FRÍO Y BUCEO, CÓMO PROTEGERSE

Consejos

Hay quien describe el frío como el “enemigo invisible” del buceador. Y es que muchas veces cuando percibimos su presencia ya es demasiado tarde: estaremos sufriendo sus consecuencias.

El frío puede causar desde leves incomodidades hasta problemas físicos de cierta gravedad, por lo que nunca conviene subestimarlo.

Dedicamos un artículo especial a hablar sobre el frío y a cómo puede afectar a nuestras inmersiones.

Porque siempre conviene conocer bien a tus enemigos…

 

 EL CALOR CORPORAL

El calor es una fuente de energía que interviene en las células y organismos vivos para mantenerlos con vida.

De hecho todos los organismos tienen la capacidad para captar esta energía de diferentes fuentes y transformarla en trabajo biológico. El calor es una sensación fisiológica, pero también es un tipo de energía de los cuerpos que sirve como indicador de su estado de agitación atómica y molecular. Esta agitación se mide en calorías, siendo una caloría la cantidad de calor necesario para elevar la temperatura de un gramo de agua de 14,5 a 15,5ºC, a presión de una atmósfera.

Para indicar la cantidad de calor que tienen los cuerpos, se emplea la temperatura, que nos expresa en grados la cantidad de calor presente en el entorno atmosférico.

El hombre es un animal que mantiene constante su temperatura corporal, alrededor de los 37ºC. El organismo humano es capaz de regular su temperatura interna para mantener en regla todas las reacciones metabólicas.

Las personas, al igual que el resto de los mamíferos, somos “endotermos”, es decir, podemos regular la temperatura de nuestro organismo con independencia de la temperatura ambiente (o lo que es lo mismo: nuestra temperatura interna no variará aunque cambie la temperatura ambiental).

Decimos que existe “equilibrio térmico” cuando el organismo humano no pierde ni gana calor, lo que significa que en superficie es de 25ºC y bajo el agua a 33ºC.

LA ACCIÓN DEL AGUA

El agua absorbe el calor de los cuerpos mucho más rápido de lo que lo hace el aire, por eso resulta más fácil la adaptación térmica en superficie: se hace de manera más gradual. El cuerpo humano pierde calor 25 veces más rápido en el agua que en el aire, por eso con una temperatura del agua por debajo de los 26ºC, la práctica totalidad de los submarinistas sentirán frío. Aunque lleven el mejor de los trajes de neopreno, es sólo cuestión de tiempo que la sensación de frío aparezca.

El que se sienta frío antes o después puede deberse a varios factores que conviene conocer para intentar controlar:

– Resulta evidente que el factor más importante es el de la temperatura del agua (generalmente inferior a 33ºC).

– Existen también factores de tipo individual, ya que cada persona tiene una resistencia concreta al frío que estará en función de su estado físico, su entrenamiento, su experiencia en inmersiones…

– La tolerancia al frío disminuye cuando no se bucea de manera regular.

– La realización de ejercicio aumenta el enfriamiento, aun llevando traje isotérmico. El motivo: aumentamos la superficie efectiva de intercambio calórico.

– La respiración a través del regulador nos hace perder una importante cantidad de calor (de ahí que resulte tan importante que seamos capaces de controlar nuestra respiración en todo momento).

 

LOS PELIGROS DEL ENFRIAMIENTO

Cualquier persona es más o menos consciente del enorme riesgo que puede suponer el frío para el cuerpo humano, tanto en superficie como durante una inmersión. Todo buceador que haya experimentado en alguna ocasión la sensación de frío bajo el agua, podrá relatar la nefasta experiencia que esto supone: no sólo es una desagradable sensación, sino que también se llega a pasar auténtico dolor.

El término hipotermia significa: “baja temperatura” y corresponde a un enfriamiento de la temperatura corporal por debajo de 35ºC.

En nuestro cuerpo existen unas zonas sobre las que deberemos tener especial cuidado si no queremos sufrir un episodio de hipotermia y que no deben confundirse con las zonas en las que notamos frío (que suelen ser las manos y los pies). Las zonas más importantes de pérdida de calor son aquellas en las que la circulación sanguínea es más importante y cuentan con una menor protección muscular y/o adiposa.

Principalmente son las siguientes zonas:

– Cabeza: deberemos protegerla con un gorro ya que puede perder hasta un 50% de toda la producción de calor corporal.

– Cuello.

– Ingles.

– Costados.

Resulta por todo ello absolutamente necesario no sólo que nos mantengamos alerta nosotros mismos para evitar que “nos coja el frío”, sino que conviene mantener una observación constante de nuestros compañeros y analizar sus reacciones, comportamientos y posturas, para intentar apreciar si existe una pérdida de calor que entrañe peligro. En este sentido, conviene conocer una serie de “señales” que deben hacernos sospechar:

– Brazos cruzados: si ves que tu compañero permanece de brazos cruzados, sospecha; seguramente no lo está pasando bien.

– Reacciones lenta y lentitud de movimientos: el frío suele ralentizarnos, lo que sin duda puede resultar enormemente peligroso bajo el agua.

– Falta de interés hacia el entorno.

Si aprecias cualquiera de estas actitudes en alguno de tus compañeros, preocúpate por él. Ten en cuenta que muchos buceadores no son capaces de reconocer que están sintiendo frío, porque (a su entender) eso les puede hacer parecer algo así como “débiles” frente al resto del grupo.

MÁS VALE PREVENIR

La prevención resulta importantísima a la hora de disminuir los posibles efectos negativos del frío sobre nuestro organismo.

Para una correcta prevención, te aportamos las siguientes recomendaciones:

– Elige correctamente tu traje de neopreno. En este sentido es muy importante que tengas en cuenta la necesidad de cubrir las zonas antes señaladas de “pérdida de calor” (cabeza, ingles, cuello y costado).

– Lleva contigo frutos secos o aperitivos salados: te aportarán una ración de grasas e hidratos moderada, de forma rápida, que servirá para aumentar el calor corporal de la persona que empieza a sentir frío.

– Intenta mantenerte correctamente hidratado. Nunca subestimes la importancia de beber agua, ni en verano ni en invierno.

– Si te consideras una persona friolera, o si simplemente sueles notar rápidamente la sensación de frío al sumergirte, intenta ser el último en saltar al agua, así no perderás calor mientras esperas por el resto del grupo. – Intenta limitar el cambio brusco de temperatura. En el invierno, al sumergirnos, podemos estar sometiendo a nuestro cuerpo a una bajada de temperatura de hasta 20ºC. En este sentido, para ayudar a una mejor aclimatación de nuestro organismo, no estará de más saber un sencillo truco que consiste en que, al llegar al agua, nos quitemos las gafas o incluso la capucha, sólo durante unos instantes.

– Cuando aletees, intenta limitar el movimiento de tus brazos: tal y como hemos señalado, está comprobado que la realización de ejercicio físico bajo el agua aumenta el enfriamiento.

– Si nos encontramos en una situación que impida escapar del agua fría, es mejor mantenerse quieto que nadar. Resulta preferible adoptar la posición fetal y tratar de proteger las zonas de pérdida de calor.

– Ten especial cuidado con las corrientes: pueden traer consigo aguas muy frías que suponen un doble riesgo: llegan de repente y pueden conllevar un cambio de temperatura muy grande.

– Si ya has pasado frío, evita entrar en descompresión. En caso de que esto resulte absolutamente necesario, deberás alargar la descompresión y aplicar un factor extra de seguridad.

– Ante cualquier signo de frío: temblores, calambres, aumento de la micción o del ritmo respiratorio, molestias digestivas… lo más recomendable es que demos por terminada la inmersión.

 

EL TRAJE, NUESTRA SEGUNDA PIEL

Efectivamente, bajo el agua nuestro mejor aliado contra el frío será nuestro traje de neopreno. Por eso resulta tan importante que lo elijamos bien.

Para ello lo primero que debemos saber es que en el mercado encontraremos tres tipos fundamentales de trajes:

1/ Trajes secos: utilizados en temperaturas muy bajas. Impide la entrada de agua en el mismo a través de una válvula con la que inyecta aire en el espacio que existe entre el buceador y el propio traje, además de contar con ajustes estancos en tobillos, muñecas y cuello para impedir la salida de aire y la entrada de agua (sus cremalleras y cierres suelen ser especiales).

Tienen el inconveniente de que resultan complicados de poner y quitar y pueden estropearse y/o romperse con cierta facilidad.

2// Trajes húmedos: son los más utilizados. En este tipo de trajes penetra una cierta cantidad de agua (escasa) pero no permite la renovación constante de la misma, por lo que el cuerpo alcanza fácilmente su temperatura sin que se produzca un deterioro térmico importante. Estos trajes están fabricados en neopreno, con diferentes grosores (cuanto más grueso, más protegerá del frío), siendo el grosor más habitual el que va de 5 a 7 mm.

Este material hace que el traje tenga algo de flotabilidad, lo cual debe ser tenido en cuenta a la hora de vigilar el lastre usado si cambiamos de traje.

Existen trajes más finos (de 1 a 3 mm. de grosor) utilizados en aguas más cálidas, así como chalecos que pueden llevarse debajo del traje, para aguas más frías. La opción del chaleco es siempre algo a valorar, ya que protege una buena parte de nuestro cuerpo, pero permitiéndonos una total libertad de movimiento y con la ventaja de que puedes ponerlo y quitarlo a demanda, según las necesidades  de cada momento.

3/// Trajes Semisecos: dotados de cremallera estanca o, en algunos modelos, carentes de cremalleras que permitan la entrada de agua. Protegen más que los húmedos, sin llegar al extremo de los secos.

Dicho esto, las características que deberá cumplir un traje para que garantice su función aislante son:

– Correcto ajuste: es decir, deberá ser ajustado pero cómodo, teniendo siempre en cuenta que las bolsas de agua que circulen por el interior del traje, aumentarán la pérdida de calor.

– Revestimiento interior: hay que tener en cuenta que si el traje tiene revestimiento interior, será más hermético, pero tendrá la desventaja de ser más frágil, por lo que corremos el serio riesgo de romperlo en cada puesta.

– Con capucha integrada, mucho mejor.

– Preferiblemente con manguitos o zonas de mayor ajuste en neopreno, sin revestimientos en cuello, facial, muñecas y tobillos.

– Protecciones “extra”: chalecos interiores térmicos, calcetines de neopreno, etc. son sumamente útiles en la época de menores temperaturas.

– Costuras: preferiblemente no tendrán salientes ni al exterior ni al interior. Las mejores son dobles y en poliéster, material que no se deshace.

 

TRAS LA INMERSIÓN

Seguro que consideras que ya has pasado suficiente frío debajo del agua… no querrás seguir con esa nefasta sensación.

Para ello, te recomendamos que sigas estos pasos:

– Desvístete cuanto antes. Hazlo en un lugar protegido y protégete cuanto antes con la adecuada ropa seca.

– En caso de mantenerte en navegación, añade a tu vestimenta un impermeable o cortavientos que te proteja de la humedad.

– Toma algún alimento energético: frutos secos o aperitivos salados. También el chocolate o una bebida caliente azucarada nos sentarán de maravilla.

– Cuando llegues al centro de buceo, date una buena ducha, pero evita que sea con agua demasiado caliente, ya que correrás el riesgo de que se produzca un “shock térmico” peligrosísimo por la gran diferencia de temperatura.

– Olvídate de tomar alcohol, ya que la vasodilatación que produce incrementará sin duda la pérdida de calor.

 

QUÉ HACER SI SE PRESENTA UN CASO DE HIPOTERMIA

En caso de que te encuentres con un caso de hipotermia, deberás seguir los siguientes pasos para tratarla:

– Saca del agua al afectado lo antes posible, hazlo de forma horizontal.

– Transporta al afectado de forma horizontal y tratando de que mantenga los pies en alto en todo momento.

– Evita cualquier golpe.

– Retírale la ropa mojada: para hacerlo es preferible cortarla: acabarás antes y evitarás manipular en exceso a la persona.

– Intenta secar a la persona afectada pero sin frotar, intenta hacerlo presionando suavemente con papel de cocina o con una toalla.

– En caso de que la persona esté consciente y tiritando, puedes intentar hacerle entrar en calor a través de bolsas de agua caliente. Estas bolsas deberán colocarse principalmente en el pecho y en el cuello.

– Si la persona está consciente pero no tirita, es preferible hacerle entrar en calor poniéndola en una cama y protegiéndola del viento.

– Te recomendamos que intentes ponerte en contacto con el centro médico más cercano cuanto antes.

– Dejar que la persona entre en calor poco a poco: no frotar los miembros ya que éstos retienen sangre que está fría y que si se libera fluirá al resto del cuerpo y lo enfriará.

– Nunca dar alcohol: puede matar a una persona que sufre hipotermia al provocar una dilatación de los vasos sanguíneos.

Publicado en: Buceo, Consejos

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