Esperas invernales al jabalí

Tipos de caza

Sin duda el frío es uno de los mayores impedimentos que tenemos al plantearnos una espera invernal. Por supuesto preparar un aguardo en invierno, con el termómetro en muchas ocasiones en valores negativos, no tiene nada que ver con una espera veraniega. Las exigencias técnicas son mayores pero también lo serán las satisfacciones si logramos cobrar una buena pieza. No hay que olvidar que las mejores lunas para cazar siempre han sido las de diciembre y enero.

Si el cielo no está cubierto son las más claras y provechosas que hay. Las posibilidades de abatir un buen jabalí son mayores que en las lunas de primavera o verano.

Las esperas nocturnas al jabalí en estas semanas, caracterizadas por el frío, las heladas y la ausencia de alimento, pueden ser muy productivas si está dispuesto a pasar una noche al raso en el monte. Para ello deberá equiparse correctamente contra el frío y conocer los careos del jabalí en esta época. A continuación le damos todas las claves.

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PROS Y CONTRAS DE LAS ESPERAS INVERNALES

Una de las principales ventajas de los aguardos invernales es que al contrario que en verano, no nos veremos acosados por mosquitos, abejorros, hormigas, garrapatas etc. De esta forma podemos prescindir de los molestos repelentes sin temor a ser masacrados por los insectos.

Otra ventaja de las esperas en estas fechas es que las noches de luna son mucho más claras que en verano, y los vientos, al no haber cambios tan bruscos de temperatura, eliminan los revoques del anochecer.

Otra ventaja muy interesante es que en invierno la localización de huellas suele ser mucho más sencilla ya que normalmente habrá llovido recientemente, o incluso podemos encontrarnos con el suelo cubierto de nieve o barro algo que sin duda facilitará mucho la tarea de localización de rastros.

Por último otra ventaja muy importante es que debido a las bajas temperaturas podremos pistear al jabalí a la mañana siguiente, no siendo tan crítico el cobro inmediato de la pieza para evitar que su carne se estropee. Algo que con luz natural será mucho más sencillo de realizar.

En el lado negativo, la principal desventaja es que el frío y las heladas son los principales hándicaps a la hora de practicar esta modalidad de caza en época invernal. Debemos esforzarnos por proteger y mantener a salvo de la escarcha tanto el visor como el foco o linterna (en caso de que este permitido) o correremos el riesgo de que en el momento decisivo del disparo nos encontremos con una imagen totalmente empañada en la cruz de nuestro visor.

Otro aspecto negativo es que con el terreno congelado y las piedras bien fijadas al suelo, el jabalí puede llegar ante nosotros sin casi advertir su presencia.

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TEMPERATURA Y SENSACIÓN TÉRMICA

Son términos que oímos con frecuencia pero que aunque puedan parecer lo mismo no tienen nada que ver.

Por un lado tenemos la temperatura ambiental y por otro cómo nosotros percibimos esa temperatura, que dependiendo de determinados factores puede ser muy diferente. Tanto el calor como el frío los percibimos de forma distinta cuando entran en juego otros factores como la humedad relativa del aire, el viento y su velocidad etc.

La humedad relativa del aire es especialmente incidente en la apreciación del calor y en menos medida en la del frío. Lo contrario sucede con el viento pues tiene una trascendencia enorme sobre la sensación térmica percibida en condiciones de frío.

De esta forma cuando hace calor, por ejemplo a 40 grados, una humedad relativa alta eleva en gran medida la sensación de calor mientras que la velocidad de ese aire caliente no resulta tan determinante.

Por el contrario, si nos encontramos a 1 o 2 grados es el viento el que multiplica la sensación térmica de frío mucho más que la humedad relativa del aire. El efecto del viento es decisivo a la hora de percibir el frío del ambiente. Con viento flojo de 10 km/hora a cero grados la sensación térmica desciende a -5, con un viento medio (25 km/h) desciende a -10 y con vientos fuertes, superiores a los 40 km/h tendremos la sensación de estar a -15 grados. En estas situaciones una caseta para esperas que corte el aire puede suponer una gran diferencia de confort climático.

ROPA ADECUADA PARA COMBATIR EL FRÍO

La elección de la ropa adecuada por tanto es crucial en estas fechas de hecho puede ser un elemento diferenciador entre el éxito o el fracaso de nuestro aguardo.

En este sentido la mejor opción esta época pasa por un buen mono polar acompañado de unos guantes con gran protección térmica y unos calcetines técnicos especiales para esperas.

La ropa que vayamos a utilizar debe ser silenciosa, debemos evitar a toda costa materiales ruidosos siendo recomendables tejidos de lana, pana y ropa técnica como forros polares y chaquetas con membranas aislantes.

Además no debe oler, para ello es conveniente utilizar jabones neutros a la hora de lavarla. Existe ropa técnica que evita que traspase nuestro olor corporal. También sprays cubreolores a base de humus u olor a plantas que son muy económicos y resultan bastante efectivos a la hora de camuflar nuestro olor corporal.

Por último, debemos acudir al puesto muy bien abrigados, las noches en esta época son muy frías y si no estamos bien abrigados podemos dar al traste con la espera sencillamente por no soportar el frío. Es recomendable acondicionar el puesto para soportar el frío, esto podemos hacerlo colocando un puesto portátil cubierto por la parte superior, un elemento del equipo de esperas muy práctico y confortable que ayuda mucho a afrontar una dura espera invernal.

Dentro del puesto podemos incluso colocar una pequeña moqueta o felpudo para aislar la humedad y ayudarnos a mantener los pies calientes.

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EQUIPO ADECUADO

El arma debe ser muy manejable, de rápido encare y sobre todo que estemos acostumbrados a ella para no dudar al apuntar y hacer fuego.

Generalmente los lances se producirán a corta distancia y abatiremos al animal de un solo tiro por lo que cualquier tipo de rifle desde monotiro hasta semiautomático o escopeta, ya sea ésta paralela o semiautomática, serán válidos siempre y cuando el calibre sea lo bastante contundente como para no dejar el animal herido.

Si se va a emplear visor con el rifle la característica principal que debe tener es que sea muy luminoso para definir bien el blanco, aunque si se combina su uso con el de una linterna esto tiene menos importancia.

En cuanto a la linterna a emplear, cualquier modelo actual nos ofrece potencia suficiente (pensemos que el lance se desarrollará a unos 50/70 metros) por lo que debemos buscar un modelo que ofrezca un haz bien concentrado para que el blanco quede perfectamente nítido. Si se puede acoplar un filtro rojo sobre el reflector mejor que mejor ya que ganaremos unos segundos más para actuar.

Respecto a la colocación de la linterna, conviene probarla a oscuras montada antes de la espera para comprobar si su luz no produce reflejos dentro de la óptica. Es frecuente que si está montada sobre el visor haga que se refleje y moleste el punto de mira en el visor.

El montaje directo sobre el cañón del arma es otra opción, aunque hay que tener cuidado pues la fuerte vibración del cañón al disparar puede acabar con muchas linternas. Los visores con retícula iluminada son una buena opción siempre y cuando estén regulados de manera que no nos deslumbren por la noche.

LUGARES PARA ESPERAS EN INVIERNO

Como ya sabrá hay muchos y muy diferentes lugares para hacer un aguardo nocturno al jabalí según la época del año en que nos encontremos.

A pesar de que la tendencia mayoritaria es hacerlos en cebaderos artificiales o en improvisados rascaderos lo cierto es que en estas fechas del año tenemos otros lugares para hacer esperas que pueden darnos muy buenos resultados con los grandes marranos debido a sus caprichos y manías.

Generalmente los jabalís más viejos no suelen cruzar por cualquier sitio los arroyos y pequeñas alambradas que delimitan las zonas de pasto de algunas fincas de ganado como sí hacen las piaras de ejemplares más jóvenes.

Estos marranos grandes suelen cruzar esas alambradas y los arroyos por el mismo lugar durante cuatro o cinco días seguidos, para después cambiar el viaje y hacerlo por otro sitio, y así sucesivamente.

Si recorremos un arroyo o alambrada de ese tipo a primera hora de la mañana será fácil detectar sus pisadas en este tiempo en que el terreno está blando y confirmar si la noche anterior ha pasado alguno.

Cuando detectamos alguno de estos rastros, que en este tipo de alambradas serán muy claros debido a las marcas que suelen dejar sus patas traseras al dar el empujón para cruzarlas, lo que debemos hacer es volver a la mañana siguiente para ver si ha vuelto a pasar por el mismo sitio, ya que si ha sido así, lo mejor será hacerle la espera esa misma noche allí, pues lo más seguro es que lo tiremos.

CEBADEROS INVERNALES

Hay que destacar que el careo del jabalí cambia completamente en la época invernal. Normalmente buscarán almendras y bellotas o incluso se desplazarán a través de los maizales.

Es conveniente recordar que las mejores encinas (mayor cantidad y calidad de alimento) suelen ser las que se encuentran en las lindes o en el centro de una siembra o barbecho. Normalmente serán más querenciosas las de los linderos donde el jabalí se sentirá más protegido que las del centro de la siembra.

Normalmente la ausencia de alimento en abundancia propia de estas fechas va a hacer que el jabalí entre algo más fácilmente a nuestro cebadero ya que ahora recorren mayores distancias en busca de algo que llevarse a la boca. Además esta ausencia de alimento empujará al jabalí a abandonar su característica precaución a la hora de acceder a nuestros cebaderos.

Si utilizamos maíz siempre corremos el riesgo de que el animal vacile mucho más antes de entrar ya que si este fruto no se da en la zona sospechará mucho más. Por ello es recomendable que cebemos con cultivos habituales de la zona y en cantidades adecuadas.

Si la zona es de cereal podemos usar trigo o cebada, si por el contrario nos encontramos en un coto donde el monte es el protagonista podemos emplear castañas, bellotas o incluso aceitunas si lo que abunda es el olivar.

Si nuestro puesto se ubica en una zona mediterránea, serán las almendras y avellanas las que sacien de forma habitual el apetito del jabalí, y serán éstos los frutos que emplearemos nosotros.

¿CÓMO CONTROLAR EL PUESTO?

Sin duda la mejor forma de controlar el puesto, es la observación a cierta distancia de lo que ocurre en nuestro cebadero. Para ello podemos utilizar unos buenos prismáticos de visión nocturna que nos permitirán hacernos una idea bastante clara de los movimientos de nuestro objetivo.

Si no disponemos de tiempo o el lugar no nos queda accesible existen algunas alternativas interesantes para efectuar un seguimiento exhaustivo de nuestro puesto. Por ejemplo relojes que se dejan en el lugar y se paran al tocarlos el animal, indicando la hora de entrada al comedero.

Otra opción son las cámaras de vigilancia por infrarrojos que sacarán fotos o vídeos de todo lo que pase por el puesto indicándonos la hora y el día. Incluso existen modelos que nos envían las imágenes a nuestro teléfono móvil.

Etiquetas : Caza mayor, Jabalí
Publicado en: Caza, Tipos de caza

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