A pesar de que el esquí es uno de los deportes considerados de bajo riesgo, incluso es apto para todas las edades, no cabe duda de que pueden producirse lesiones, de diferente gravedad y que pueden afectar en diferente medida al esquiador.
Como toda lesión, existen algunas más graves que otras y sin duda alguna, siempre hay una forma de evitarlas para continuar disfrutando de la temporada.
Existen variables como la edad, la sensibilidad al frío o las condiciones climáticas que pueden provocar las lesiones. Sin embargo, aunque a cada lesión tenemos una forma de prevenirla, la manera más eficiente de evitarlas es el entrenamiento físico adecuado antes de que llegue la temporada de esquí.
Este entrenamiento físico previo, que puede ser iniciado en el verano preferiblemente, acondiciona el cuerpo para que éste disponga de la fuerza necesaria, así como de la elasticidad de músculos y tendones para hacerle frente a las diversas posturas que debemos de adoptar al esquiar. Es decir, tomando como ejemplo la columna lumbar, la cual se protege por los músculos lumbares, si estos músculos se encuentran tonificados, evitaremos algunas lesiones relacionadas con la columna lumbar.
Veamos a continuación las principales lesiones al esquiar:
• Lesiones de las extremidades inferiores: tobillo, ligamentos de rodilla, (ligamento cruzado anterior, ligamentos colaterales, menisco interno) lesión del talón de Aquiles.
• Lesiones de las extremidades superiores: lesiones de hombros, de los ligamentos del pulgar, lesión en las muñecas, golpes en la cabeza y en la cara.
• Lesiones de la columna: que pueden ser leves o muy graves, dependiendo de la edad, la caída o golpe, tenacidad de los músculos lumbares y estado de la columna vertebral.
Todas estas lesiones se pueden evitar siguiendo estos consejos:
1. Preparación física previa: haber estado entrenando por algunos meses de forma constante evitará la sobrecarga muscular y en articulaciones, como puede ser rodillas y zona lumbar.
2. Tomar clases profesionales: disponer de la técnica correcta evitará malas posturas que acarrean lesiones.
3. Respetar nuestro nivel de esquí: en ocasiones, sentimos que dominamos una técnica tan bien que queremos llevarla al máximo y esto puede ser un error que nos costará una lesión. Por lo tanto, lo mejor es ir avanzando a nuestro ritmo sin tratar de adoptar un nivel que aún no nos corresponde.
4. Escuchar nuestro cuerpo: es normal que con la emoción de esquiar, pasemos por alto ciertos signos de alerta que nos envía nuestro cuerpo, como por ejemplo, el cansancio o aquel pinchazo que viene cada pocos minutos en la rodilla. Debemos de tomar los descansos que sean necesarios, mantenernos hidratados y alimentarnos muy bien.
5. Estiramientos: debemos de estirar antes, durante y después de esquiar. Esto mantendrá la tenacidad de los músculos, relaja los ligamentos y sobre todo, evita las lesiones.
