CÓMO CUIDAR LA BOCA DE TU CABALLO

Cuidados del caballo

Sin duda el cuidado de la boca del caballo es fundamental para garantizar el bienestar y salud de nuestro querido animal. De hecho, está calculado que una buena salud dental puede ayudar a prolongar la vida de un caballo hasta cinco años más.

Debemos ser conscientes de que es justamente la domesticación de los caballos la gran responsable de que exista la necesidad de realizar cuidados específicos de sus dientes, al igual que también es la responsable de la necesidad de cuidar de sus cascos.

Tanto es así que la odontología se está integrando poco a poco como uno de los cuidados básicos, tanto para asegurar una buena calidad de vida en nuestros caballos domésticos, como para mejorar el rendimiento deportivo de los mismos. Por ello nuestra recomendación es realizar como mínimo una visita periódica anual al dentista que puede ahorrarnos más de un disgusto pues la aparición de cualquier problema bucal puede derivar en enfermedades muy serias.

A continuación hacemos un repaso de la anatomía de la boca del caballo, conoceremos las principales patologías que puede sufrir y veremos cómo detectarlas y prevenirlas a tiempo.

 

LA BOCA DEL CABALLO

El caballo posee una dentadura grande y fuerte, con un total de cuarenta y cuatro dientes.

Cada mandíbula está formada por tres dientes incisivos, un canino, cuatro premolares y tres molares. Lo primero de lo que nos daremos cuenta al analizar la boca de un caballo es que se trata de un animal vegetariano; efectivamente, la hilera de incisivos de los que dispone delante están especialmente preparados para arrancar hierba y crecen formando un semicírculo. Entre los caninos y premolares hay un espacio bien diferenciado que se denomina diastema.

Todos los dientes se caracterizan por tener coronas muy altas y raíces pequeñas en comparación.

Tras estos incisivos, encontramos los colmillos, que suelen estar presentes únicamente en los machos y que no saldrán hasta que el animal tenga una edad de entre 4 y 5 años. Estos colmillos tienen mucho espacio entre sí, no se tocan y por ello apenas cambiarán de aspecto a lo largo de toda la vida del animal.

El espacio que existe entre los dientes, donde reposa el filete, se conoce como las barras.

Después, al fondo de la boca, se encuentran seis muelas a cada lado, arriba y abajo los molares. De ellas el caballo se sirve para triturar el alimento, un trabajo que provoca su desgaste si bien la parte que sobresale de la encía se mantendrá prácticamente igual, puesto que la muela sigue creciendo.

La acción de masticar se efectúa en forma oblicua, pues la mandíbula superior es más ancha que la inferior. Por ello se les pueden formar cantos en la parte delantera o trasera de los molares, que si no se liman, pueden causar el mal cierre de la boca.

Además de los dientes, en la boca encontramos la lengua, cuya principal misión no es otra que la de actuar como “cinta transportadora”, para arrastrar el alimento hasta las muelas y de allí, una vez triturado, hasta la garganta. La lengua dispone además de glándulas salivares que desprenden un líquido con encimas que ayuda a descomponer el alimento, de manera que se da comienzo al proceso digestivo.

Pero la lengua no tiene únicamente esta labor, el caballo también la utiliza como forma de estrechar lazos, tal y como podemos ver cuando la yegua lame a su potro, incitándole para que se ponga de pie.

EL CUIDADO DE LA BOCA

Un caballo bien alimentado, que realice un ejercicio regular, en buena forma… en definitiva, un caballo bien cuidado, no tiene por que dar ningún problema con su boca. La caries, un problema tan común entre nosotros, raras veces le sucede al caballo; al igual que otras dolencias como inflamaciones de encías, úlceras bucales…

Tan sólo deberemos tener cuidado con el desgaste irregular de las muelas. Los molares superiores están algo más inclinados hacia fuera que los inferiores, lo que hace que con el tiempo y el desgaste puedan llegar a aparecer puntas cortantes sobre el borde exterior de las muelas superiores y el interior de las inferiores.

Esto puede conllevar la dificultad para triturar el alimento y en ciertas ocasiones origina úlceras. Por ello, cuando aparecen esas puntas, resulta fundamental rasparlas; tarea que dejaremos en manos de un veterinario, para quien es un trabajo bastante sencillo.

Nuestro deber será el de mantener perfectamente vigilada la boca de nuestro animal para poder avisar al veterinario cuanto antes. Como siempre decimos, el mejor tratamiento es siempre la prevención.

A través de la boca podemos llegar a conocer enfermedades presentes en el animal, que nos habían pasado desapercibidas:

– Unas encías sanas son rosadas; pero se volverán pálidas si el caballo puede padecer anemia o bien ha sufrido un fuerte shock.

– Encías pálidas o enfermizas: pueden ser un síntoma de una hemorragia interna.

– Encías de color amarillento: el caballo puede sufrir hepatitis.

– Desgaste irregular de los incisivos: es señal de tragar aire. Se trata de un vicio en el cual el caballo muerde la puerta o el pesebre mientras traga aire, puede ser muy perjudicial para el animal. Todo ello nos da una idea de lo importante que resulta vigilar la dentadura de nuestro caballo. Para hacerlo lo más correcto será sujetar la lengua firmemente hacia un lado, de manera que nos permita ver el interior de la boca sin dificultad.

SÍNTOMAS DE PROBLEMAS DENTALES DEL CABALLO

El caballo con problemas dentales pueden mostrar signos evidentes, tales como dolor o irritación, o tal vez no mostrar ningún signo. Porque algunos caballos simplemente se acostumbren o adaptan a su malestar.

Por esta razón, los exámenes dentales periódicos son esenciales para detectar cualquier enfermedad dental. Sin duda lo más recomendable es realizar una revisión periódica al menos una vez al año con un dentista equino, y si el caballo todavía está creciendo o compite al menos debe realizarse cada seis meses.

De todas formas es conveniente conocer cuáles son los síntomas más habituales que muestra el caballo cuando hay algún tipo de problema en la boca: Los signos más evidentes de que el caballo padece una enfermedad bucal son varios; Pérdida de comida de la boca cuando comen, dificultad al masticar, salivación excesiva; Pérdida de las condiciones físicas del cuerpo. Sobre todo es muy llamativo que tiene problemas bucales porque tira la comida durante la masticación por el dolor que produce. Puede detenerse por unos momentos y luego volver a comenzar. Otras veces pueden dejar caer el bolo alimenticio parcialmente masticado. Esto le puede llevar a provocarle heridas. Principalmente en la mejilla.

Dificultad para digerir tallos largos o granos enteros. Inclinando o lanzando la cabeza, muerde el freno, la lengua flácida y colgante, luchando contra el freno o resiste la puesta de la brida. Son síntomas de que le molesta. Su actividad física es mermada o casi nula. Incluso tiene pérdidas de reflejos al recibir órdenes. Incluso puede presentarse una manifiesta resistencia para recibir el freno.

Esto le deriva a una alteración en la conducta. Sobre todo en la forma de mover la cabeza al realizar un determinado ejercicio.

Mal olor de la boca o la nariz o vestigios de sangre en la boca. Así como descarga nasal o hinchazón de la cara, mandíbula o del tejido de la cavidad oral. A veces no quieren beber agua fría por el intenso dolor que le ocasiona.

PROBLEMAS DENTALES MÁS FRECUENTES EN EL CABALLO

A continuación hacemos un repaso de los principales problemas dentales que se pueden presentar en nuestro caballo. La enfermedad bucal equina más común es el desarrollo de sobrecrecimientos dentales agudos causando laceraciones de las mejillas y la lengua durante la masticación, evitando el normal funcionamiento lateral de la mandíbula. Comparado con los molares, los desórdenes de los incisivos son poco comunes y se pueden visualizar fácilmente, aunque sean problemas menores.

Las principales patologías que nos podemos encontrar son las siguientes:

* Presencia del diente de lobo: Se trata de un diente muy pequeño ubicado delante de los premolares, más común en la arcada superior. Está presente entre un 70 a un 90% de los caballos. El problema de este diente es que puede contactar con el bocado y generar molestias al movimiento de la rienda, que pueden ser leves o severas. La solución es la extracción de esta pieza, evitando el dolor y molestias con el bocado. La recomendación es extraer el diente de lobo en equinos que están iniciando un proceso de doma, mejorando así su contacto con el bocado.

* Gancho en segundo premolar, acompañado de úlceras en las mejillas: Este problema corresponde a un sobrecrecimiento dental que puede ser derivado de alteraciones hereditarias o adquiridas por mal contacto. Generalmente impiden una buena masticación de lado a lado, además de excesivo desgaste en las piezas opuestas y daño al tejido blando. La solución a esta alteración es el desgaste mediante equipo motorizado, devolviendo así la funcionalidad masticatoria necesaria y evitando el daño al tejido blando (paladar, mejillas y encías).

* Rampas: Están definidas como una altura excesiva en los premolares, generalmente los inferiores. Se producen más comúnmente cuando quedan premolares de leche retenidos, impidiendo un normal crecimiento del premolar definitivo. Producen mala masticación de lado a lado impidiendo un correcto desgaste dental, lo que puede causar problemas con el bocado. La solución de este problema consiste en desgastar mediante equipo motorizado el exceso de altura molar, en relación a las necesidades del caballo.

* Sobrecrecimiento de Incisivos: Se producen por falta de desgaste en los incisivos debido a mala oclusión, la que puede ser de tipo hereditaria, o sea que el equino nace con el problema (muy frecuente encontrarlo con caballos “pico de loro” o “sobremordida”) o adquirida producto de ganchos o rampas en piezas premolares. A consecuencia de esto el caballo no mastica libremente de lado a lado y causa molestias con el freno o bocado. La solución es reducir y balancear los incisivos con equipo rotatorio, de acuerdo a las necesidades de la boca de cada caballo en particular.

* Oligodontia: Corresponde a un alteración del desarrollo en la que las piezas dentales (incisivos, premolares o molares, etc.) no están presentes en la boca del equino, generalmente por fallos en su desarrollo embrionario. Producen mala oclusión debido a que las piezas contralaterales tienden a crecer más de lo normal, llevando a una mala masticación. La solución es realizar desgastes periódicos a las piezas que van a crecer más de lo normal para que no produzca mala masticación o tratar mediante implantes o restauraciones las piezas que faltan.

* Puntas de Muela: Corresponden a puntas de esmalte dental, el cual se produce en forma normal en todos los caballos, debido a la forma de masticación (lateral) y a la conformación de la boca (Anisognatia: maxilar más ancho que la mandíbula), sin embargo, pueden producir dolor e incomodidad cuando son excesivamente grandes y afiladas, erosionando la mucosa oral.

 

PROBLEMAS DERIVADOS DEL USO INCORRECTO DE EMBOCADURAS

Equivocarnos en la elección de la embocadura supone, en ocasiones, la aparición de algunos problemas en la boca de nuestro animal o incluso que éste rehuse el bocado; problemas que conviene conocer:

  • Cortes o llagas en las comisuras de los labios: deberemos vigilar que el tamaño del hierro sea el adecuado, ni muy grande ni muy pequeño. El roce podrá evitarse colocando unas gomas al filete.
  • En caso de que el caballo sacuda la cabeza al ser montado, debemos analizar el correcto ajuste de la cabezada.
  • Si el caballo evade la acción del filete al abrir la boca y mantener la mandíbula rígida, convendrá utilizar una muserola alemana que no deberá ajustarse demasiado baja. Existen caballos que no se acostumbran a utilizar la embocadura, para esos casos se recomienda el uso de la cabezada sin embocadura, conocida como Hackamore. Éste actúa sobre las fosas nasales del caballo, mediante un sistema de palanca como en el bocado, haciendo presión tanto sobre la nuca como sobre la zona sensible por encima de los ollares del caballo. Esta solución únicamente es válida para jinetes expertos.
  • Si un caballo rehusa el bocado, no deberemos embridarlo a la fuerza. Existe un sencillo truco con el que podremos conseguir nuestro objetivo: untar el bocado con miel, de tal forma que despertaremos en el animal el deseo por saborearla, consiguiendo que acepte el bocado hasta con cierto placer.

 

 

 


 

Publicado en: Hípica, Cuidados del caballo

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