Consejos para mantener a nuestro caballo joven

Cuidados del caballo

La media de vida de los caballos se sitúa en torno a los 25 años. ¿Pero cuando consideramos que un caballo se hace mayor? La respuesta no es fácil, depende de múltiples factores, ya que algunos envejecen con más gracia que otros. De forma general diremos que un caballo de 18 a 20 años de edad está entrando en los años dorados.

Al igual que los seres humanos los caballos pueden envejecer con una buena calidad de vida y comodidades siempre que les brindemos la atención específica que necesiten. La edad es solo un número.

Algunos caballos se mantienen en excelente condición física y buena salud hasta el momento de su muerte , mientras que otros se deterioran más rápidamente.

Sin embargo, está en nuestra mano retrasar en la medida de lo posible ese envejecimiento manteniendo a nuestro caballo fuerte y sano pues hay una serie de pautas que pueden ayudar a que nuestros caballo permanezcan jóvenes durante más tiempo. Veamos a continuación que podemos hacer.

AUMENTAR DEFENSAS

Durante esta etapa de su vida requerirán, si cabe, de muchos más cuidados y atenciones, con especial preocupación en la prevención de posibles enfermedades que puedan complicar su salud.

Lo cierto es que al igual que en los seres humanos, las defensas y el sistema inmunológico del caballo disminuye drásticamente a medida que envejece. Por tanto la edad hace a los caballos más susceptibles a los parásitos y a las enfermedades en general. Por ello es fundamental llevar un control de las vacunas anuales y realizar desparasitaciones regulares. Un control más exhaustivo por parte del veterinario no está de más en cuanto apreciemos que algo no va bien.

MANTENERSE EN FORMA

La artritis es inevitable en los caballos mayores y puede comenzar temprano en los caballos que fueron sometidos a mucho trabajo en su mejor momento.

Los problemas de artritis suelen ser debidos o tener sus orígenes en viejos traumatismos; de ahí la importancia de vigilar muy de cerca todos estos problemas que van surgiendo a lo largo de la vida del caballo, de manera que lo que ahora es sólo una pequeña molestia no acabe por convertirse en un serio problema de artritis con la edad. Provoca la disminución de la funcionalidad de la extremidad que esté afectada, llevando a la realización de movimientos lentos y torpes. En frío el caballo se mostrará rígido e inseguro y a medida que el trabajo caliente la articulación, la cojera irá disminuyendo.

Al igual que los humanos, el mejor tratamiento para la artritis es el movimiento. No mantenga a un caballo mayor en un establo porque cuando se los lleva a pastar, tendrá dificultades para moverse. Hay que ejercitarlos regularmente, pero no provoque un agotamiento excesivo. Siempre es una buena idea agregar un suplemento de glucosamina también.

El cuidado de esta dolencia se realiza mediante pomadas yodo-yodaduras y vesicantes que atenúan el dolor. Encuentre un suplemento con MSM (metilsulfonilmetano) y glucosamina para ayudar con el dolor y la inflamación.

En algunos casos este tipo de dolencias pueden ser operables, consulte con su veterinario.

REVISIONES DENTALES REGULARES

Años masticando heno y otros tipos alimento sin duda hacen mella en la boca de un caballo. Las puntas afiladas pueden causar muchas molestias que pueden evitar que coman. Asegúrese de que su caballo a partir de cierta edad visite a un dentista equino al menos una vez al año para realizar una evaluación en profundidad de su salud dental. La pérdida de dientes es casi inevitable, pero la visita a un dentista regularmente puede darle algunos consejos sobre cómo alimentarlo correctamente en función de la capacidad de su caballo para masticar su comida.

DIETA Y NUTRICIÓN ADECUADAS

Sin duda nuestras necesidades nutricionales cambian a medida que envejecemos, y de igual manera lo hacen las de un caballo mayor. Sus tasas metabólicas cambian y, a veces, no pueden absorber nutrientes tan bien como cuando eran más jóvenes. La hierba y el heno de buena calidad son lo que debería constituir la mayor parte de la dieta de un caballo mayor.

Uno de los pilares de una vida larga y sana es la alimentación. Si un caballo ha sido correctamente alimentado a lo largo de los años, con seguridad habrá aumentado su esperanza de vida notablemente.

Llegado el momento en que el animal es considerado un anciano, convendrá prestar una atención especial a lo que come, puesto que su función digestiva se habrá visto reducida, lo que supone la necesidad de que consuma entre 10-15% de comida adicional.

Especial atención deberemos poner con respecto al contenido de fibra presente en la dieta: la fibra nunca debe exceder el 30% del total de la comida y deberá ser más bien de tipo soluble. También deberá tener una concentración de proteína de alta calidad biológica del 10-14%. No podemos excedernos tampoco con las vitaminas, aunque estas deberán estar garantizadas al cien por cien.

En este sentido, conviene tener en cuenta que la vitamina E es un potente antioxidante, por lo que su administración es más que necesaria. Por último vigile que es fácil de masticar y complemente con un suplemento vitamínico si consideramos que no es suficiente.

En cuanto a la forma de darle de comer, es necesario que se proporcionen pequeñas raciones a lo largo del día, que una o dos comidas diarias.

Y un dato muy importante en la alimentación del caballo de cierta edad. Cuando está en recinto con otros caballos, los más viejos suelen ser los últimos que comen en la manada. Por eso, hay que asegurarse de que toman las cantidades adecuadas de heno y agua.

PROBLEMAS DE SALUD EN LA TERCERA EDAD

Como hemos mencionado, la vejez supone una disminución progresiva de la integridad y funcionalidad de los sistemas orgánicos. Por lo tanto y aún a pesar de que deberemos tener en cuenta toda una serie de cuidados especiales, no debemos caer en el error de pensar que, por ser mayor, el caballo es un enfermo.

Hay que tener presente que en el proceso de envejecimiento se ven afectados todos los sistemas orgánicos: corazón, riñones, pulmones y, por supuesto, el hígado, pueden perder su funcionalidad hasta un 15-20%. También disminuye la capacidad de absorción intestinal y se produce una pérdida de masa muscular.

Se producen además alteraciones hormonales y una disminución de la actividad del sistema inmunológico, con lo que aumentan de manera muy notable las posibilidades de padecer infecciones.

Las lesiones musculo-esqueléticas y las enfermedades degenerativas son más frecuentes debido a que la capacidad de reparación y cicatrización disminuye drásticamente.

Como suele decirse, ante todos estos problemas, es más efectiva una buena prevención que la mejor de las curas. En ese “programa preventivo” deberemos tener en cuenta los siguientes puntos:

A partir de los 20 años realizaremos una completa revisión veterinaria anual (como mínimo, el veterinario puede indicar la necesidad de hacerla cada menos tiempo).

En esa revisión conviene incluir un cuidado dental.

Evaluaremos su condición corporal cada 2 meses.

También deberá visitar al herrador aproximadamente cada 2 meses.

Deberá ser desparasitado cada 2 meses.

Vigilaremos muy de cerca su alimentación: no podemos permitir que esté ni demasiado delgado ni

demasiado gordo.

Estableceremos un programa de ejercicio controlado que le permita mantener la necesaria vitalidad, sin llegar a ningún tipo de extremo.

En caso de que se trate de un caballo de silla que continúe con su actividad, deberemos poner especial atención para realizar un correcto programa de calentamiento antes de empezar el trabajo, así como de enfriamiento (con estiramientos) al finalizar.

Conviene también que le busquemos un lugar agradable para cuando haya que mantenerlo estabulado: con libre acceso a agua limpia y alejado de cualquier punto de estrés.

Publicado en: Hípica, Cuidados del caballo

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