Buceo nocturno

Consejos

El buceo nocturno es, sin lugar a dudas, una de las experiencias más impresionantes de las que puede disfrutar cualquier buceador.

Por el hilo de luz de nuestra linterna, tendremos la oportunidad de ver un mundo submarino totalmente cambiado, en el que la vida parece multiplicarse, mostrándose ante nosotros más tranquila, variante y misteriosa que nunca. Tendremos la oportunidad de acercarnos más a todas las especies nocturnas que poblarán el lugar, unas quietas, como durmiendo; y otras en máxima actividad, buscando su alimento.

Consideraciones técnicas

Para el desarrollo de inmersiones nocturnas es preciso disponer de un nivel técnico de buceo avanzado. Efectivamente, existen cursos especializados sobre esta modalidad en todas las federaciones y asociaciones; unos cursos que son del todo obligatorios si se pretende realizar salidas de este tipo.

Pero no sólo eso, la oscuridad de la noche entraña sin duda una serie de riesgos añadidos, lo que conlleva la absoluta necesidad de que este tipo de inmersiones se realicen únicamente en zonas que sean conocidas por los buceadores. Saber que existen elementos que pueden suponer obstáculos es determinante a la hora de realizar una inmersión con todas las garantías. De cualquier manera, seremos con seguridad sorprendidos por el enorme cambio que el medio experimenta al suprimirse la luz.

La regla de oro en salidas de este tipo es la de ser capaces de mantener el orden en todo momento y el establecimiento de un comportamiento rutinario; tanto es así que nunca nos pondremos a manipular ningún material si no tenemos perfectamente estudiados los pasos a seguir. Todos los utensilios deberán estar guardados en perfecto orden, conociendo cada uno de los buceadores el sitio exacto en el que se encuentra cada cosa. Las maniobras de subida, vestirse, desvestirse, guardar el material.. deberemos ser capaces de hacerlas totalmente a ciegas. Acostumbrarnos a movernos en la más completa oscuridad resulta imprescindible.

También por razones de seguridad, nunca deberán ser sobrepasados los 25 metros de profundidad, y tampoco nos plantearemos el recorrer largas distancias. La duración de la inmersión siempre se calculará teniendo en cuenta la durabilidad de las linternas, de manera que el tiempo estimado de inmersión siempre debe ser menor a lo que el fabricante nos indica. En la planificación deberemos prever que después de finalizada la inmersión deberemos disponer todavía de una tercera parte de la duración máxima de la linterna (aproximadamente).

De cualquier manera, nunca conviene permanecer sumergidos durante un tiempo superior a los 25 minutos.

Por otro lado, otro punto a vigilar de cerca son las condiciones climáticas, puesto que resulta imprescindible que éstas sean las óptimas. Cielo despejado, luna llena y aguas calmadas completan la situación ideal que deberíamos tener en cualquier salida nocturna.

El grupo no deberá ser muy numeroso, entre dos y tres personas es más que suficiente; puesto que el entendimiento resulta más sencillo.

Por último, conviene señalar que siempre es preferible esperar aproximadamente dos horas desde la puesta del sol para sumergirse, de este modo la vida nocturna submarina estará en todo su apogeo y podremos disfrutar al máximo con el espectáculo.

Equipo

Por supuesto, deberemos contar con todo nuestro equipo habitual, del cual comprobaremos que se encuentra en perfectas condiciones; pero además de esto existen una serie de elementos importantes que componen el equipamiento complementario, totalmente necesario para este tipo de inmersiones.

Si hay un complemento necesario en una salida nocturna, este es sin dudas la linterna, puesto que la luz es el elemento primordial. Partimos siempre de la idea de que cada buceador deberá llevar su propio foco. A la hora de adquirir uno deberemos considerar, más que la potencia de luz que es capaz de proporcionarnos (lo que sin duda también es importante), su durabilidad. Ésta deberá estar garantizada al menos en una hora (mínimo).

El resto de características que debe cumplir una linterna, se establecerán en función del tipo de aguas en el que vayamos a desarrollar la inmersión; de la siguiente forma:

  • Luz concentrada en un cono: para aquellas aguas en las que existen gran cantidad de partículas en suspensión.
  • Luces amplias: para zonas más grandes, con menos vida y menos obstáculos.

De cualquier manera, lo más habitual es decantarse por linternas de bajo ángulo, que resultan siempre más polivalentes y por tanto válidas para diferentes circunstancias.

A la hora de planificar la inmersión, deberemos comprobar que las potencias de las diferentes linternas que llevará cada individuo del grupo sean similares. De otra forma puede suceder que una luz menos potente quede desbancada por el resto, lo que supondría que el buceador que portara esa linterna de menos potencia dejaría de ser visto por el resto, lo cual puede poner l grupo entero en situaciones de sumo peligro.

La utilización de linternas de similar potencia nos servirá para que cada miembro del grupo pueda orientarse por medio de los conos luminosos, sin necesidad de buscar un contacto visual directo con la persona (algo que por la noche no siempre resulta sencillo).

De la misma manera que el buceador controla en todo momento el desgaste de aire, en una salida nocturna deberá controlarse también el desgaste de las pilas de cada linterna; evitando que llegue hasta el final.

En cuanto a la forma de colocación de la linterna, ésta deberá llevarse de tal manera que el cono luminoso esté dirigido diagonalmente hacia abajo. Iluminaremos el fondo moviendo ligeramente la linterna de un lado a otro; poniendo especial cuidado en no iluminar directamente a un compañero, puesto que provocaríamos su deslumbramiento y por tanto la pérdida puntual de visión.

Mención especial merece la necesidad de marcar el lugar de entrada al agua desde la orilla o desde la barca; debe quedar señalado de tal manera que en ningún caso pueda generar confusión con cualquier otra luz del lugar. Para ello son recomendables los flashes que se colocan por debajo del agua, a unos tres metros de profundidad (normalmente en la cadera del ancla); estos flashes disponen de una cantidad de luz muy elevada, así como de un encendido muy particular, lo que hace que su percepción bajo el agua sea sumamente sencilla, no generando ningún tipo de confusión.

Los flashes han sido desbancados en la mayoría de las ocasiones por los neones fríos (lightsticks), que nos servirán para señalar o como luces de emergencia. Estos se activan doblando el tubo sintético, de manera que se rompe el cilindro interno produciendo la mezcla entre los líquidos que en él se encuentran; esta mezcla produce una reacción química que se traduce en una luz fría y fluorescente que dura alrededor de una hora, produciendo un halo de luz de gran potencia. Debemos tener en cuenta que se trata de luces de posición (para marcar un lugar), nunca de luces primarias.

Selección del equipo

Podemos decir que se trata de la variable principal para conseguir que la inmersión se realice de la forma correcta: si no contamos con un equipo adecuado nos resultará imposible disfrutar de todo lo que se presente ante nosotros, puesto que estaremos más ocupados en que no nos ocurra nada.

En la selección del equipo para el buceo nocturno tenga en cuenta lo siguiente:

  • ILUMINACIÓN: sin lugar a dudas disponer de una fuente de luz adecuada es uno de los requisitos principales para la realización de una inmersión nocturna. Podemos hablar de dos tipos de iluminación, una principal y otra secundaria:

 

  • Iluminación principal: se trata del foco principal, que deberemos llevar siempre en la mano y ataco con un cabo de seguridad que estará unido a nuestra muñeca. En su elección habrá que tener en cuenta dos cosas principalmente: la cantidad de luz que necesitaremos y la autonomía que buscamos.
    En la actualidad los focos recargables parecen la opción más adecuada, considerando que la cantidad de luz queda asegurada. Deberemos comprobar, eso sí, su autonomía, puesto que muchos modelos de lo que encontraremos en el mercado no sobrepasan los 30 ó 40.
    El resto de características que debe cumplir un la iluminación personal se establecerán en función del tipo de aguas en el que vayamos a desarrollar la inmersión; de la siguiente forma:

    • Luz concentrada en un cono: para aquellas aguas en las que existen gran cantidad de partículas en suspensión.
    •  Luces amplias: para zonas más grandes, con menos vida y menos obstáculos.

    De cualquier manera, lo más habitual es decantarse por linternas de bajo ángulo, que resultan siempre más polivalentes y por tanto válidas para diferentes circunstancias.

  • Iluminación de reserva: se trata de la luz alternativa al foco principal, necesaria por cualquier cosa que pueda llegar a pasar. Con una buena linterna o un foco pero de menor tamaño, será más que suficiente.
    En su elección conviene vigilar que quepa bien en el bolsillo del chaleco, para que nos estorbe lo menos posible.

 

  •   SEÑALIZACIÓN: en un lugar que se encuentra a oscuras la señalización personal y de los puntos más importantes resulta fundamental.

 

  • Señalización personal: conviene que el resto del grupo sepa dónde nos encontramos en cada momento, por lo que pueda pasar.
    Para la señalización personal lo más adecuado será decantarnos por pequeñas linternas estroboscópicas que emiten destellos a intervalos regulares, emitiendo un destello bastante visible bajo el agua. Tienen el inconveniente de que si las utilizan varios miembros del grupo de buceadores, no será fácil poder distinguir los unos de los otros.
    Otra buena opción es la de las luces químicas, que se encuentran disponibles en diferentes colores, lo que nos permite la personalización. Tienen el problema de que son de un único uso y que deberemos tener especial cuidado con que no se rompa el cilindro, puesto que el líquido que contiene es tóxico y sumamente contaminante.
  • Señalización del lugar de vuelta: si en una inmersión habitual puede resulta complicado regresar a la zona de en la que hemos dejado el equipo, esto resultará mucho más difícil sin luz. Por ello conviene que dejemos siempre perfectamente señalizado el cabo del ancla. Muchos se decantan para ello de las linternas estroboscópicas. Ni que decir tiene que también la embarcación deberá quedar perfectamente iluminada, para que podamos distinguirla desde cierta distancia.
    En caso de que la salida se haga en un punto de la costa, deberemos dejar un punto de luz perfectamente reconocible sobre el resto.

Señas

La imposibilidad de comunicarnos de manera normal se acentúa y dificulta con la ausencia de luz, que no nos permitirá realizar las señas a las que estamos habituados bajo el agua.

La comunicación debe establecerse, por tanto, mediante señas lumínicas que conviene conocer previamente. Un error muy común es el de tratar de llamar la atención de un compañero iluminando su cara; puede que efectivamente llamemos su atención pero también le cegaremos durante algún rato resultando por tanto totalmente contraproducente para nuestro objetivo, sin mencionar de lo molesto que puede ser para la persona enfocada.

La forma correcta de comunicarnos será realizando las señas habituales, pero tratando de iluminar nuestra mano con el foco. Para asegurarnos de que nos están atendiendo a lo que queremos decir, llamaremos su atención con un haz de luz o acercándonos a la persona en concreto.

Además de todo esto, existen dos señales básicas que conviene conocer y que se realizan con la propia luz:

  • Movemos la luz realizando un círculo: significa OK
  • Movemos la luz de arriba abajo, de forma vertical: significa que algo no va bien.

Estas dos señales básicas nos servirán tanto para comunicarnos con el resto de compañeros como con las personas que se encuentren esperándonos en tierra o en la embarcación.

Consejos a tener en cuenta

Antes de realizar cualquier inmersión nocturna, tenga en cuenta los siguientes consejos:

  • Nunca realizaremos una inmersión nocturna en una zona que nos resulte desconocida al grupo, puesto que no sabemos con qué nos podemos encontrar y la capacidad de reacción en una inmersión nocturna siempre es menor.
  • Compruebe la carga de su foco: deberá estar completa. Asegúrese de que colocar pilas nuevas en caso de que estén utilizadas.
  • Coloque su luz personal en un lugar perfectamente visible y reconocible por el resto de compañeros del grupo.
  • En caso de que buceemos desde la costa, convendrá que nos espere alguien en el punto de salida para indicarnos convenientemente el lugar exacto.
  • De la misma manera que el buceador controla en todo momento el desgaste de aire, en una salida nocturna deberá controlarse también el desgaste de las pilas de cada linterna; evitando que llegue hasta el final.
  • Siempre resulta preferible esperar aproximadamente dos horas desde la puesta del sol para sumergirse, de este modo la vida nocturna submarina estará en todo su apogeo y podremos disfrutar al máximo con el espectáculo. De cualquier manera, siempre es aconsejable realizar una primera inmersión diurna previa ese mismo día, con el fin de vigilar el lugar y comprobar que no existen nuevos peligros.
  • En la elección del lugar de buceo, conviene que nos decantemos por aquellas zonas que se encuentren protegidas de oleaje, de corrientes y que además no presenten cambios de marea relevantes. Aguas transparentes y cristalinas son siempre las deseables (aunque por desgracia no siempre posibles).
  • Si lo que buscamos es tener la posibilidad de ver el mayor número de especies posible, deberemos elegir zonas rocosas, que tengan gran cantidad de cuevas. En ellas muchos peces descansan escondidos a lo largo del día y aprovechan la noche para buscar su alimento.

Dónde bucear

Como ya hemos señalado antes, resulta imprescindible buscar zonas que conozcamos y en las que seamos capaces de prever los posibles obstáculos y riesgos que nos encontraremos. De cualquier manera, siempre es aconsejable realizar una primera inmersión diurna previa ese mismo día, con el fin de vigilar el lugar y comprobar que no existen nuevos peligros.

Buscaremos prioritariamente aquellas zonas que se encuentren protegidas de oleaje, de corrientes y que además no presenten cambios de marea relevantes. Aguas transparentes y cristalinas son siempre las deseables (aunque por desgracia no siempre posibles).

Y es que si hay algo que realmente impone en una inmersión submarina es la vida que encontrarnos. El comportamiento y hábitos de los peces en estas horas son totalmente diferentes a los que presentan durante el día; mientras existen especies que aprovechan estos momentos para descansar, haciendo posible una observación desde muy corta distancia, otros abandonan sus escondites para convertirse en auténticos cazadores de la noche.

Si lo que buscamos es tener la posibilidad de ver el mayor número de especies posible, deberemos elegir zonas rocosas, que tengan gran cantidad de cuevas. En ellas muchos peces descansan escondidos a lo largo del día y aprovechan la noche para buscar su alimento.

Publicado en: Buceo, Consejos

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