Ventajas de una postura adecuada sobre el caballo

Consejos

Ni que decir tiene que una postura correcta sobre el caballo entraña una gran cantidad de beneficios, no sólo para el jinete sino también para el caballo. Destacamos los más importantes:

  • Minimiza el cansancio: efectivamente, si la postura sobre el caballo es la adecuada, no estaremos forzando ninguna parte de nuestro cuerpo, lo que ayudará a reducir el cansancio de montar.
  • Reduce las lesiones: una buena postura evita en gran medida la posibilidad de que se produzcan lesiones musculares.
  • Evita caídas innecesarias: los entendidos suelen establecer una diferencia entre caer y “ser arrojado”; es decir, no suelen culpar enteramente al caballo de todas las caídas. Aunque siempre debemos estar preparados para una posible caída, éstas serán mucho menos frecuentes y de menores consecuencias si sabemos adoptar la postura correcta.
  • Ayudará a dominar mejor al caballo: si nuestra postura encima del animal es correcta y firme, le estaremos transmitiendo una seguridad que se verá reflejada en la respuesta dada por el caballo ante nuestros requerimientos.

Todo esto en relación al jinete, pero sin duda una postura correcta supone también grandes ventajas para el caballo:

  • Comodidad: un jinete firme y seguro resulta mucho más cómodo de llevar para el caballo que otro que se muestre inseguro y mantenga un movimiento constante sobre la silla.
  • Reducción de lesiones y heridas: los jinetes que se desplazan en la silla pueden provocar dolorosas heridas en el lomo del caballo y otras lesiones de tipo muscular.

LA POSTURA CORRECTA

La posición optima del jinete es relajada pero firme y sin ningún tipo de tensión, sin molestar al caballo. Cuando el jinete se encuentra relajado, ya no pelea subconscientemente contra el movimiento del caballo, ni se sujeta a las riendas o molesta al caballo. No hay nada más importante sobre el caballo que ser capaces de transmitir al animal una total seguridad y confianza. Este objetivo sólo lo conseguiremos si sabemos cómo debemos sentarnos, sea cual sea la orden que tengamos que transmitir al animal. Los puntos que describen una correcta postura sobre el caballo son:

  • Utilizar la parte más cóncava de la silla: este es el lugar donde el jinete debe buscar acomodo.
  • Espalda recta (no confundir con rígida).
  • Los hombros: cuadrados y relajados, con nuestra cara bien alta, mirando por encima de las orejas hacia delante, nunca para abajo. Cierre los omóplatos, manténgalos cerrados. Mucha gente monta con sus omóplatos abiertos; entonces los hombros van hacia delante y es así como todo se pierde: los codos se separan y luego la parte superior del cuerpo pierde su línea perpendicular.
  • Cabeza recta. Mucha gente monta con el mentón próximo al tórax, como si no tuvieran cuello, mirando demasiado hacia abajo sin embargo la cabeza debe ir recta.
  • Piernas presionadas contra el flanco de la cabalgadura (desde el muslo hasta la pantorrilla). Las piernas deben ayudarle a afianzarse en las rodillas en caso de de experimentar un momentáneo desequilibrio.
  • La parte superior de las piernas (de la pantorrilla hasta el talón) estará inclinada hacia atrás: deberá estar cerca de los flancos, pero sin tocarlos. Esto es necesario para poder transmitir órdenes con los tacones.
  • En cuanto a los pies, es la yema inferior de la planta la que debe apoyar sobre el estribo.

No cabe duda de que se necesita experiencia y “temple” para mantener esta “postura perfecta” cuando el caballo comience a moverse, sin embargo es necesario que intentemos practicarla de tal manera que seamos capaces de recuperarla de manera “instintiva” cada vez que las circunstancias nos hagan perderla.

Por último abordaremos algunas claves sobre la posición de piernas y pies.

Las piernas: es importante tener claro que con las piernas mandamos constantemente señales al caballo por lo que debemos ser muy conscientes de la importancia que éstas tienen. Para no confundirle deberán estar igual que los brazos, colgando con naturalidad, con presión sobre la montura, para que el caballo nos note, y sepa quien manda. Con nuestras caderas relajadas.

Deben estar colocadas de manera que, si el jinete estuviera de pie en el suelo, tendría los pies separados, las rodillas dobladas y la parte alta del cuerpo recta.

Los muslos deben estar sueltos, con la pantorrilla en el caballo. Nos estiraremos hacia abajo desde la cadera hacia la rodilla, luego relajamos las rodillas y colocamos las pantorrillas sobre el caballo. No intentaremos apretar, nos limitaremos a sentir el caballo con la pantorrilla.

Las rodillas deben posicionarse de forma natural, según la constitución del jinete, y lo mismo sirve para la punta del pie. Una persona que en el suelo su postura natural abre las rodillas y/o las puntas de los pies, abrirá las rodillas y/o las puntas de los pies cuando está montado a caballo. Nunca hay que apretarse al caballo con las rodillas.

Los pies: Si nos hemos sentado realmente bien, los pies estarán paralelos al caballo. los tobillos deben estar sueltos, y el peso debe fluir hacia abajo, hacia los talones. Los pies irán colocados en los estribos pero debemos tener presente que no hay que meter todo el pie, solo la punta dejando el talón al descubierto y bajándolos en la medida de lo posible de tal forma que queden los talones más bajos que las puntas de los pies.

Publicado en: Hípica, Consejos

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