EL COLIMADOR

Equipo de caza

Queremos hablar en esta ocasión de uno de esos productos “básicos” en el equipo de cualquier cazador.

Y es que, hasta la aparición y proliferación de los colimadores, el proceso de centrar o poner a tiro nuestra arma era algo que debía dejarse en manos del armero, lo que sin duda complicaba el proceso. El colimador ha facilitado esta tarea, haciéndola accesible a todos y convirtiendo el proceso en una tarea relativamente sencilla y económica por lo que cada día más cazadores y tiradores se animan a poner a tiro sus propias armas.

Dentro de este proceso, el colimador láser se ha convertido en un elemento muy interesante para facilitar el ajuste del punto de mira de nuestras armas de fuego y en particular de los rifles. Existen diferentes tipos de colimadores láser pero podemos afirmar que todos tienen algo en común: proyectan un haz de luz láser que sirve para ajustar de forma aproximada la mira del arma y para comprobar su correcta alineación. Veremos a continuación su modo de empleo así como las ventajas e inconvenientes de los diferentes tipos de colimadores presentes en el mercado.

 

¿QUÉ ES UN COLIMADOR?

Un colimador es, por definición, un instrumento de precisión para una tarea especial. Básicamente se trata de una cámara que contiene una cuadrícula graduada y que nos será de gran utilidad para varios objetivos:

– En primer lugar para un centrado inicial del visor.

– Posteriormente, para la detección de posibles desajustes en el visor (lo cual podremos hacer en cualquier momento y sin necesidad de disparar).

– Para la realización de cambios en los ajustes del visor, necesarios cada vez que modifiquemos nuestra munición.

El objetivo de la colimación es hacer que el eje óptico de cada lente o espejo coincida con el rayo central del sistema, un láser colimador debe lograr un haz así. La unidad debe ser ligera y robusta y estar hecha con precisión para acoplarse a los tubos estándar. Debe crear un punto pequeño y muy visible, de día o de noche. Además, el haz no debe salirse del eje o transformarse en un parche difuso de luz con los cambios de temperatura, como puede suceder con algunos diodos láser.

Básicamente podemos hablar de dos tipos de colimadores láser, los colimadores diseñados para un calibre específico y los colimadores universales (Que sirven para centrar rifles de cualquier calibre)

 

COLIMADORES DISEÑADOS PARA UN CALIBRE ESPECÍFICO

Estos nuevos colimadores con forma de cartucho, diseñados para cada calibre de forma específica, son una alternativa muy interesante para aquellos tiradores o cazadores que no persiguen un centrado milimétrico, sino un ajuste fiable y que garantice que la bala impactará aproximadamente justo donde indica el puntero láser. Si buscamos ajustes más finos debemos decantarnos por colimadores ópticos que apurarán más la precisión llegando a un ajuste milimétrico exacto.

Existen colimadores para más de 100 calibres distintos, desde el .223 hasta el .50 BMG, pasando incluso por otros calibres de rifle como el 7.62×39, el 8x57IS, el 7.62x54R, o el .30-30. Incluso también están disponibles para calibres de escopeta, como el popular calibre 12 o el menos común calibre 20. En algunos casos es posible adquirir las vainas y el dispositivo láser por separado, una opción interesante si tenemos rifles de diferentes calibres ya que así no hace falta adquirir varios colimadores completos (lo que resultaría más caro)

El uso de este tipo de colimadores es realmente sencillo: Basta con adquirir el colimador del mismo calibre que nuestra arma e introducirlo en la recámara. Cuando se cierra la recámara se activa el contacto que proyecta el láser teóricamente centrado por el interior del cañón y abandona la boca de fuego como si se tratase del proyectil.

A partir de aquí comienza el proceso de centrado.

 

COLIMADORES UNIVERSALES

Los colimadores universales son una opción más sofisticada y por supuesto mucho más versátil ya que sirven para un amplio abanico de calibres. Estos colimadores suelen contar con adaptadores de diferentes diámetros, de tal forma que permiten ajustarse a cañones de diferentes calibres. Son válidos también para calibrar armas cortas, estos productos suelen tener un precio de venta más elevado que los colimadores con forma de cartucho, ya que como hemos ducho con un mismo colimador se pueden ajustar un mayor número de armas.

Este tipo de colimadores se coloca en la boca del cañón de nuestra arma y se centra en el interior del cañón mediante cuñas de material sintético –varillas u otros métodos– que se ajustan al ánima sin dañarla cuando se gira el cuerpo del colimador. Con cada colimador se entregan varias cuñas que, normalmente, sirven para calibres comprendidos entre el .22 y el .50. Una vez instalado en el cañón se conecta accionado un interruptor y el colimador emite un rayo láser que, teóricamente, sale del centro del cañón y describe la trayectoria que en teoría describiría la bala si la de ésta no fuera parabólica.

 

CALIBRANDO NUESTRA ARMA

Cualquier colimador, sea éste óptico o láser tiene fundamentalmente dos usos principales.

En primer lugar, sirve para poner a tiro nuestro rifle de forma aproximada y ahorrando disparos innecesarios. En segundo lugar, una vez que tenemos regulado el visor o la mira de nuestra arma a la distancia que queremos, el colimador sirve también para comprobar que sigue “a tiro” antes de empezar con una sesión de tiro.

Independientemente del tipo de colimador láser que utilicemos, la colimación de las miras de nuestro rifle se realiza alineando el alza y punto de mira o bien el centro de la retícula del visor con el rayo láser proyectado contra una superficie plana. Evidentemente, esta operación hay que hacerla con apoyo para que sea lo más precisa posible la alineación, y también a una distancia determinada, que varía según la marca del colimador (encontraremos estas distancias en las instrucciones del aparato)

Al margen del colimador que usemos para calibrar nuestro rifle, hay que tener presente que por muy perfecto que éste sea, el rayo láser no puede salir totalmente centrado por el cañón –depende de lo bien ajustado que quede en el cañón, de las cotas de la recámara que tenga el arma, etcétera– por lo que la regulación en deriva no es exacta, como tampoco lo es en altura pues el rayo láser describe una línea recta y la bala no. Por tanto, por mucho cuidado que se tenga al colimar sólo se puede tener la certeza de que el rifle estará aproximadamente bien centrado en deriva, pero no tanto en altura.

Por tanto, no pensemos que el colimador va a evitar que tengamos que disparar “con fuego real” para terminar de regular la mira pero sí nos servirá para reducir enormemente el número de disparos efectuados.. La visita a campo de tiro es obligada, entre otros motivos porque una puesta a tiro no sólo tiene que ser centrada, sino también calculada en altura para conseguir que el arma impacte a la distancia que deseemos.

Una vez puesto a tiro el visor a la distancia deseada, es aconsejable en nuestra casa que anotemos en un blanco la posición del láser y la retícula utilizando una distancia menor. De esta manera, siempre que deseemos podremos comprobar que la mira sigue regulada, por supuesto siempre utilizando la misma distancia y con el blanco “testigo” colocado en la misma posición con respecto al arma.

Por último, recordar que el punto de impacto cambia si se utiliza otra marca de munición u otro proyectil de distinto peso o forma. Y esto no se tiene en cuenta al colimar, lo que es otra razón que justifica que la colimación sólo sea una puesta a tiro aproximada.

 

Un último punto y no por eso menos importante: algunos colimadores láser se colocan en la boca del cañón, si vas a utilizar uno de este tipo, recuerda siempre retirarlo antes de realizar el disparo ya que de no ser así el arma puede llegar a sufrir consecuencias realmente catastróficas.

Publicado en: Caza, Equipo de caza

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