Sin duda cazador y perro forman una pareja perfecta en la que el animal suple las carencias del hombre. Por lo tanto, la elección del perro de caza se presenta como una de las primeras y más importantes decisiones que todo cazador tiene que tomar antes de echarse al monte.
Una buena selección de su próximo cachorro de caza puede ofrecerle un montón de alegrías y ahorrarle tiempo en adiestramiento y salidas al campo. Por eso es tan necesario que seamos capaces de seleccionar correctamente ya no sólo la raza, sino incluso el ejemplar que más nos conviene.
A continuación abordamos algunos aspectos fundamentales a considerar sobre el tema de la elección y adiestramiento del perro de caza.
¿QUÉ RAZA ELIJO?
Lo primero que debemos plantearnos es qué tipo de actividad cinegética vamos a realizar y, en función de eso, ver qué perros encajan mejor con esa finalidad. En este aspecto influye tanto el terreno sobre el que vamos a cazar como las especies que vamos a cazar.
Por ejemplo si el terreno es abrupto donde predominen montes, esparteras o cuenta con abundante vegetación debemos buscar un perro “levantador” razas idóneas para este entorno son perros que no se alarguen demasiado, que sean metódicos, sin miedo a meterse entre esparteras y cardos etc.
Si por el contrario cazamos en campos abiertos, con grandes extensiones de cereales, maíz, girasoles etc buscaremos perros incansables, con gran andadura y metódicos que muevan bien el campo y que cuenten con una gran nariz. Aquí entrarían las razas continentales o británicas por ejemplo.
A pesar de que la caza se ha especializado mucho y quedan pocos perros todoterreno existen varias razas muy versátiles donde escoger. Entre las razas de muestra de aves destacan el braco, el pointer, el epagneul bretón, el perdiguero de Burgos, el setter inglés, el pachón navarro y el grifón korthals.
Para el conejo de monte el animal por excelencia es el podenco. Asimismo, el teckel, el jagd terrier y el fox terrier reúnen las características perfectas para caza menor y mayor.
Por otro lado, el podenco es el perro perfecto para las rehalas y el retriever destaca en ojeo de perdiz y tiradas de patos.
A continuación hacemos un repaso de los perros de caza más habituales en nuestros cazaderos:
Pointer. Un buen pointer de caza merece la pena siempre que cace con cabeza, pues la nariz ya se le supone. Es un excelente codornicero, becadero y perdicero; con las liebres va por ejemplares, por lo que, metido en su caza, le puede dar enormes alegrías (las ‘clava’ de maravilla y en su distancia). Con los estímulos adecuados suelen tener una gran calidad de cobro.
Setter inglés. Muy buena relación andadura-nariz y perro muy morralero en cuanto se le inicia bien y se le insta con método y tiempo a cazar para la escopeta. Son potentes perros de escopeta que hacen a todo. Resultan muy efectivos para la perdiz en todos los terrenos, uno de sus mejores puntos fuertes.
Braco alemán. Muy buena velocidad, centrado y con capacidad sobrada para ser un excelente perro polivalente; además posee una nariz muy ‘inteligente’, de manera que si acertamos con un buen cachorro, con horas de campo éste puede llegar a ser insustituible.
Bretón. Los bretones tienen fama merecida, aunque lamentablemente en el transcurso de estas décadas se ha experimentado demasiado con esta raza. En el cazadero puede llegar a ser ese perro completo que todos deseamos. Si tenemos suerte con nuestro cachorro, le pasará como a los podencos: campo, campo y más campo, que ya lo traen casi todo puesto. Inteligente, cómplice con el cazador, tremendo registrador del cazadero sin importarle las matas, cobrador eficiente y muy morralero.
Podenco andaluz. Nuestros valerosos y humildes podencos andaluces mantienen una máxima de eficacia que ninguna otra raza ofrece: hay que aportarles lo mínimo para que te ofrezcan lo máximo.
Como todos no nacen enseñados, pero cuentan con unas cualidades genéticas espectaculares.
Intuitivos y compañeros de la escopeta, se adaptan de forma fenomenal al cazador cuando se acierta con la línea y casta adecuada. ¿Es el mejor perro recuperando caza herida en zonas complicadas? Sin duda alguna. Señala, apunta, marca, y si hace falta, te saca la pieza hacia donde quieras.
Perdiguero de Burgos. Muy inteligente, casi humano, te entiende con la mirada, de modo que con leves gestos aprende a moverse con sigilo y picardía ante la pieza. Le lleva de la mano por el campo hacia la caza, manteniendo un ritmo muy acertado para el cazador de escopeta y perro; es un trotador incansable. Pelo y pluma, y de esta última las variedades que quiera con garantías.
Pachón navarro. Debe buscar mucho para encontrar el cachorro que le vendrá bien (poco más o menos como con el podenco), pero luego descubrirá gracia y ‘duende’ registrando el campo, cobros inteligentes y productivos y una complicidad a veces desmesurada con el cazador.
¿QUÉ CACHORRO ELIJO?
Una vez que tenemos clara la raza que nos interesa, debemos tomar la siguiente decisión ¿Qué cachorro elegir? Además del juicio del criador, nunca estará de más que seamos capaces de valorar por nosotros mismos si el animal que en principio nos gusta puede ser válido para el trabajo para el que le queremos.
Un buen método para llegar a intuir si el cachorro en cuestión será “válido”, es realizarle el denominado “test de Campbell”. Se trata de una serie de pruebas que se realizan al animal, con el objetivo de saber cómo reacciona ante determinadas situaciones; lo cual puede ayudarnos a determinar cómo lo hará en el futuro. Esta serie de pruebas que son aplicables a cualquier perro.
Antes de realizar el test para que éste sea efectivo, deberá realizarse bajo las siguientes condiciones:
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El cachorro debe tener una edad aproximada de siete semanas.
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Una única persona debe examinar el cachorro de forma individual y totalmente aislada.
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El lugar de donde se realice el test debe ser muy tranquilo, sin ningún tipo de ruidos que puedan distraer la atención del cachorro.
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Estas pruebas deben llevarse a cabo sin ninguna preparación por parte del cachorro y en lugares neutrales, nunca en sitios familiares que puedan propiciar comportamientos viciados del cachorro.
EL TEST DE CAMPBELL
Teniendo en cuenta los aspectos anteriores nos haremos con una tabla de puntuación o baremo donde iremos apuntando los resultados (del 1 al 5) según la reacción del cachorro sea más o menos intensa.
Las pruebas son las siguientes:
1.LLAMADA O ATRACCIÓN SOCIAL: Esta prueba nos indicará el grado de atención del cachorro hacia nosotros y a nuestra llamada.
Coloque al cachorro en el centro del recinto en el que vaya a realizar el test y aléjese unos pasos, arrodíllese y dé unas palmadas para llamar su atención. Apunte en la tabla la rapidez con la que el animal acude.
Si el cachorro acude inmediatamente, sin dudarlo, con alegría, o titubea pero finalmente acude, aunque tarde un poco en hacerlo. En principio tendremos menos problemas a la hora de adiestrarlo.
Si no acude a nuestra llamada nos encontramos ante un perro independiente y dominante, por lo que su adiestramiento puede ser muy costoso.
2. ACTITUD: PREDISPOSICIÓN A SEGUIRNOS. Nos indicará el grado de dependencia del cachorro. Dejamos al cachorro en el suelo y nos alejamos de él. Camine al lado del cachorro, alejándose. Anote su reacción en la tabla.
Si el cachorro nada más colocarlo en el suelo nos sigue podría tener demasiada dependencia hacia nosotros, lo que en el futuro podría acarrearnos algún problema.
Por el contrario si se queda quieto, ni se inmuta o tiende a alejarse de nosotros podría ser un perro demasiado independiente, lo que podría suponer problemas de obediencia.
Deberíamos busca un cachorro con un comportamiento intermedio en este aspecto.
3. DIGNIDAD: RESPUESTA A UNA OBLIGACIÓN: Esta prueba nos dará alguna pista sobre el carácter que puede llegar a tener el cachorro en el futuro. Nos mostrará su reacción frente a la pérdida de control. Su comportamiento nos indicará el grado de temperamento o frente a una obligación impuesta por el dueño.
Coloque sus manos entrelazadas debajo del pecho del cachorro y levántelo sin que sus patas toquen el suelo. Lo mantendremos entre 15 y 20 segundos en esa posición.
Si se debate con fuerza a la vez que gruñe y muerde o se debate moderadamente sin morder puede llegar a ser un perro con un carácter fuerte, lo que debemos impedir trabajándolo desde el primer momento, pues en el futuro evitaremos enfrentarnos a un perro muy dominante y problemático.
Si se debate poco tiempo y rápidamente se calma incluso nos lame la mano directamente no se debate e incluso se queda como adormecido nos encontramos ante perros equilibrados y de fácil manejo.
4. PRESIÓN: Nos ayudará a comprobar el grado de sumisión del cachorro.
Coloque al perro boca arriba en el suelo y manténgalo así apoyando la mano sobre su pecho. Apunte su actitud en la tabla.
Si salta, muerde, gruñe, ladra, nos intenta arañar o se retuerce mientras gruñe debemos tener cuidado con el trato que le demos en el futuro pues es probable que se vuelva agresivo.
Si se retuerce pero rápidamente se queda quieto o nos intenta chupar las manos, sin oponer resistencia nos encontramos ante un perro relativamente equilibrado, ni demasiado agresivo ni demasiado sumiso.
5. TEST DE LA MARIPOSA. Nos ayudará a conocer el grado de muestra con que cuenta el cachorro, algo genético e innato. Hay que dejar claro que nunca deberá realizarse este test con el objetivo de fijar la muestra. ¿Cómo se realiza?
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Utilizaremos una vara de unos dos metros de largo.
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Colocaremos una cuerda en su extremo, también de unos dos metros de longitud, en su punta colocaremos unas plumas o alas.
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Soltaremos al cachorro y lo colocaremos delante del extremo de la cuerda con las plumas.
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No debe cogerlas nunca, pues atrapar las plumas podría perjudicarle a la hora de realizar la muestra.
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Moveremos la vara de lado a lado hasta que el cachorro se pare y muestre.
Si nada más colocarle las plumas delante se queda de muestra o la s persigue, tardando un poco en ponerse de muestra el cachorro cuenta con muestra.
Si al ponerle las plumas delante las persigue o no les hace caso, no poniéndose de muestra en ningún momento tendremos cuidado a la hora de ponerlo en contacto con la caza.
6. INSTINTO DE COBRO. Con esta prueba podemos adelantarnos a posibles problemas con el cobro, intentando resolverlos con antelación. En el test de cobro con pelotas o trapos tampoco podemos volvernos locos pues si lo que se tira es una pieza de caza, probablemente la cobraría sin problemas. Nuestro objetivo debe ser motivar al cachorro para que muestre interés.
Nos colocaremos cerca del cachorro y cuando nos preste atención le lanzamos el objeto.
Si lo coge nada más lanzarlo o tarda en cogerlo pero al final lo trae su instinto de cobro es bueno.
Si lo tiramos y no hace caso trabajaremos el cobro mucho más en el futuro.
7. MIEDO A LOS RUIDOS. Con esta prueba conoceremos el grado de miedo a los disparos que pueda tener en el futuro. Colocaremos al cachorro en el centro del recinto e intentaremos que asocie el disparo, detonación o palmadas con algo que le motive. Podemos empezar con juguetes, pelotas, etc
Lanzaremos algunos de estos objetos y aprovecharemos que el cachorro está distraído jugando con ellos para efectuar las palmadas o estallar unos globos a su alrededor.
Si con las primeras palmadas o detonaciones de globos el cachorro ni se inmuta o se asusta un poco pero continúa jugando es un buen síntoma, debemos seguir trabajando con él, siempre alerta pues no deja de ser un cachorro. Si el cachorro se para, se asusta o viene corriendo hacia nosotros estamos ante un cachorro delicado por lo que deberemos tener mucho cuidado en este aspecto.
El resultado puede ser variable pero siempre debemos elegir un cachorro con un carácter equilibrado, ni muy agresivo ni muy sumiso, que nos obedezca y que tenga un buen trato hacia nosotros. Casi todas las actitudes de nuestro perro pueden modificarse o corregirse con un trabajo adecuado pero si el cachorro demuestra que no tiene las condiciones que buscamos para un perro de caza, es mejor buscar otro que se adapte mejor.
