Cuidado, limpieza y desinfección del equipo

Material

Una de las labores más importantes del cuidador es la de mantener las cuadras y todos los elementos del equipo en perfectas condiciones para el uso. Algunas de las partes del equipo son fáciles de mantener, otras más complicadas y exigen una mayor dedicación.

En cualquier caso, todos y cada uno de los elementos del equipo deben ser correctamente limpiados e higienizados.

CUIDADOS ESPECÍFICOS DE LOS MATERIALES

EL CUERO: a pesar de lo que pueda parecer, garantizar la máxima duración de los elementos de cuero de nuestro equipo es relativamente sencillo:

Sólo hay que intentar asegurarnos de que siempre estén perfectamente secos. Y es que nunca debe guardarse el cuero húmedo y nunca debe secarse con una fuente de calor directa, ya que cualquiera de estas dos cosas terminará por dañarlo de manera irreparable. Hay que darle su tiempo de secado, dejándolo airear para que se seque gradualmente, al aire libre siempre que podamos pero sin permitir que el sol le incida de manera directa.
Ten en cuenta que siempre que el cuero se moje, resultará conveniente untarlo de grasa y dejarlo a secar al aire libre.

PARTES METÁLICAS: estribos, embocaduras, hebillas… todo el material metálico corre el riesgo de generar óxido que puede dañar no sólo el elemento metálico en concreto, sino también las partes que “rozan” con él.

Para evitar su deterioro, resulta recomendable lavarlos con un paño que previamente habremos empañado en un producto específico para la limpieza de metales.

TELAS: deberán cepillarse una vez estén bien secas. En el caso de que estén muy sucias, se lavarán con agua templada y se dejarán secar siempre al aire libre.
De cualquier manera, conviene que revisemos siempre los consejos de cuidado indicados por el fabricante en el etiquetado de cada producto.

RELLENOS: todos los elementos del equipo que lleven rellenos (sillas, protectores de cruz, cinchas, vendas…) deberán ser revisados de manera especial. Es muy común que las costuras se descosan, en cuyo caso precisarán de un arreglo inmediato para evitar que el problema vaya a más.

TEJIDOS NATURALES O SINTÉTICOS (mantas, sudaderos…): deberán airearse y sacudirse tras cada uso.

Cuando vayan a ser guardados durante un cierto tiempo, tendrán que ser cepillados, evitando que quede cualquier resto de pelos o suciedad que podría dañarlos irreparablemente. Convendrá que los lavemos (a mano o a máquina, según estipule cada fabricante).

LIMPIEZA DE LAS SILLA DE MONTAR

Todos sabemos que la silla debe limpiarse siempre después de cada uso.
Pero, además de esa recomendable limpieza diaria, resulta necesario que, al menos dos veces al mes (dependiendo del uso que le demos), nos paremos algo más y realicemos una correcta limpieza a fondo de la montura.

Deberemos tener un especial cuidado con el cuero de la silla, puesto que se puede secar y agrietar con facilidad, si no le damos el cuidado que necesita.

Para limpiarlo realizaremos los siguientes pasos:

  1. Comenzaremos pasándole un cepillo suave, eliminando las partículas de barro, con mucho cuidado para no arañarlo.
  2. Para lavarlo, usaremos una esponja húmeda, restregando el cuero de arriba hacia abajo y viceversa. Conviene aclarar la esponja con frecuencia.
  3. Secar al aire libre, nunca cerca de un radiador.
  4. Limpiar con un jabón de glicerina (nutre el cuero, manteniéndolo flexible). Mojamos el jabón, lo pasamos por el cuero y extendemos con la esponja; no mojar la esponja porque se formaría un exceso de espuma. Con este jabón se consigue que la piel quede lisa y flexible.
  5. Para la piel del asiento, que es más fina, deberemos utilizar cremas o productos a base de ceras especiales para cuya aplicación nos ceñiremos a lo indicado por cada fabricante.

Todo esto para las sillas de cuero, en el caso de las sillas sintéticas, su limpieza y cuidado es mucho más sencillo. Para limpiarlas podemos utilizar simplemente agua (aplicada directamente de la manguera) y jabón neutro, si bien resulta imprescindible que después le dediquemos el tiempo necesario para un correcto y completo secado.
Mención aparte merece el hecho de la desinfección, más necesaria para las sillas sintéticas, ya que pueden producir infecciones cutáneas al caballo.
Otros consejos de limpieza de la silla son:

Todo equipo nuevo conviene que sea engrasado antes de su utilización. Para que queden correctamente flexibles, será necesario la aplicación de varias capas de grasa.

Lo más adecuado es aplicar los productos por la cara interior de la piel, que es por donde la grasa y el aceite penetran mejor.

Las partes que van en contacto con el jinete y con el caballo debe aplicarse únicamente jabón de glicerina.

En las zonas que no estén en contacto con jinete o caballo, aplicaremos grasa.
Resulta muy importante limpiar bien las partes que estén en contacto con la piel del caballo, porque son las más absorbentes.

Es preciso eliminar los depósitos de grasa que se forman debajo del equipo. Para eso utilizaremos un cuchillo plano sin filo, o bien un ovillo de crin de caballo.
Conviene tener cuidado con la aplicación de grasa, puesto que si nos pasamos en exceso, el cuero puede quedar flácido y rezumar aceite al doblarlo.

Según la época del año en la que nos encontremos, conviene utilizar unos productos u otros:

  • En invierno: aplicaremos aceite de pata de buey.
  • En verano: aplicaremos grasa de caballo.

LAS CABEZADAS

La limpieza de la cabezada requiere también de un cierto procedimiento:

  • En primer lugar limpiamos muy bien los productos de cuero con glicerina (podemos emplear los mismos pasos que para la limpieza de la silla de montar).
  • A continuación aplicamos aceite de pata de buey, que sirve para dar suavidad al cuero. Este mismo producto es muy recomendable y perfectamente indicado para limpiar y embellecer los mosqueros de cuero de las cabezadas vaqueras.
  • Para finalizar, engrasamos los accesorios.
  • Conviene que la cabezada esté perfectamente limpia antes de su uso.

LIMPIAR LA EMBOCADURA

La embocadura es un foco constante de enfermedades. Por eso resulta imprescindible que pongamos un especial cuidado en su correcta limpieza.

Después de cada sesión de trabajo resulta del todo imprescindible que procedamos a la limpieza del bocado, una labor que nos ocupará pocos minutos y que nos garantiza una correcta salud bucal para nuestro caballo. Para esta limpieza necesitaremos una esponja limpia, la cual deberá humedecerse con agua dulce. Con ella quitaremos la suciedad que pueda haber quedado en el bocado y los restos de comida, si los hubiera.

Además de esta rutina “diaria”, cada cierto tiempo deberemos aplicar una crema especial para la limpieza y desinfección de embocaduras.

A pesar de lo que hayas podido oír, resulta un gran error utilizar un producto para pulir metales, puesto que es fácil que con él se irrite la boca del caballo y, aunque no sea así, causará un desagradable sabor, con lo que es fácil que el caballo termine rehusándolo.

Publicado en: Hípica, Material

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