El bastón es un elemento de gran ayuda para el esquiador. Nos va a servir para equilibrarnos, impulsarnos, ayudarnos en lo giros, como apoyo para levantarnos…
Todos los bastones están formados por un tubo metálico, que puede estar fabricado en diferentes materiales y que se divide en las siguientes partes:
- Empuñadura: las más recomendables son las ergonómicas, ya que se adaptan perfectamente a nuestra mano. Llevan correas para asegurar que el bastón no se nos escape al caer o en los movimientos bruscos.
- Arandelas: que serán intercambiables, en función del tipo de nieve en el que vayamos a esquiar y de la forma particular de hacerlo (si se trata de un esquiador “agresivo” o no).
- Punta: para el agarre del bastón a la nieve.
Consejos para su compra
A pesar de la simplicidad del bastón (un elemento para nada complicado), es conveniente tener en cuenta una serie de cosas antes de decidirse a adquirir unos:
- Altura del bastón.
- Flexibilidad del tubo: debe ser lo suficientemente flexible para que nos deje libertad de movimiento pero a la vez duro para que no rompa pudiendo producir un grave accidente. Debemos tener en cuenta que a menos diámetro del tubo, normalmente éste será más ligero (si bien esto está siempre en función del material en el que esté construido).
- Punta: es la parte del bastón que se somete a una mayor presión, por lo que deberá ser de un material más duro que el tubo (normalmente de acero).
- Empuñadura: por normativa el extremo superior debe tener un diámetro superior al de la órbita ocular. Debemos vigilar que dispongan además de un mecanismo que permita la liberación de la muñeca cuando el esfuerzo se realice hacia arriba (lo cual nos puede salvar de alguna lesión en caso de caida).
- Arandela: debe posibilitar una fácil unión al final del tubo del otro bastón, para facilitar el transporte.
