CÓMO DETECTAR SI TU CABALLO TIENE MIEDO

Consejos

Tú mismo puedes comprobar como, a pesar de estar domesticado, tu caballo sigue siendo temeroso: no le gustan los sustos ni que nadie se le aparezca “de repente”… y esto a pesar de más de tres mil años de domesticación con el hombre… ¿por qué mantiene estos temores?

El caballo es un animal gregario, esto es, vive en manada y todas sus reacciones están en función del grupo; además es un animal herbívoro y por tanto debe evitar ser devorado por el carnívoro. Esto le ha hecho desarrollar su instinto de alerta y el de la huida: escapar al mínimo signo de peligro.

Si el caballo se encuentra en manada, estará más tranquilo al disponer de la figura del “centinela” que vigila por la seguridad de toda la manada. Pero al estar fuera del grupo la inseguridad se incrementa y estará permanentemente inquieto.

Se trata, por tanto, de algo innato; el miedo surge de su naturaleza como animal “de huida”.

A esto se une el hecho de que muchas veces nosotros mismos transmitimos a nuestros caballos nuestro propio nerviosismo, aún sin ser conscientes de ello.

Resulta por tanto fundamental que sepamos cómo desarrollar determinados ejercicios que nos permitan “relajar” al caballo, evitando con ello posibles situaciones conflictivas.

En ocasiones nuestro caballo se comporta de forma extraña y no sabemos a cuál es el motivo de determinadas reacciones que pueden sorprendernos o incluso molestarnos. La gran mayoría de los casos estas “reacciones extrañas” están motivadas por el miedo…

Resulta fundamental que seamos capaces de percatarnos de forma anticipada de lo que está sintiendo nuestro caballo.

En este sentido conviene saber que cuando un caballo tiene miedo, mostrará los siguientes signos:

  • Resoplará de forma entrecortada, con una respiración irregular que incluso en ocasiones puede transformarse en ronquidos.
  • El pulso se le acelerará.
  • Agrandará los ojos de forma inconsciente (como si pretendiera que nada se le escape).
  • Situará las orejas en posición vertical, de forma casi fija.
  • Pisa con nervio el suelo, pataleando.
  • Eleva la cabeza.
  • Dilata fuertemente los ollares.
Publicado en: Hípica, Consejos

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