El buceo en cuevas añade dificultad y mayores riesgos a este deporte, si bien es una experiencia única que cualquier buceador debe probar.
Para ello, hemos de conocer cuáles son los peligros añadidos y saber actuar ante ellos. Al bucear en cuevas estamos en un espacio cubierto, lo que dificulta la ascensión pero también supone la escasez de luz lo que nos lleva a la necesidad de portar con nosotros una fuente de iluminación; además deberemos guiarnos a través de un hilo conductor, conocer técnicas diferentes a las del buceo en mar abierto…
Evidentemente aquí hablamos únicamente del buceo en pequeñas cuevas o saledizos, ya que la entrada en cuevas subterráneas va más allá del buceo deportivo.
A continuación exponemos algunas normas de seguridad y consejos que deberemos tener en cuenta antes de introducirnos en una gruta:
- Planificar la inmersión.
- Nunca bucear sólo.
- Ser más conservadores con nuestros límites que si estuviéramos en mar abierto.
- Llevar siempre chaleco hidrostático.
- Utilizar siempre un hilo guía (nos marcará la salida correcta).
- Llevar siempre varias fuentes de luz (como mínimo tres).
- Penetrar en la cueva únicamente hasta un lugar en el que podamos ver claramente la entrada de la misma (siempre teniendo en cuenta que los buceadores del grupo que van por detrás de nosotros pueden levantar sedimentos que deteriorarán la visibilidad rápidamente).
- Mantener la distancia de seguridad exigida con respecto al suelo, al techo y a las paredes.
- Tener cuidado especial con los animales que pueda haber en la cueva (informarse previamente).
Por último, es recomendable realizar cursos especiales antes de practicar el buceo en cuevas, y exigir que los guías estén perfectamente capacitados.
