Problemas con la alimentación

Cuidados del caballo

Los caballos en libertad pasan gran parte del tiempo comiendo, su aparato digestivo está diseñado especialmente para una ingestión más o menos continuada de alimentos que por general son de bajo podeer nutritivo y con poca variedad.

Sin embargo, al domesticar al caballo lo estamos “forzando” a regular su comida: raciones especialmente medidas a lo largo del día. Esto sin duda puede provocar algunos problemas en su alimentación que conviene conocer y saber controlar, para evitar que se conviertan en problemas físicos o enfermedades. A continuación hablaremos sobre algunos de los problemas más importantes que el caballo puede presentar en su alimentación.

DÉFICIT DE NUTRIENTES

La deficiencia de nutrientes en los caballos puede empezar con síntomas sutiles, pero si no prestamos la debida atención y se prolonga en el tiempo puede conducir a problemas de salud más graves.

A pesar de haber estado alimentando de forma similar a nuestro caballo durante años siempre puede existir en algún momento un déficit de nutrientes. La buena noticia es que existen varios signos evidentes que nos ayudan a localizar estos problemas. Por ello reconocer cuanto antes estos síntomas nos ayudará a evitar problemas mayores de salud.

Falta de apetito: Es cierto que algunos caballos son quisquillosos para comer, pero debemos distinguir rápidamente un episodio puntual de una falta de apetito prolongada que es un síntoma claro de que algo no va bien.

Sin duda, existen numerosos motivos por los que un caballo puede experimentar una disminución repentina del apetito,desde estrés hasta un problema en la dentadura. Pero si vemos que no hay motivos evidentes para esto puede tratarse de una deficiencia de sal.

Incluso si tiene un bloque de sal disponible para su caballo, eso no significa que realmente la esté utilizando. Si esto sucede podemos añadir directamente la sal al alimento del caballo.

Pérdida de peso repentina o gradual: Una pérdida repentina de peso en nuestro animal es sencilla de detectar pero una pérdida gradual de peso es mucho más peligrosa. No lo notaremos tan facilmente y si nuestro caballo no sufre sobrepeso es un motivo de preocupación y una de las primeras señales de deficiencia de nutrientes en los caballos.

Hay que vigilar los cambios de estaciones ya que las necesidades calóricas pueden variar en función del grado de actividad del caballo. Si se encuentran más activos necesitarán un aporte extra de energía.

La pérdida de peso también es común en los caballos mayores que tienen problemas para masticar y digerir completamente sus alimentos. Para ellos también tendremos que realizar ajustes específicos en la dienta.

Falta de crecimiento de los cascos: En promedio, un caballo descalzo necesita que le corten los cascos cada 4-6 semanas. Pero, ¿qué pasa si llega el herrador y los cascos de su caballo apenas necesitan ser cortados? Esto probablemente se deba a una deficiencia de proteínas.

Cuando el caballo no obtiene suficientes proteínas en su dieta, no puede producir la queratina que necesitan sus pezuñas. Si los cascos de su caballo no están creciendo como solían hacerlo, hable con su veterinario acerca de agregar un suplemento de aminoácidos a su dieta.

Curación lenta de las heridas: Si las heridas y rasguños de nuestro caballo tardan más de la cuenta en curar, varias semanas o incluso meses sería un motivo de alarma. Dependiendo de del tamaño y la profundidad del corte, pero la mayoría de las heridas pequeñas sanan en 1-2 semanas. Si tarda más que eso, su caballo podría tener una deficiencia de vitamina C. Deberá hablar con su veterinario sobre las mejores formas de complementar la dieta de su caballo y agregar más vitamina C a su vida.

Problemas estomacales: Si nuestro caballo presenta dirarrea durante varios días podría tener una deficiencia de vitamina B1. También conocida como tiamina , la vitamina B1 es responsable del metabolismo de los carbohidratos, las proteínas y las grasas.

La forma más sencilla de resolver este problema es darle a nuestro caballo más tiempo para pastar. También hay suplementos de tiamina disponibles cuando el tiempo extra de pastoreo no es una posibilidad.

Pelaje descolorido, quebradizo o seco: Podríamos estar ante un déficit de yodo. Sin embargo, tenga cuidado porque la deficiencia de yodo y el exceso de yodo causan los mismos síntomas. Tener muy poco o demasiado yodo será malo para nuestro caballo, por lo que debemos asegurarnos de que toma las cantidades correctas.

La mayoría de los caballos obtienen el yodo necesario para su metabolismo de la sal yodada. Pero si su caballo no es fanático de la sal, es muy posible que no obtenga todo el yodo que necesita.

Una excelente opción es buscar un suplemento fabricado con niveles adecuados de yodo y agregarlo a la dieta de su caballo. A medida que aumentan sus niveles de yodo, eventualmente debería notar una mejora en su pelaje.

Si sospecha que su caballo está experimentando algún tipo de deficiencia, es importante hablar con su veterinario. Estos son solo algunos de los signos de deficiencia de nutrientes en los caballos, y deberá analizar los síntomas y los suplementos con un profesional para que su caballo recupere su mejor salud.

ENGULLIR

Engullir los alimentos, o lo que es lo mismo, comerlos demasiado deprisa, es un problema bastante común entre los caballos estabulados.

Y decimos que es un problema porque al comer de esta forma, el animal no mastica la comida lo suficiente lo que provoca que la traguen sin antes haberla mezclado con la saliva y eso puede conllevar distintas consecuencias para su salud, principalmente desarreglos digestivos pero también correrán un serio riesgo de atragantamiento.

Debemos tener en cuenta que el caballo se encontrará más cómodo cuando su estómago esté medio lleno y, cinco horas después de una comida, comenzará a sentir hambre.

Para evitar que el caballo se precipite por comida, un buen truco es ofrecerle un pequeño saco de heno antes de darle los alimentos concentrados. De esta forma calmaremos su apetito y su ansiedad.

También suele funcionar muy bien el añadir paja a la ración de comida, con lo que estaremos estimulando una masticación más pausada y completa.

Hay quien también coloca trozos de sal sólida, con los que se consigue ralentizar la rapidez al comer.

Además, en caso de que compruebe que efectivamente su caballo se precipita a por la comida cada vez que se la sirve, no estará de más que compruebe la posibilidad de suministrar los alimentos más frecuentemente (en cuyo caso, por supuesto, deberemos reducir cantidades: la misma cantidad de comida, repartida en más raciones, para evitar que pase mucho tiempo entre comida y comida y que el caballo llegue hambriento).

Un último consejo: mientras come, deje a su caballo solo y tranquilo: si nota su presencia puede sentirla como una “amenaza” (miedo a que le retire el alimento) y, por tanto, intentará apurar al máximo.

DESGANA

No es normal que un caballo no quiera comer, por eso, si aprecia que su caballo tiene “desgana” deberá realizarle un chequeo físico lo antes posible.

Y es que, si un caballo deja de comer, su sistema inmunitario se verá perjudicado en un plazo de tan sólo 5 días. Por eso es nuestra obligación buscar y localizar lo que le produce la desgana y, por supuesto, ponerle solución lo antes posible.

Lo más habitual es que un caballo que muestra desgana, ésta venga motivada por alguna enfermedad, un problema físico (dolor), una inflamación, úlcera… en cualquier caso conviene que pase una revisión veterinaria para determinar dónde está el foco que provoca esa “desgana”.

Puede que su caballo “masque a medias” o lo que es lo mismo: deje caer trozos de comida parcialmente masticada, fuera de su boca; si observa este comportamiento vigile su boca, casi con seguridad tendrá algún problema en la misma que le impida masticar correctamente.

En caso de que realice una completa y minuciosa revisión del caballo y no aprecie ningún problema, deberá barajar otras posibilidades, como:

  • Limpieza: los pesebres deben mantenerse limpios en todo momento. Los restos de comida no sólo desprenderán mal olor (hay que tener en cuenta que el caballo es sumamente sensible a los olores y, aunque tenga hambre, se negará en rotundo a comer cualquier alimento que transmita un olor raro) que aumentará la desgana del animal, sino que además se convierten en una constante y peligrosa fuente de infección.

  • Alimentos frescos: los alimentos que proporcionamos a nuestros caballos deben ser siempre frescos y de buena calidad.

  • Vigile la concentración del alimento: con tomas altamente concentradas, el caballo puede descontrolarse con respecto a la cantidad.

  • Nunca realice cambios bruscos en la dieta del caballo: les resulta muy complicado adaptarse a ellos.

  • Intente tentar a su caballo añadiendo remolacha, melaza diluida, linaza cocida o cebada. O también otras “golosinas” como zanahorias, manzanas y nabos… en este caso deberán ser cortadas en tajadas y no en trozos gruesos, para evitar que el caballo pueda atragantarse.

  • Compruebe que el caballo no tiene sed: si tiene sed, rehusará comer. Si al entrar en su establo, comprueba que el caballo no ha consumido su ración, deberá verificar de manera inmediata si dispone de agua o no y, en caso de tener, conviene que se asegure de que está limpia.

  • La necesidad del grupo: el caballo es un animal social, que necesita al grupo, y por eso muchos ejemplares comerán mejor si lo hacen rodeados de los suyos. Por eso, si aprecia que un caballo está dejando de comer, le recomendamos que pruebe a ponerlo al lado de otros caballos.

  • Utilice estimulantes del apetito: en el mercado encontrará gran cantidad de estimulantes del apetito en forma de suplementos alimenticios. Consulte con su veterinario antes de utilizarlos.

  • Procure ofrecerle variedad en la dieta: muchos caballos dejan de comer simplemente porque se aburren de comer siempre lo mismo.

CONSEJOS PRÁCTICOS

Además de todo lo comentado, le proponemos a continuación una serie de consejos que ayudarán a hacer el momento de la comida más placentero a su caballo:

Vigile la posición del comedero: muchas veces no nos damos cuenta y colocamos el comedero a una altura no adecuada para el tamaño de nuestro caballo, lo que provoca que éste deba adquirir una posición incómoda para comer, lo que sin duda influirá directamente sobre su alimentación.

Nunca haga cambios bruscos en la alimentación de su caballo.

Tenga siempre a su alcance agua limpia y fresca. Intente que su caballo beba siempre antes de comer.

No fuerce a su caballo a realizar ningún esfuerzo justo después de comer (esto incluye el tema del transporte).

Mantenga limpias todas las zonas de almacenaje de alimento.

Mucho cuidado con los olores.

Preste especial atención a la calidad del heno. Para comprobar que es la correcta, debemos partir de la base de que el heno deberá estar siempre verde y no quemado por el sol. En nuestro país resulta bastante común ver pacas de heno en el exterior que se encuentran quemadas por fuera pero verdes por dentro. Para comprobar que su estado es el adecuado, deberemos abrir la paca y ver su color.

Además, realizaremos las siguientes comprobaciones:

No hay polvo ni moho. Al dejar caer la paca de heno al suelo no puede salir una nube de polvo.

Deberá incluir algo de hoja. En principio también puede contener alguna mala hierba, lo cual no tiene porqué suponer un problema.

Grosor: no puede ser excesivo. Si el heno tiene mucho grosor significará que se ha cortado tarde y, en consecuencia, será menos digestivo para el caballo.

Al apretar el heno con la mano, no debe doler.

  • Si al sujetarlo en la mano notamos picor, querrá decir que ha sido cortado muy tarde y su valor nutritivo será escaso.

Publicado en: Hípica, Cuidados del caballo

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