólo eso, para un correcto agarre que nos permita mantener el control necesario (del que sin duda depende la mayor parte de la potencia que podamos conseguir con el golpe), deben tenerse en cuenta diferentes puntos de presión en el grip. En la mano izquierda estos puntos de presión se encuentran en las siguientes zonas:
- Parte superior: en los tres últimos dedos.
- Parte inferior: en la almohadilla de la palma de la mano (por debajo del pulgar).
Estos puntos de presión deben ayudarnos a que el palo no quede suelto durante el swing, consiguiendo un impacto sólido.
Por su parte, la mano derecha cumplirá también una función particular: “Con respecto a la mano derecha, el palo deberá colocarse sobre los dedos, más concretamente entre las articulaciones inferiores y la palma de la mano”.
La mano derecha debe por tanto asegurar el grip, ocupando una posición secundaria en todo el golpe.
Errores comunes
Existen errores muy comunes que tienen su origen en un mal grip.
Conózcalos para saber si está cayendo en alguno de ellos.
- Grip débil: impedirá un correcto movimiento de las manos, que no podrán “liberarse” correctamente durante el swing. El resultado: un golpe débil y oblicuo que suele lanzar la bola alta hacia la derecha y con poca distancia.
- Grip excesivamente fuerte: tampoco permitirá un movimiento fluido de las manos.La presión adecuada sería muy similar a la que se ejerce cuando cogemos un lápiz o agarramos el volante del coche.
- Manos enfrentadas: impide un correcto giro de las muñecas, lo que impedirá un correcto backswing, que será débil y corto.
El grip perfecto
Partiendo de la premisa de que no existe un grip perfecto y que cada uno debe desarrollar su propio estilo, intentando generar un movimiento natural, conviene tener una serie de pautas que nos ayuden a obtener los mejores resultados.
En principio, los pasos para conseguir el grip perfecto son: