Yoga y buceo

Consejos

Sin duda el yoga y el buceo comparten un elemento común fundamental: la respiración. En el buceo, como en el yoga, todo se centra en el trabajo de la respiración. Cuanto más lenta y suavemente respire, más podrá disfrutar de su inmersión de forma segura consumiendo menos aire y prolongando su tiempo bajo el agua.

Por supuesto, todos queremos mejorar nuestro consumo durante una inmersión pues resulta muy frustrante tener que finalizar antes de tiempo nuestra jornada por un consumo excesivo de nuestro aire. La capacidad para controlar el consumo de aire es, quizás, la mejor prueba de que se dispone de un alto nivel técnico de buceo.

Un mejor control de su respiración también permite una mejor aprehensión del estrés. Esta es una regla que los buzos experimentados aplican para sacar el máximo provecho del mundo subacuático.

¿Cuáles son las similitudes reales entre el buceo y el yoga? ¿Cómo se complementan entre sí?

¿EN QUÉ SE PARECEN EL YOGA Y EL BUCEO?

Parece bastante evidente que el yoga y el buceo comparten bastantes cosas en común. El buceo y el yoga aumentan nuestra conciencia de la respiración y se complementan entre sí. Por lo que son dos actividades que se complementan muy bien pero hay que dejar claro que por el hecho de practicar yoga no vamos a mejorar nuestra técnica de buceo como comunmente se suele escuchar o leer por ahí.

Pero sí es cierto que podemos beneficiarnos de ambas actividades y aprovechar ciertas sinergias sí sabemos cómo hacerlo. En primer lugar veremos en qué se parecen el yoga y el buceo:

Respiración. La regla principal, tanto del yoga como del buceo, es el control de la respiración. En ambos casos se debe mantener una respiración lenta, profunda y continua, asegurándonos de no aguantar la respiración en ningún momento.

Relajación. Cuando nos sumergimos, hay una sensación de tranquilidad difícil de reproducir en la superficie. El ritmo de los peces, el vaivén de las algas o de la arena removida y, sobre todo, el impresionante silencio te sumen en una relajación total. Igual que cuando se medita, se pierde la noción del tiempo.

Para muchos de nosotros, nada se compara con la sensación de bienestar, felicidad y paz interior que sentimos después de realizar una inmersión. Si no podemos bucear todo lo frecuentemente que nos gustaría sin duda el yoga podría ser una forma de aprovechar el estado mental del buceo cuando no podemos sumergirnos en el mar. Los yoguis (practicantes de yoga) alcanzan un estado similar en una práctica de yoga.

Momento presente: Tanto el buceo como el yoga son formas de meditación activa porque perfeccionar la conexión cuerpo / respiración es un ejercicio consciente que nos obliga a estar presentes. El yoga no solo puede ayudarnos a encontrar la calma, sino que la práctica regular del yoga puede hacer que sea más fácil ingresar a un estado meditativo bajo el agua.

En este estado meditativo experimentamos una mayor conciencia que mejora nuestras habilidades de observación. Cuando actúa desde este lugar, es más fácil detectar criaturas submarinas camufladas y anticipar posibles riesgos de seguridad.

Igual que en yoga, buceando hay que concentrarse en tantas cosas al mismo tiempo que es imposible no estar en el aquí y el ahora: compensar los oídos, mantener la flotabilidad correcta, mantener la postura y lo más esencial, respirar. El buceo permite vivir el momento presente con serenidad y comodidad en el medio acuático, mientras que el yoga permite vivir el momento presente con paz y tranquilidad en tierra firme.

LA RESPIRACIÓN EN YOGA Y BUCEO

Sin duda es en el control de la respiración donde más elementos en común encontramos entre estas dos actividades.

Las respiraciones completas, especialmente las exhalaciones, se enfatizan en el yoga con fines de fuerza, limpieza y meditación. Las respiraciones completas también son esenciales para el intercambio seguro de gases en el buceo, donde necesitamos exhalar por completo para limpiar nuestros cuerpos de desechos de CO2.

En yoga, el control de la respiración se hace para calmar y controlar la mente, y favorecer una correcta distribución del oxígeno por todo el cuerpo. Respirando de una forma más profunda, inspiramos más oxígeno y éste está más tiempo en nuestro cuerpo. Además, una respiración calmada está asociada a una mayor esperanza de vida.

La respiración normal de un adulto sano ronda las 18-20 respiraciones por minuto. Según el Yoga Shastra, tendrían que intentar reducirse a 15 respiraciones por minuto a través del control de la respiración por medio del Pranayama.

El entrenamiento de Pranayama tiene el potencial de disminuir el riesgo de intoxicación por CO2 durante el buceo. Esta forma más segura de respirar tiene el beneficio adicional de mejorar el consumo de aire de un buzo. Cuando respiramos más lento, más profundo y exhalamos por completo, el aire de nuestra bombona se agota más lentamente y se amplia nuestro tiempo de inmersión.

Adicionalmente aprovechar la respiración brinda a los buzos y yoguis una mejor coordinación. Una vez que alcanzamos flotabilidad neutral bajo el agua, son los pulmones los que controlan nuestra posición.

Una práctica regular de yoga nos sintoniza con el poder de nuestros pulmones y nos ayuda a lograr una comprensión instintiva de cómo usar nuestra respiración sin esfuerzo en las inmersiones para que podamos ascender, descender y flotar según sea necesario.

LA RESPIRACIÓN ADECUADA BAJO EL AGUA

Respirar bajo el agua supone una serie de cambios con respecto a la respiración tradicional en superficie. Así mientras la forma habitual de respirar es: inhalar-exhalar-pausa-inhalar-exhalar-pausa; buceando el ciclo debe cambiar a: inhalar-pausa-exhalar-inhalar-pausa-exhalar. El desarrollo de la técnica deberá llevarnos cada vez a pausas más prolongadas teniendo en cuenta que cuanto más largas sean menos aire consumiremos.

Una inspiración profunda al respirar hace que el aire llegue hasta los más pequeños alvéolos de nuestros pulmones, que es donde tiene lugar el intercambio de gases. Esta forma de respirar reduce el volumen de “aire viciado” que siempre queda en nuestros pulmones, garganta y boca de la respiración anterior, de forma que la mezcla es más rica en oxígeno.

Aunque en cada respiración utiliza más aire, se tiene que respirar menos veces, por lo que el efecto resultante será que empleamos menos aire.

Es muy importante que expulsemos de nuestros pulmones todo el aire posible en cada exhalación para que entre en los pulmones aire nuevo, para ello es fundamental respirar lenta y profundamente. Así estarás mucho más relajado, tus músculos y cerebro se nutrirán mejor y tendrás mejor predisposición para disfrutar de la inmersión.

Es un error común pensar que si hacemos pequeñas apneas con el regulador estará disminuyendo su consumo de aire.

Esto es totalmente falso, no sólo no se ahorra aire sino que además es peligroso. En primer lugar estarás aumentando considerablemente el nivel de dióxido de carbono en tus pulmones. En segundo lugar estarás corriendo el riesgo de una sobredistensión pulmonar ya que, con la costumbre, las apneas serán más prolongadas y si hubiera una variación en la profundidad el pulmón no estará compensado.

Por otro lado después de un tiempo de apnea, prolongado o no, la persona suele hiperventilar para limpiar el dióxido de carbono a nivel pulmonar, gastando de esta forma el aire que se ahorró por no respirar normalmente.

Publicado en: Buceo, Consejos

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