Conviene saber cómo debemos actuar si nos encontramos ante esa situación, entendiendo que dependerá directamente del tipo de enganche del que se trate y de dónde se produzca.
Por supuesto lo primero que deberemos hacer en el momento mismo en que nos apercibamos del enganche, es pararnos en seco y tratar de averiguar las causas del mismo, según las cuales obraremos en consecuencia:
ENGANCHADOS EN UNA RED
Tras habernos frenado en seco y darnos cuenta de que hemos quedado enganchados en una red, trataremos de localizar la parte del equipo enganchada. Este es un momento peligroso, puesto que puede ser que la parte enganchada sea una parte vital del equipo y si nos movemos bruscamente podemos producir un estropicio.
Por ello nos moveremos con suavidad, sin girarnos nunca del todo; teniendo en cuenta que si lo hacemos podremos envolvernos nosotros mismos en la red.
En caso de que podamos desengancharnos sin problemas lo haremos, utilizando para ello el cuchillo en caso de ser necesario. El problema vendrá en el caso de que no podamos actuar directamente sobre el enganche, en cuyo caso nos veremos obligados a quitarnos el equipo, para poder desengancharlo de la red. Es muy importante que realicemos toda esta operación con suma precaución, poniendo la máxima atención en no soltar la boquilla en todo el tiempo.
ENGANCHADOS EN UN PECIO
Suelen ser enganches más fáciles de soltar que en una red, puesto que con seguridad tendremos más capacidad de movimiento.
Por supuesto el mayor peligro vendrá en aquellos casos en los que la parte enganchada sea del regulador, si bien si se trata de un monotráquea simplemente tendremos que soltar la boquilla y pasarlo por el objeto motivo del enganche (más peligroso será en el caso de que el enganche sea en un tubo traqueal de un regular bitráquea).
De cualquier manera lo más importante es que seamos capaces de guardar la calma en todo momento, siendo conscientes de que disponemos de aire más que suficiente para perder unos minutos localizando el enganche y resolviéndolo. No debemos ponernos nerviosos, puesto que, como sabemos, un estado de excitación supone el aumento en el consumo del aire, al tiempo que nuestros pensamientos y movimientos se volverán más torpes, lo que sin duda complicará la situación sin necesidad.
