Evaluación de un pecio

Consejos

 

Antes de penetrar en un barco hundido conviene realizar una evaluación del pecio. Normalmente es más una cuestión de buen juicio que se adquiere con la experiencia pero conviene efectuarla de forma minuciosa durante las primeras inmersiones.

De forma general podemos establecer tres puntos clave a evaluar antes de bucear el pecio:

Estado general: El estado general en el que se encuentra el barco afectará a la forma en la que lo exploramos y a nuestra propia seguridad por ello es tan importante este punto. Debe prestar especial atención a su resistencia. ¿Se aprecia alguna debilidad en su casco a simple vista?¿Está intacto o deshecho?

Posibles Riesgos: Además de repasar el estado general de los restos, revisaremos la accesibilidad a los mismos y nos informaremos sobre si existe carga peligrosa o tóxica (sobre todo en pecios militares). Debemos efectuar un estudio específico con toda la información de interés como la distancia desde la costa. Posición exacta. Profundidad de los restos. Zona menos profunda y más profunda. Profundidad media de la inmersión. Eslora y manga, dimensiones. Posición de los restos (en posición de navegación, sobre estribor, babor, boca a bajo, grados de escora…). Partes en que está dividido etc.

Puntos de Interés: Localice los puntos de interés del pecio para planificar correctamente la inmersión. Con un poco de investigación previa encontrá abundante información sobre el pecio que va a explorar para diseñar de forma adecuada la ruta.

CONSIDERACIONES DE SEGURIDAD BUCEANDO PECIOS

Evidentemente, existen pecios más fáciles que otros, pero en cualquiera de ellos deberán tenerse en cuenta una serie de consideraciones de seguridad básicas e imprescindibles. A continuación hacemos un repaso de los mismos:

Antes de la inmersión, conviene recopilar toda la información disponible sobre el pecio. Profundidad, características de la zona, estado del barco, peligros conocidos…Si se trata de un pecio conocido, siempre resulta recomendable seguir las instrucciones dadas por los buceadores de la zona. Antes de introducirse en un pecio, conviene realizar una inspección externa, compro bando su estado. Por supuesto, no nos aventuraremos dentro si no lo vemos totalmente claro.

Control de la descompresión: lo normal es que el pecio se encuentre a profundidades grandes o cuando menos medias, por lo que deberemos tener un buen control del tiempo invertido en la inmersión para no acumular mucho nitrógeno.

Para poder disfrutar al máximo del pecio, conviene realizar un descenso y un ascenso directo al lugar, de tal manera que el resto del tiempo podamos pasarlo en el propio barco hundido. Esto supone que casi toda la inmersión permaneceremos cerca de la cota máxima de inmersión, lo que sin duda implica dificultades añadidas en el momento del ascenso durante el cual resulta básico el realizar las obligadas paradas de descompresión.

Control del aire: en ocasiones lo que vemos nos deja hasta tal punto “extasiados”, que nos olvidamos de los parámetros básicos de seguridad que deben respetarse en cualquier inmersión. El control del aire es uno de ellos y sin duda imprescindible para asegurarnos de que todo se desarrolla con total corrección.

Estructuras inestables: A medida que un barco hundido se va deteriorando con el paso del tiempo, muchas partes se debilitan, ceden algunos soportes y las paredes se desplazan. En algunos pecios existe el peligro de derrumbe y desprendimiento de objetos. Es importante consultar a expertos de la zona y evitar el buceo en barcos con estructuras inestables. Y por supuesto no nade por debajo de nada que pueda caerle encima y quedar atrapado.

Objetos afilados: En un pecio es habitual encontrarse con metales oxidados, maderas astilladas, cristales rotos, restos de mercancías o piezas del propio barco que a poco que nos descuidemos pueden ser un serio riesgo para el buceador poco precavido. Deberá de controlar correctamente la flotabilidad para reducir al mínimo el contacto con el barco, y llevar las extremidades protegidas convenientemente con escarpines y guantes suficientemente resistentes.

Enganches: Quedar enganchado en un pecio es algo poco común pero sin duda, es más frecuente que en otro tipo de inmersiones debido a la presencia habitual de cabos viejos o sedales de pesca. Para evitar este peligro debemos bucear inspeccionando bien la zona de arriba a abajo y evitando zonas en las que el riesgo de enganche sea alto. Por supuesto debemos bucear siempre con cuchillo bien afilado a ser posible con corta cabos incorporado.

Vida acuática: Un barco hundido se convierte rápidamente en un arrecife artificial, por lo que debe esperar la misma vida acuática con los consiguientes peligros de mordeduras o pinchazos que existen en los arrecifes naturales. Para evitarlos, vigile donde pone manos y pies,y por supuesto evite el contacto con especies desconocidas.

Sifones y remolinos: Debido al oleaje y las corrientes, en un pecio pueden existir sifones periódicos o corrientes rápidas a través de zonas angostas y escotillas. Si encuentra resaca, sea prudente y manténgase apartado de espacios estrechos, escotillas y zonas angostas. Valore la posibilidad incluso de esperar condiciones de mar más favorables.

Control del camino de vuelta: recordar y tener perfectamente localizado el cabo por el que después ascender de vuelta a la embarcación que nos ha llevado hasta el pecio es otro de los puntos fundamentales en este tipo de inmersión.

Si se trata de un pecio pequeño, esta labor será muy sencilla, pero se irá complicando a medida que nos aventuremos en pecios de mayor tamaño, sobre todo si se encuentra en mal estado.

Publicado en: Buceo, Consejos

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