Cuando buceamos en una corriente y una vez que el grupo se encuentra en el fondo, es fundamental que permanezca unido durante toda la inmersión, ya que la posibilidad de perderse los unos de los otros es muy superior si existe corriente. La flotabilidad deberá ser neutra. Si decidimos parar, buscaremos una roca que nos sirva como amparo, en todo momento debemos tener presente la posibilidad de utilizar los elementos que nos ofrece la topografía marina como protección.
El buceo en corrientes sólo es recomendable si la velocidad no llega a superar lo 0,8 metros por segundo, velocidad a la que el submarinista puede mantenerse en contra de corriente si fuera necesario, a pesar de que deberá realizar un gran esfuerzo y en consecuencia perderá aire, a lo que deberemos prestar mucha atención por el riesgo de consumirlo totalmente antes de lo inicialmente calculado. Un buen consejo es que el grupo lleve, como mínimo, una boya de señalización, la cual será portada por el más experimentado de los buceadores, esta servirá para avisar a la persona que queda en el barco del lugar en el que se encuentran los submarinistas y así facilitar su recogida.
La corriente nos mostrará con seguridad gran cantidad de sorpresas y un mundo enormemente bello, en ella tendremos muchas posibilidades de cruzarnos con gran cantidad de ejemplares que se colocan de cara a la misma para poder alimentarse con el plancton que con ella viaja. Además y junto a pequeñas especies tendremos la oportunidad de cruzarnos con algún depredador que acude al lugar con el objetivo de encontrar presas fáciles. Sumergirse en corriente es siempre una buena opción para disfrutar del mar
