Paraesquí

Técnica de esquí

Si usted es de los que gustan de vivir experiencias límite sobre la nieve, sin duda disfrutará del deporte del que le vamos a hablar: El Paraesquí.
Se trata de una modalidad que se encuentra a medio camino entre el esquí y el parapente. Son pocos sus años de vida, pero cada día cuenta con mayor número de aficionados, motivados por la magnífica sensación de poder observar la estación y pistas a vista de pájaro, como dominándola desde lo alto, algo que de otra forma sería totalmente imposible.

Breve historia del paraesquí

El Paraesquí nació de la mano del francés Raymon Potvin, gran aficionado y competidor de esquí alpino, esquí de fondo y kayak. Al final de su carrera profesional como competidor, Potvin se centraba en la organización de eventos deportivos y fue así cuando en 1981 trataría de buscar un sistema que empujara al esquiador sobre superficies planas, con la única ayuda del viento.
Potvin trabajó con la idea de crear cometas rígidos que pudieran manejarse con facilidad; labor en la que invirtió once años. Así en 1992 consiguió crear el primer paraesquí, que aparecería como una vela robusta, de enorme simplicidad de fabricación y de utilización.
Pero aquel primer paraesquí presentaba un claro problema: su peso. Por lo que Potvin continuó modificándolo con la obsesión de conseguir un parapente ligero que permitiera su utilización con esquís. Hacia 1995 comenzó la fabricación con nylon ligero, desarrollando una serie de modelos que durante los siguientes años seguiría mejorando.
En el año 1999 Potvin encuentra por fin el material que buscaba: la fibra de vidrio, con el que creó un prototipo que mereció la aprobación general y la suya propia. El prototipo fue bautizado con el nombre de Paraski 2000.

La técnica

Imagínese en lo alto de una pendiente, a bordo de un parapente y perfectamente equipado con sus esquís. Ahora láncese a sobrevolar la zona y trate de tomar tierra sobre la zona nevada, deslizándose suavemente por la nieve.
Sí, es tan arriesgado como parece, por ello siempre es imprescindible realizar algún tipo de curso. Para quien no domina el parapente el paraesquí se convierte en una disciplina muy peligrosa; controlar el parapente es de por sí complicado, cuanto más si le sumamos un aterrizaje con esquís, en el que nos deslizaremos por la nieve sin control.
Los precios de los cursos para dominar esta especialidad oscilan entre las 50.000 y 100.000 ptas.
Básicamente podemos decir que la técnica es la misma que se aplica en el denominado Vuelo Libre , es decir, descenso individual en parapente.
Para la salida nos colocaremos enfrentados al viento y extenderemos el parapente de espaldas a nosotros.
Accionaremos los frenos y las bandas de control hasta conseguir que la vela se levante del suelo y comience a tomar altura.
Una vez que la vela se encuentra en alto lo más importante será disponer de la técnica necesaria para manejarla desde tierra, dirigiéndonos con ella hacia donde nosotros deseemos.
Sin lugar a dudas las mayores complicaciones las encontraremos a la hora de aterrizar, cuando diferentes factores podrán confabularse contra nosotros: rachas de aire, árboles en mitad del camino, piedras… Debemos ser capaces de reaccionar correctamente frente a todos estos imprevistos; lo cual sólo se consigue siendo perfectamente instruido.

Estaciones en las que practicar en España

Como ya hemos dicho el Paraesquí es una disciplina con muy pocos años de existencia, por lo que pocas pistas presentan las condiciones óptimas para practicarla.
A pesar de eso, algunas estaciones españolas ya han comenzado a diversificar su oferta de servicios y entre las nuevas modalidades ofrecidas aparece, como una de las más destacadas, el paraesquí.
Si desea experimentar sensaciones únicas volando sobre esquís en nuestro país, puede dirigirse a alguna de las siguientes estaciones:

  • Baqueira Beret: esta estación catalana es una de las pioneras en ofrecer vuelos de parapente en los que el aficionado puede aterrizar sobre sus esquís. Desde luego visualizar el entorno del Valle de Arán desde el aire es algo siempre recomendable a todo aquel que se atreva.
  • Boí Taüll: te ofrece la opción de saltar desde un desnivel de 1.000 metros o, para los no tan atrevidos, de otro de 350 metros. La elección es suya.
  • Port-Ainé: situada en el Pirineo, se trata de una estación que ofrece al visitante múltiples formas de disfrute sobre la nieve y entre ellas, para los más arriesgados, la posibilidad de practicar el paraesquí disfrutando de paisajes únicos.
Publicado en: Esquí, Técnica de esquí

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