Corzos en verano

Consejos

Estas fechas en las que el corzo está en celo son una excelente opción para ir tras su busca en unas jornadas cinegéticas exigentes, pero en las que sin duda disfrutaremos de lances inolvidables.

De forma general deberemos de cambiar la forma de cazar ya que no es lo mismo cazar corzos en abril, el mes corcero por excelencia, cuando el corzo está muy centrado en el marcaje de su territorio que ahora cuando los campos de cereal se han convertido en rastrojos.

El corzo va a cambiar su comportamiento y nosotros deberemos adaptarnos a sus circunstancias para tener éxito.

A continuación abordaremos las principales claves para cazar corzos en verano.

EL CORZO EL VERANO

En primer lugar, debemos tener en cuenta que desde finales de junio el celo del corzo se aproxima y los machos van a estar más inquietos, berrando y marcando territorio por lo que será mucho más fácil localizarlos.

Entre julio y agosto, con el calor veraniego en su máximo esplendor, llega el ansiado celo y los machos abandonan definitivamente todas sus precauciones y recelos, dedicándose a seguir a las corzas de forma descarada e incesante.

Por ello serán las mejores semanas para localizar a los grandes machos que se mostrarán despreocupados por su seguridad y más centrados en expulsar a los intrusos y proteger a las hembras.

Lo que debemos de tener en cuenta es que a medida que el calor se intensifica el corzo se mostrará más reacio a salir de su encame por lo que lo hará sobre todo al caer el sol para retirarse al poco de amanecer.

Otro factor a tener en cuenta es que se sienten muy incómodos debido a la alta proliferación de insectos por lo que es común verlos trotando y sacudiéndose lo que facilita también su detección.

CAZAR DURANTE EL CELO

El celo, como decíamos, suele tener lugar entre final de julio y los primeros días del mes de agosto, periodo durante el que su caza está permitida en algunas Comunidades Autónomas. Es un periodo en el que como indicamos, el corzo cambia su comportamiento de forma radical.

Si a principios de junio el monte parecía haberse tragado a los grandes machos, ahora éstos dan la cara a las claras, motivados por las hembras, que comienzan a ponerse altas, y porque ponen más atención en la defensa del territorio que marcaron allá en primavera, mostrándose más agresivos con aquellos congéneres que se atreven a invadir sus fronteras.

Por ello la caza del corzo durante su celo, polémicas éticas y morales aparte, es un momento ideal porque ahora los machos son más visibles que semanas atrás y porque podemos encontrarnos con ejemplares portadores de trofeos de gran calidad, hablando en términos generales. Se trata de ejemplares viejos, reacios a dar la cara en los claros, pero a los que el poder de atracción de las hembras permite ver y, si la suerte está de nuestro lado y hacemos bien nuestro trabajo, lograr abatir.

Ésta es una forma de hacer gestión de los acotados que, de otra manera, sería imposible de poner en práctica.

¿RECECHO O AGUARDO?

Si nos decantamos por el rececho, debemos elegir una zona donde en alguna que otra ocasión hayamos localizado a algún macho de buen porte, y echarle paciencia para recorrer el lugar despacio en las horas propicias, realizando paradas frecuentes para observar con los prismáticos y siendo especialmente silenciosos. Esto último es fundamental, ya que las hembras, si nos detectan, pueden poner en fuga al macho que se encuentre por la zona.

No obstante, y metidos de lleno en pleno verano, lo más aconsejable suele ser la espera o el aguardo, ya que el corzo es un animal de comportamiento muy territorial -especialmente en esta época- y de costumbres rutinarias. Esto nos va a facilitar mucho las cosas, ya que si conocemos los hábitos de un ejemplar y los lugares que frecuenta, sólo tendremos que tener calma e invertir tiempo aguardando al atardecer, pues más pronto que tarde dará la cara y tendremos oportunidad de hacernos con él.

Ahora, preparar el aguardo requiere tener localizado previamente a un buen ejemplar, haber comprobado que efectivamente ese territorio lo campea asiduamente, y encontrar un lugar adecuado para colocarse a esperar. ¿Y qué debemos buscar? Nos bastará con situarnos al lado de cualquier retama frondosa, o emboscarnos en la raya del monte, o incluso ponernos detrás de un valladar; todo sirve siempre y cuando tengamos el puesto a resguardo de los vientos predominantes.

ROPA Y CALZADO

Dedicar un rato a seleccionar correctamente nuestra indumentaria nos permitirá disfrutar mucho más de nuestras jornadas corceras.

La consigna parece clara, ropa amplia y de colores claros primando los tonos beige o marrón muy claro, que absorben menos el calor. El verde absorbe más calor que un color beige o marrón claro, idealmente debemos seleccionar prendas confeccionadas con tejidos técnicos de secado rápido, membranas transpirables y zonas específicas de ventilación algo que se agradece mucho al reducir la sensación de estar sudando continuamente.

 

 

Respecto al calzado optaremos por unas botas de verano que se caracterizan por ser más ligeras y normalmente de media caña. Cobra especial importancia en estas fechas que el calzado este perfectamente adaptado al pie, ni se nos ocurra estrenar calzado en estas condiciones, la mejor bota para ahora es la de temporadas pasadas. En definitiva un modelo de caña media y tejidos ligeros cumplirá sobradamente su objetivo.

No debemos olvidarnos de protegernos bien del sol durante estas fechas, para ello el uso de sombreros o gorras resulta imprescindible, Para esta función la mejor opción es decantarse por un sombrero que nos resguarda mucho mejor que la gorra de visera que no cubre la nuca. Además del sombrero, no debe faltar nunca en nuestra mochila la crema de protección solar, respecto a la misma más vale pasarse que quedarse corto en cuanto a su factor de protección.

PRISMÁTICOS Y TELÉMETRO

Respecto a los prismáticos, queremos insistir en su vital importancia, por lo que no se debe escatimar, dentro de nuestro presupuesto, a la hora de su adquisición. Binoculares de primeras marcas, ligeros y revestidos de goma, con elevado índice crepuscular, y entre 8 y 10 aumentos serán la elección adecuada la mayoría de los casos

A la hora de recechar el uso que mayoritariamente le vamos a dar es la observación detenida del entorno para seleccionar adecuadamente el corzo una vez localizado. Por tanto necesitaremos modelos con cierta potencia, algo que puede no ser tan necesario en una montería o incluso en una espera pero que será fundamental en esta modalidad.

 

 

Poco a poco el uso del telémetro se ha ido extendiendo entre los cazadores que, como en el caso del rececho, buscan efectuar tiros precisos a distancias lejanas. Su evolución en los últimos años los han convertido en mucho más que un accesorio. Por lo que es un elemento a tener en cuenta si vamos a realizar disparos lejanos.

La mayoría de modelos orientados a la caza caben en la palma de una mano por lo que a penas notará que lo lleva encima.

Al igual que con los prismáticos buscaremos modelos con lentes de alta calidad con revestimiento antiniebla, forrados en goma y a poder ser impermeables. Por supuesto deben ser ligeros y lo más ergonómicos posible, lo ideal es poder usarlos con una sola mano.

Etiqueta: Corzo
Publicado en: Caza, Consejos

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