Cazar con seguridad

Consejos

Por desgracia todas las temporadas, sobre todo durante los primeros meses, se producen accidentes de caza con terribles consecuencias. Lo peor de todo es que en muchos casos los accidentes de caza se podrían haber evitado si se tomasen las medidas adecuadas de seguridad.

Lo cierto es que en muchas ocasiones a medida que el cazador gana experiencia suele relajarse a la hora de extremar las precauciones y esto es un grave error.

Todos hemos oído, leído o incluso vivido diferentes experiencias en las que se narran accidentes de todo tipo ocurridos con las armas de caza. En ocasiones estos accidentes se deben a fallos en las propias armas, pero no es lo normal. Desgraciadamente en la mayoría de los casos se trata de descuidos o errores humanos. Nunca debemos relajarnos a la hora de manejar un arma.

Hay una serie de aspectos y normas de seguridad que debemos de seguir a rajatabla, incluso entrenarnos y repertirlos hasta que se vuelvan mecánicos. Sobre todo cuando nos encontramos con una alta concentración de cazadores en un espacio concreto como es el caso de una batida o una montería. 

ELEMENTOS DE PROTECCIÓN Y VISIBILIDAD

Cuando se caza en grupo, la ropa y accesorios de seguridad permiten identificar rápidamente a todas las personas y perros que intervienen en la cacería, por lo que su uso es fundamental para evitar accidentes. Sin embargo muchos cazadores se niegan a utilizar este tipo de prendas, exponiendo razones más o menos respetables que hablan sobre la necesidad de estar camuflados para evitar ser vistos por los animales algo que ha quedado totalmente desmentido en muchos países donde estas prendas son de uso obligatorio desde hace años.

Hoy día muchos cazadores españoles siguen sin estar convencidos de que estas prendas no espantan a las piezas, pero por fortuna ya es más frecuente ver en las monterías y demás cacerías en las que intervienen numerosas personas a cazadores ataviados con prendas de seguridad de color naranja o amarillo. Está totalmente demostrado que si el cazador permanece en el puesto sin moverse, las piezas de caza no detectan su presencia, mientras que el ojo y la inteligencia de los seres humanos sí que es capaz de detectar rápidamente el color naranja o amarillo y de asociarlo al instante con la presencia de una persona.

La prioridad en este sentido es ser vistos. Estas prendas permiten que nos divisen bien y que también nosotros veamos rápidamente donde están los demás y, sobre todo, si hay algún compañero en nuestra línea de tiro.

Para ello cada vez tenemos más opciones en el mercado que ofrecen prendas técnicas de seguridad, que poco a poco son más utilizadas.

Lo importante es utilizar prendas adecuadas en cada modalidad de caza ya que no es lo mismo cazar en mano en un llano que hacerlo en una zona con mucho matorral o cazar en batida en una montería.

Este tipo de prendas y armas de seguridad son especialmente útiles en monterías y batidas, tanto si se realizan en terrenos más o menos despejados como en muy densos de matorral mientras permanecemos en el puesto y cuando, por cualquier causa, tenemos que adentrarnos en la mancha para acudir a un agarre o si tenemos que pistear alguna pieza una vez concluida ésta.

Pero también son útiles en rececho, sobre todo si cazamos en cotos donde cazan otros cazadores porque, a través de los prismáticos y del visor de un rifle, una de estas prendas se divisa a mucha distancia y delatará nuestra presencia.

Otro elemento de protección son las GAFAS, aunque pueda parecer algo básico, lo cierto es que la parte más afectada de nuestro organismo en accidentes de caza son los ojos, fácilmente alcanzables por plomos, esquirlas o cualquier otro elemento. La forma de prevenirlo es muy sencilla: llevar unas gafas adecuadas.

Existen modelos que no se empañan, con cristales de diferentes colores en función de la luminosidad del día… y todo por un coste ínfimo del que seguro no nos acordaremos cuando veamos chocar algo contra las gafas.

CONSEJOS BÁSICOS DE SEGURIDAD

Debemos tener claro es saber qué provoca los accidente de caza. Despistes, casualidades, armas en mal estado, equivocaciones… los motivos pueden ser muchos pero ¿podemos realmente controlarlos? Creemos que sí.

La primera regla fundamental que hay que tener en cuenta es que con un arma en la mano cualquier precaución resulta escasa, la caza es un deporte de elevado riesgo y en consecuencia cualquier pequeño error o despiste puede pagarse muy caro. Debemos ser conscientes por tanto de que gran cantidad de los accidentes podrían evitarse si el cazador actuara con total precaución. Esto que parece de perogrullo no lo es tanto: Si somos conscientes de que portamos un arma habremos andado ya la mitad del camino.

El segundo factor esencial y tristemente conocido es que “las armas las carga el diablo”, por ello siempre deben manejarse como si estuvieran cargadas, a pesar de que estemos plenamente convencidos de que están descargadas.

Por último siempre debemos descargar el arma o comprobar que lo esté a la hora de enfundarla, guardarla o meterla ne el coche. También realizaremos esta comprobación siempre que la saquemos o desenfundemos, la entreguemos a otra persona o nos acerquemos a otros compañeros en el campo.

Además de todo esto debemos conocer la normativa de caza, respetar las normas básicas de manejo y transporte de armas y munición y respetar las distancias de seguridad ante personas o bienes.

DURANTE LA JORNADA DE CAZA

Convendrá tener una serie de precauciones particulares durante el desarrollo de la propia jornada de caza. Estas son:

Suspenderemos la jornada de caza siempre que las condiciones meteorológicas no sean las adecuadas. Una niebla excesiva o la lluvia persistente pueden reducir de forma muy notable la visibilidad y esto supone un alto riesgo que no conviene correr.

En las monterías, antes de comenzar la cacería el montero deberá tener completa información sobre la mancha a cazar, incluso con esquemas de situación.

Al llegar al puesto, lo primero es estudiar detenidamente dónde estamos, si hay a la vista, en la distancia, otra armada y avisar a nuestros vecinos de puesto de nuestra situación exacta.

En el puesto, el cañón ha de estar mirando hacia arriba, al cielo, o hacia abajo, al suelo, nunca sobre el antebrazo porque con nuestro movimiento estará a una altura inadecuada y en ocasiones apuntando a nuestros vecinos de postura.

En el puesto, el arma siempre debe estar con el seguro puesto, nunca quitado. El seguro sólo ha de quitarse al encarar el arma. Y después de disparar, volver a colocar el seguro al desencarar. Si no estamos acostumbrados, podemos practicar en casa asiduamente hasta que se convierta en una acción automática.

Nunca se comenzará a disparar hasta que se de la señal convenida para iniciar la caza.

Al recargar el arma con munición, hacerlo siempre con el cañón hacia arriba o hacia el suelo, nunca con el cañón en posición horizontal. Aunque la jornada haya finalizado, nunca aprovecharemos para probar el arma o hacer puntería.

EL COMPORTAMIENTO DEL CAZADOR

Muchos accidentes no son achacables a un arma en mal estado, sino a comportamientos irresponsables de algunos cazadores o a “simples despiste”. En este sentido, convendrá tener en cuenta los siguientes consejos:

Un arma es un instrumento peligroso del que jamás habremos de fiarnos, por lo tanto nunca apuntaremos o dirigiremos la boca de fuego del cañón, esté el arma cargada o descargada, hacia una persona en ninguna circunstancia.

Lleve el seguro siempre puesto y desmóntelo sólo a la hora de disparar.

Si debe pasar un obstáculo complicado, antes saque los cartuchos o balas del arma.

No cargue el arma hasta estar preparado para el inicio de la caza y siempre se descargará cuando vayamos a abandonar el puesto.

No disparar al monte, por delante o por detrás del puesto, a no ser que tengamos algún pecho cercano que nos asegure que no hay nadie allí.

Entre puestos, muévase siempre con el arma descargada.

No apoye la boca del cañón contra el suelo y evite que pueda entrarle cualquier elemento extraño.

Nunca dispare “al bulto”, trate de tener siempre la certeza completa de que a lo que dispara es un animal. Ante la duda, no se debe disparar. Esta precaución deberá ser extrema en las zonas con vegetación espesa.

Intente saber en cada momento dónde se encuentran sus compañeros.

Vigile que la trayectoria que seguirá su disparo está libre de obstáculos.

Si su arma sufre un golpe, será recomendable vaciar la recámara antes de dejar el arma apoyada.

En caso de que vaya a rematar algún animal herido, advierta de ello a sus compañeros.

Nunca salga a cobrar con la escopeta en la mano.

Valore siempre las posibilidades de rebote de su tiro. Tenga en cuenta que si dispara hacia el suelo en una zona de piedra o agua, los proyectiles pueden rebotar de forma totalmente insospechada.

Tenga en cuenta que las distancia que puede alcanzar el disparo es enorme, mucho mayor de lo que pueda llegar a pensar. Esto es algo que deberá tener en mente siempre que vaya a disparar.

Si al apretar el disparador el disparo no se produce, se deberá mantener el arma igualmente encarada, durante unos 45/60 segundos, dando tiempo a un posible retardo de la ignición.

Por supuesto, nunca acudiremos a cazar bajo los efectos del alcohol o de cualquier otra sustancia que no nos permita estar en condiciones normales.

LA SEGURIDAD DEL PERRO

Pero si nosotros corremos peligro cuando cazamos en grupo, nuestros compañeros de fatigas, los perros, siempre lo están, incluso cuando cazamos en solitario la caza menor porque siguen de cerca las piezas y muchas veces no se distinguen bien por el matorral.

Por esta razón se fabrican todo tipo de accesorios, incluso chalecos, de seguridad, como collares, traíllas, etc., que permiten distinguirlos rápidamente y evitan por tanto que resulten heridos o muertos cazando en mano, al salto o en una montería.

Curiosamente, quizás por el cariño que sienten hacia ellos sus dueños, hoy este tipo de prendas y de accesorios de seguridad para perros se están imponiendo cada vez más en España y comienzan a ser populares.

Etiqueta: Seguridad caza
Publicado en: Caza, Consejos

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