El oído es el único de nuestros sentidos sensible a las ondas de presión.
Su especial forma y anatomía le hacen muy delicado a los cambios de presión existentes en el ambiente. Resulta por tanto fundamental que intentemos cuidarlo al máximo para que no sufra con los importantes cambios barométricos que cada inmersión supone.
Dicho esto, te recomendamos que tengas en cuenta las siguientes consideraciones para prevenir los accidentes de oídos:
• Conviene tener especial precaución y acudir al otorrino si tenemos tendencia a continuos resfriados, a alergias, exceso de cerumen, constantes dolores de oído, molestias cuando viajamos en avión, dificultad al respirar por la nariz… en general cualquier síntoma que tenga que ver con los oídos deberá ser consultado con el especialista antes de lanzarnos a bucear sin más.
En general, antes de la temporada fuerte de buceo o antes de un viaje importante, conviene que realicemos una visita al médico para asegurarnos de que todo funciona como es debido.
• Poner especial cuidado en la compensación de los oídos durante los primeros metros de la inmersión. Ese primer desplazamiento es fundamental en el desarrollo correcto de la inmersión.
• Mantener una higiene periódica de los conductos del oído externo.
• Evitar la inmersión si nos encontramos acatarrados o con sinusitis.
• No utilizar tapones de goma.
• Durante la inmersión, introducir agua en el conducto externo, de ninguna forma deberemos dejarlo seco.
• Compensar todo lo que haga falta, evitando en todo momento el dolor. En caso de que haga falta, subiremos unos metros para compensar ambos oídos.
• Al finalizar la inmersión, deberemos secar bien el oído, evitando humedades.
• En caso de que tenga la sensación de tener líquido retenido, echaremos dos gotas de alcohol boricado a saturación (consultar en la farmacia).
Por último conviene saber que si eres un buceador frecuente (sobre 100 inmersiones anuales), puedes llegar a perder sensibilidad en el oído, aunque no padezcas los problemas antes comentados.
