Buceo y flotabilidad

Consejos

Sin importar el nivel técnico que tengamos, seamos principiantes o expertos, uno de los factores más importantes a la hora de mejorar nuestras habilidades de buceo es sin duda dominar la flotabilidad. Si conseguimos lograr una flotabilidad neutra que nos proporcione una posición horizontal durante nuestras inmersiones disfrutaremos mucho más de ellas.

Llamamos flotabilidad a la capacidad que tiene nuestro cuerpo para sostenerse en la superficie de un líquido, en el caso que nos ocupa nos centraremos en el mar.

Debido a nuestra constitución física, el ser humano tiene lo que se denomina “flotabilidad positiva”, es decir, la oposición impuesta por el peso de nuestro cuerpo es menor que la fuerza de la flotabilidad; resultado: flotamos. Algo que, evidentemente, complica y mucho el deporte del buceo.

Los buceadores experimentados saben que mantener una flotabilidad neutra es la clave para bucear con facilidad. Uno de los objetivos principales del buceador es tener un buen control de su propia flotabilidad, algo que no resulta fácil puesto que son muchas las cosas que pueden influir en ella: equipo, lastre, estado del agua…

Los buzos que perfeccionan estas técnicas experimentan menos fatiga, reducen el consumo de gas, pueden aprender nuevas habilidades con más facilidad, protegen el entorno y obtienen beneficios como resultado de una mayor confianza y un mejor control bajo el agua. A continuación tratamos de recoger los mejores consejos que le ayuden a controlar y mejorar su flotabilidad.

UNA CUESTIÓN PERSONAL

Tenemos que tener claro que la flotabilidad no es un dato concreto que podamos calcular previamente. Todo lo contrario, se trata de un factor personal que depende de cada buzo en particular y fundamentalmente está determinado por varios elementos como:

  • La constitución corporal.
  • El porcentaje de grasa corporal de cada cuerpo (teniendo en cuenta que a mayor porcentaje de grasa corporal, mayor flotabilidad positiva).
  • El volumen pulmonar. Por eso, no sólo varía de un individuo a otro, sino que incluso la misma persona puede modificar su flotabilidad en caso de que su condición física se vea modificada por cualquier causa.

A nivel general una persona delgada tendrá más dificultad para flotar sin ayuda y a la inversa.

Además de los aspectos “físicos” hay otros a tener en cuenta como el hecho de que no todos avanzamos de la misma forma bajo el agua.

CONSEGUIR LA FLOTABILIDAD NEUTRA

Tener una flotabilidad y una compensación adecuadas significa tener la capacidad necesaria para descender lentamente en una posición horizontal y luego detenerse a voluntad sin tocar el lecho marino ni remar con las manos. Desde allí, el buzo debe poder comenzar a nadar sin perder la posición o flotar inmóvil durante varios minutos en una posición horizontal sin elevarse ni hundirse.

La flotabilidad neutra del cuerpo humano varía según la respiración, lo que significa que al llenar los pulmones se flota más. Esto es algo fácil de comprobar: al iniciar una inmersión siempre se avanza mucho más rápido si vaciamos por completo los pulmones. La razón es sencilla: disminuye el volumen corporal y de desplaza menos agua, con lo que el empuje es menor y el cuerpo se hunde.

Por eso es tan importante que tengamos un total control sobre nuestra respiración.

Por ejemplo, después de la espiración, la pérdida de flotabilidad se produce de forma casi instantánea, pero tras una inspiración debe pasar algo de tiempo antes de que notemos que la flotabilidad aumenta.

A medida que ganamos experiencia a base de inmersiones seremos capaces de controlar mejor nuestra flotabilidad.

El control de la flotabilidad es lo que nos permite flotar completamente inmóviles, sin necesidad de usar las manos o los movimientos de brazos.

Un buen control de la flotabilidad permite ascender mediante el control de la respiración, sin tener que estar hinchando y deshinchando el chaleco constantemente.

A primera vista, el control de flotabilidad parece una simple cuestión de equilibrar el lastre en contra de la fuerza ascendente. Cuando las dos fuerzas se anulan, se neutralizan, se puede flotar en el agua pero como veremos a continuación debemos tener en cuenta otros factores como el lastre, la botella de buceo, la flotabilidad del traje, la profundidad y la respiración.

FACTORES QUE INFLUYEN EN LA FLOTABILIDAD

Sabemos que nuestro cuerpo tiene una tendencia natural a la flotabilidad positiva, pues bien, si queremos bucear necesitaremos algo que la compense y nos permita hundirnos hasta alcanzar la deseada flotabilidad neutra. Aquí es donde toma sentido todo el equipo del buceador, del cual también conviene conocer, elemento por elemento, su propia flotabilidad:

El traje

Normalmente los trajes de neopreno con los que buceamos suelen tener una elevada flotabilidad positiva. El porcentaje de flotabilidad dependerá del traje en concreto del que se trate; resulta evidente que no es lo mismo bucear con un traje completo de 7 mm que hacerlo con un short de 3 mm: a mayor grosor del neopreno, mayor flotabilidad.

En este sentido conviene comentar también la necesidad de que el traje se ajuste a la perfección a nuestro cuerpo puesto que de no ser así se pueden crear bolsas de agua que sin duda también influirán aumentando la flotabilidad.

La botella

Aunque en tierra pueda parecernos un elemento pesado y por tanto lo asociaríamos directamente con una flotabilidad negativa, deberemos tener en cuenta que la botella está llena de aire, un elemento que vamos consumiendo a lo largo de la inmersión, ¿qué significa esto? Que aunque la botella en sí no varía (su volumen es siempre el mismo), sí lo hace su contenido y en consecuencia, su peso, que irá reduciéndose a medida que la inmersión va avanzando.

Esto puede provocar, en caso de que el lastre no sea el correcto, que al final de la inmersión notemos una sensación de elevación de nuestro cuerpo por detrás, que puede ser realmente incómoda.

El chaleco

Su función principal es la de compensar la flotabilidad positiva del buceador. Para ello cuenta con diferentes compartimentos internos que pueden ser rellenados o vaciados de aire según las necesidades de cada uno. Es sin duda la forma más apropiada de mantener la ansiada flotabilidad neutra, siempre y cuando sepamos cómo utilizarlo con corrección.

Trabajar correctamente con el chaleco resulta fundamental para controlar nuestra flotabilidad.

La teoría es sencilla (después habrá que practicar): hay que ir vaciando poco a poco hasta acercarnos al fondo, para, antes de llegar, inflarlo ligeramente hasta quedar suspendidos, sin llegar a tocar nunca el suelo.

El chaleco siempre debe llenarse y vaciarse en pequeñas pulsaciones.

El lastre

Material de mucho peso que es utilizado también para compensar la flotabilidad positiva de nuestro cuerpo.

Calcular la cantidad de lastre a utilizar resulta sin duda uno de los mayores problemas con el que se encuentra cada buceador: si nos pasamos tenderemos a estar en el fondo, mientras que si nos quedamos cortos nunca alcanzaremos la profundidad deseada, lo que en definitiva y de cualquier manera se convertirá en una inmersión sumamente incómoda.

Resulta recomendable por ello ir anotando todos los datos sobre los diferentes lastres utilizados en cada inmersión, según las características del agua, el clima…; unos datos que nos servirán de gran ayuda para realizar cálculos cada vez más exactos.

Por otro lado, conviene saber que la flotabilidad de cualquier objeto depende de la densidad del líquido en el que esté sumergido: cuanto mayor sea la densidad, mayor será el empuje. Se entiende densidad por la relación existente entre masa y volumen.

Esto explica porqué flotamos más en el agua de mar (con una densidad de 1,025 g/cm3) que en agua dulce (1 g/cm3).

Publicado en: Buceo, Consejos

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