Snowboard de montaña

Técnica de esquí

Hay quien afirma que el Snowboard es tan divertido que debería estar prohibido; bueno pues si eso es así ¿qué deberíamos hacer con el snow de montaña?

El Snowboard de montaña lleva a una técnica tan radical de por sí como es el Snow a un estado extremo.

Se trata de practicarlo fuera de cualquier tipo de límite que pueda venir impuesto por las pistas de esquí. Dicho de otra forma: surfear sin límites ni horarios .

De hecho se puede decir que este fue el verdadero comienzo del snowboard ya que mucho antes de practicarse en pistas, de que éstas estuvieran preparadas para esta actividad, los primeros snowboarders ya se movían sin ton ni son por la montaña.

En este deporte no existe nada impuesto, tanto se puede realizar una corta caminata de apenas un día como auténticas excursiones de varios días de duración: el límite lo pone cada uno.

Técnica

El Snowboard de montaña aúna multitud de técnicas en un solo deporte.
Por un lado suele requerir del empleo de técnicas de escalada alpina, que serán necesarias para la ascensión en montaña.

Por otro lado es imprescindible el conocimiento perfecto de todas las técnicas a emplear en el Snowboard, una modalidad ya de por sí peligrosa pero que en este caso multiplica su riesgo al tratarse de zonas poco transitadas y consecuentemente poco conocidas por el hombre. Se desconocen de antemano los obstáculos con los que nos encontraremos ya que no es una actividad programada como hasta cierto punto puede ser el snow en pista y por ello es imprescindible que sepamos reaccionar ante cualquiera de estos obstáculos.

Como es fácilmente deducible, a una buena técnica se hace imprescindible sumar una magnífica preparación física, tanto para soportar el enorme desgaste físico que conlleva la ascensión como para mantenerse en pie a lo largo de toda la bajada.

Equipo

Las TABLAS para la práctica de Snowboard de Montaña son enormemente similares a las que se utilizan en el caso del Free Riding, con la características técnicas que las capacitan para moverse perfectamente sobre cualquier tipo de nieve. A la hora de seleccionar una tabla, se deben tener en cuenta las siguientes especificaciones:

  • Tablas largas (170 a 200 cm): funcionan mejor sobre nieves profundas y relieves amplios y abiertos. En la nieve polvo proporciona una mayor flotación al tiempo que aumenta la velocidad y facilita la toma de tierra. Ahora bien, resulta menos maniobrable.
  • Tablas medias (130-170 cm): buena combinación de maniobrabilidad en situaciones de poco espacio y flotación sobre nieves profundas.
  • Tablas cortas (145-160 cm): óptimas para terrenos de poco espacio y de dificultad para realizar maniobras. Son más ligeras, lo cual debe tenerse en cuenta principalmente si tenemos pensado realizar una larga ascensión.

Además de estos tipos de tablas existen las denominadas Colas de Golondrina , se trata de tablas de gran longitud (entre 170 y 300 centímetros). Están diseñadas en exclusiva para la nieve en polvo profunda ya que su citado tamaño y su diseño hace que planee perfectamente sobre este tipo de nieve.

Estas tablas cuentan con un gran corte en la cola (al que deben su nombre), gracias al cual se disminuye la superficie de rozamiento y se elimina el efecto rebote, lo que confiere una mayor facilidad de maniobra y estabiliza los giros a grandes velocidades.

Para seleccionar una tabla cada uno deberá tener en cuenta su estatura y su peso, junto con las características del terreno que mayormente se vaya a frecuentar: si el peso o estatura es superior a la media o bien si la actividad se va a desarrollar sobre nieve profunda, la mejor elección es una tabla de tamaño superior a la media. En caso contrario es preferible decantarse por una tabla menor a la media y si su estatura y tipo de snow es normal lo más adecuado será decantarse por una tabla media.

En cuanto a las BOTAS y FIJACIONES, en el snow de montaña tenemos que tener en cuenta que las botas deberán ser compatibles no sólo con las fijaciones de nuestra tabla, sino también con las de los esquís y de las raquetas o crampones. A la hora de seleccionar unas botas adecuadas deberemos decantarnos entre botas duras o blandas, para ello es recomendable tener en cuenta los siguientes puntos:

  • Botas Blandas: cómodas y cálidas. Con ellas se puede caminar bien con las raquetas puestas. Forman un buen conjunto con las fijaciones de carcasas. No son adecuadas para ascensiones técnicas.

Botas Duras: suelen combinarse con las fijaciones de placa, juntas proporcionan un buen control de los cantos, por lo que suelen seleccionarse para ascensiones y descensos técnicos en los que el canteo juega un papel principal. Además de estos elementos, que podemos denominar básicos , existen otros que nos serán de gran utilidad en las ascensiones, como son:

  • Bastones: proporcionan la estabilidad necesaria durante la ascensión. Los más adecuados son los telescópicos ya que pueden guardarse perfectamente en la mochila y no resultarán una molestia a la hora de descender.
  • Raquetas: facilitan las largas caminatas por la nieve, haciendo más cómodo el andar entre árboles o la remontada directa de una pendiente. La mayor parte de las fijaciones de las raquetas son compatibles con las botas de snowboard.
  • Esquís cortos, también denominados de aproximación, muy utilizados para las subidas. Permiten caminar sobre una huella dejada por un anterior esquiador, facilitando enormemente la caminata.
  • Crampones y piolets: utilizados cuando el terreno por el que vamos a movernos es técnico (nieve dura o hielo). Los crampones son muy semejantes a unas plantillas metálicas provistas de puntas que una vez sujetas a la suela de las botas muerden sobre la nieve permitiendo caminar sobre ella con la mayor seguridad.
    Junto con los crampones suele utilizarse el piolet, herramienta que nos va a ser de utilidad para detener caídas en terrenos de fuerte inclinación o nieve dura.

Todo este material deberá estar complementado por una serie de elementos que deberemos seleccionar en función de la salida que tengamos proyectado realizar: alimentos, teléfono móvil, saco de dormir y colchoneta (si tenemos pensado pernoctar)…cada uno deberá valorar lo arriesgado de la salida, el esfuerzo a realizar y el material necesario en cada caso.

La ruta a seguir

Antes de realizar una salida en la que vayamos a realizar snowboard de montaña debemos tener todos los cabos perfectamente atados. Previamente a la partida deberemos investigar todos los detalles de la ruta seleccionada: pendientes, obstáculos, climatología del lugar, parte meteorológico… todo.
Conviene, como es natural, planificar una salida cuyo descenso sea favorable para el snowboard, evitando en todo lo posible las zonas llanas y los tramos con constantes subidas y bajadas.

Un dato importante: durante el invierno los mejores descensos suelen ser los que discurren sobre palas orientadas al norte, en primavera si se pretende descender por pendientes orientadas al este o al sur será mejor hacerlo a primera hora de la mañana ya que más tarde la nieve se ablanda notablemente.

Y mucho mejor si se dispone de un mapa del lugar, observando la escala a la que está el mapa en cuestión podremos llegar a calcular el tiempo a emplear en recorrer una distancia determinada. Será importante portar el mapa durante toda la excursión y consultarlo a menudo con el fin de cerciorarnos de que nos encontramos por el buen camino (para evitar que se moje y estropee, es mejor llevarlo en una bolsa hermética).

Conviene siempre cerciorarse de que contamos con el tiempo suficiente para culminar toda la excursión, para lo cual a la hora de planificar deberemos calcular un par de horas extras, para cualquier imprevisto que pudiera suceder.
Por otro lado si la salida se va a hacer en grupo, convendrá saber el nivel técnico de todos los miembros del mismo, teniendo en cuenta que una persona con un nivel técnico inferior al resto puede poner en peligro a todo el equipo.

El ascenso

Antes de comenzar a tratar sobre el tema de la ascensión y el descenso, no queremos dejar de repetir la máxima importancia de tener todos los cabos perfectamente atados antes de decidirnos a salir a la montaña. Debemos comprobar hasta en el último detalle que la ruta que vamos a seguir está en perfectas condiciones, que todos los accesos están abiertos, que las condiciones meteorológicas van a ser las más adecuadas y, punto fundamental, conocer el nivel técnico de todas las personas que forman el grupo.

Debemos ser conscientes de que cualquier cosa que dejemos al azar, en la montaña podrá convertirse en un serio problema.

Y algo fundamental; aunque lo tengamos todo perfectamente previsto, si en el último momento hay algún cambio imprevisto: de tipo meteorológico o si no nos encontramos en un perfecto estado físico, siempre será mejor posponer la aventura. Nunca debemos salir a la montaña si no estamos perfectamente seguros de nuestras posibilidades.

Una vez que hemos programado al milímetro nuestra salida, llega la hora de afrontar lo más duro del trayecto: la ascensión.
Podremos realizarla de diferentes formas:

  • A pie, sin ayudas: es, sin lugar a dudas, la forma más sencilla. Al prescindir por completo de cualquier tipo de ayuda, técnicamente la ascensión será más fácil. Ahora bien, podemos decantarnos por ascender a pie únicamente en el caso de que la distancia sea corta o bien de que la nieve esté dura y tenga una angulación poco pronunciada. Y es que si nos encontramos ante nieves blandas, en las que nos hundimos o bien con pendientes muy pronunciadas, la caminata a pie se hará mucho más dificultosa.
  • Con Bastones: los bastones no son en sí un modo de ascensión, sino más bien un elemento casi imprescindible para realizarla. Ellos son nuestro mejor apoyo para las ascensiones largas. Nos ayudan a mantener el equilibrio en cualquier momento y a dosificar las energías convenientemente.
    La forma más adecuada de caminar con bastones en hincándolos firmemente en la nieve y tratando en todo momento de coordinar su movimiento con el de nuestros pasos.
    Un consejo: decantarse por la utilización de bastones telescópicos, realizan su cometido en la subida y pueden ser recogidos y guardados perfectamente en la mochila sin que supongan ningún estorbo a la hora de la bajada.
  • Con Raquetas: si hay un elemento dentro del esquí que esté actualmente en auge, estas son las raquetas. Son perfectas para la ascensión en montaña, no requieren un gran conocimiento técnico para poder ser utilizadas y además su coste es escaso; tres buenas razones que hacen comprender que hoy por hoy casi el cien por cien de quien se inserta en la montaña lo haga con raquetas.
    Caminar con raquetas no requiere de un conocimiento técnico específico, pero sí existen una serie de consejos que pueden ser de gran utilidad:
  • Debemos tratar de mantener en todo momento un paso homogéneo y buscar posiciones de equilibrio.
  • No arrastrar la raqueta entre paso y paso.
  • Cada vez que apoyemos la raqueta deberemos intentar cargar el peso sobre la máxima superficie posible.
  • Si nos encontramos sobre nieve dura o en un terreno de fuerte pendiente: es aconsejable empujar la raqueta hacia delante. En caso de que el terreno presente un desnivel demasiado pronunciado, nos veremos obligados a ascender pisando únicamente con la parte anterior del pie.
  • Cuando la pendiente es muy pronunciada o bien cuando la nieve es demasiado blanda, en lugar de progresar en línea recta lo haremos diagonalmente; a pesar de que de esta forma el recorrido es algo más largo, ahorraremos gran cantidad de energía.
  • Con Esquís: si tenemos decidido ascender con esquís, los más adecuados serán los cortos. La forma de avanzar al caminar con esquís es utilizando el llamado paso de patinador , que consiste en deslizar un pie hacia delante mientras con el otro se coge impulso, sin levantar el esquí de la nieve.
    Si la pendiente es excesivamente pronunciada o si está dura, podrá ascenderse utilizando el método de subir en escalera , que consiste en colocar los esquís atravesados en la pendiente y cargar el peso sobre los cantos.
    De nuevo aquí cabe recomendar que en caso de que la pendiente sea muy pronunciada o si la nieve resbala mucho, es preferible caminar en diagonal.
  • Crampones: se utilizan cuando nos vemos obligados a escalar sobre nieve dura o sobre hielo. El uso de crampones requiere de una serie de conocimientos técnicos y prácticos que es aconsejable conocer antes de aventurarse a practicarlo por uno mismo.

A tener en cuenta durante la ascensión

Una de las puntos de principal importancia que debemos tener en cuenta cuando nos encontramos ascendiendo, es la necesidad de dosificar nuestras energías: cuantas menos gastemos en la ascensión mejor nos encontraremos para disfrutar de la bajada.

En este sentido, es recomendable que nos impongamos un ritmo medio adecuado, ni muy rápido (nos cansaremos pronto), ni muy lento (avanzaremos muy poco).

Este ritmo deberá irse adecuando a las características del medio en el que nos encontremos, entendiendo que sobre la nieve dura y terreno llano nos será mucho más fácil avanzar, mientras en la nieve dura o terreno algo más empinado, el gasto que deberemos hacer será mayor.

Importante es también planificar los descansos, teniendo en cuenta que cada vez que reanudemos la marcha nos veremos obligados a realizar un gasto energético extra. Esto no quiere decir que no hagamos ninguno, todo lo contrario, pero tampoco debemos excedernos. Algo importante: tener a mano ropa de abrigo, gorro y guantes para cada vez que nos paremos, ya que en el descanso el cuerpo se enfría con enorme rapidez.

Por otro lado, no debemos dejar de lado la enorme importancia de la persona que va abriendo huella. Esta es la tarea más dura, por lo que la primera recomendación es que diferentes personas se vayan turnando en este puesto a lo largo de toda la subida (cada 15 minutos aproximadamente).

En la marcha deberemos dejar la distancia adecuada con respecto a la persona que camina por delante de nosotros: ni tan poco como para ir pisándole las raquetas o esquís, ni tanto como para poder llegar a perderle de vista.

El descenso

Llega la hora de disfrutar. Después del enorme esfuerzo que habrá supuesto la ascensión, disponemos de toda una montaña para bajar libremente, sin límites.
A pesar del entusiasmo que esta sensación pueda llegar a producir en nosotros, debemos ser conscientes de que descender una montaña en una tabla de Snowboard supone una serie de riesgos importantes que deben ser tenidos en cuenta en su justa medida.

Nuestra actitud sobre la tabla variará en función del tipo de nieve con el que nos encontremos:

  • Nieve en Polvo: la nieve deseada. En esta modalidad de nieve, deberemos vigilar que no se hunda la punta de la tabla, para lo cual colocaremos la fijación centrada con un ligero retraso, al tiempo que cargaremos un poco más el peso sobre el pie que se encuentra detrás.
  • Nieve Dura: de peor calidad. En ella deberemos buscar las zonas sin huella, en las que nos resultará más sencillo realizar los giros. Mantendremos el cuerpo centrado sobre la tabla, utilizando giros con saltos y rebotes .
  • Nieve Granulada: una de las mejores nieves para el descenso, ya que proporciona una superficie rápida y fluida. A pesar de eso, la práctica del esquí debe realizarse únicamente durante las primeras horas del día, puesto que en cuanto el sol vaya calentando el manto de nieve, ésta se irá convirtiendo en nieve sopa .
  • Hielo: descender sobre una superficie con hielo es algo peligroso ya que prácticamente perdemos el control de los cantos (será imprescindible llevar los cantos perfectamente afilados). Al esquiar sobre hielo estaremos pendientes en todo momento de no derrapar, haciendo virajes suaves y siempre controlados. Perderemos velocidad a favor de un mayor control.

A tener en cuenta durante el descenso

Cualquiera que haya descendido una montaña se habrá encontrado con la necesidad de superar pendientes muy pronunciadas que no están exentas de peligro. Al descender por este tipo de pendientes deberemos mantener en todo momento un perfecto control de nuestros movimientos; la postura más adecuada es la de mantener las rodillas flexionadas, las manos extendidas por delante del cuerpo y el tronco erguido.

En ocasiones nos veremos obligados a realizar grandes saltos con el fin de esquivar situaciones complicadas: cornisas, escalones, prominencias del terreno… suele ser más sencillo saltarlas que tratar de rodearlas, ahora bien, deberemos poner especial cuidado a la hora de aterrizar, para no hacernos daño; antes de saltar siempre debe comprobarse que la zona de aterrizaje es segura (nieve blanda, con algo de pendiente para amortiguar y sin elementos peligrosos alrededor por si se produce la caída). Como es natural, antes de atrevernos a saltar ante una de estas situaciones en la montaña, deberemos de haber practicado en la estación, comenzando con saltos pequeños sobre los que iremos progresando poco a poco.

Etiqueta: Snowboard
Publicado en: Esquí, Técnica de esquí

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