Pasos previos
Subir a un globo no es más que la aventura de dejarnos llevar por el viento, evidentemente se corren ciertos riesgos que deberemos tratar de minimizar, eliminando el mayor número de cosas que puedan quedar en función del azar. Por todo ello cobra vital importancia la comprobación previa de una serie de elementos que repercutirán directamente en la seguridad del vuelo:
- Situación meteorológica: es conveniente conocer con la máxima precisión posible la situación actual así como la que se espera para las siguientes horas. Si hay posibilidad de que se acerque algún frente, chubascos, dirección e intensidad estimada del viento…
- Tráfico aéreo: debemos conocer la zona a sobrevolar, y las condiciones del tráfico aéreo en la zona. En caso de que existan aeródromos cercanos al lugar, deberemos notificar el vuelo a la autoridad competente y estar en contacto a través de radio durante el vuelo.
- Supervisar el estado de todo el material: se comprobará que el globo tenga en vigor su revisión de aeronavegabilidad, que el circuito de bombonas-quemadores funcione correctamente, que disponga de gasolina en el ventilador…. Cada elemento deberá ser supervisado y comprobado, preferiblemente por dos personas.
- Asegurarnos de que la zona de despegue es amplia, diáfana, libre de cables u obstáculos.
Una vez comprobados todos estos puntos, se procederá al hinchado del globo, tarea que lleva aproximadamente unos 20 minutos.
En el aire
Una vez que el globo ha elevado el vuelo, se tomará la decisión de dejarnos llevar por el viento (sólo en aquellas zonas en las que la dificultad es mínima) o bien sobrevolar una zona previamente seleccionada, procurando no dirigirnos a una zona de difícil aterrizaje.
Hemos de ser conscientes de que desde el globo no se puede tener un control total sobre la dirección a tomar, el piloto podrá controlar el vuelo en vertical, pero no en horizontal. Para ello se aprovecha el cambio de dirección e intensidad del viento a diferentes alturas para tomar aquellas que más nos convengan. Esto es lo que se denomina el “Gradiente de viento”.
Para calcular este gradiente, lo que el piloto suele hacer es realizar una primera ascensión a unos 500 metros y observar el movimiento de los llamados “Vientos Geográficos”; éstos son los que se forman a causa de los accidentes geográficos y soplan en la superficie. Determinar cómo estos vientos nos influirán a lo largo de nuestro vuelo depende de la capacidad y experiencia de cada piloto.
En cuanto a la velocidad alcanzada durante el vuelo, dependerá de los vientos reinantes en el lugar; teniendo en cuenta que un globo vuela siempre a la velocidad a la que el viento que le arrastra, siendo lo más habitual de 8 a 20 kilómetros hora.
En nuestros días los globos se hinchan con propano, habitualmente llevan 80 kg. de gas distribuidos en cuatro bombonas especiales.
Aterrizar
El momento de aterrizar es para muchos el de mayor emoción de todo el vuelo, y sin dudas es la maniobra más difícil.
Para realizar un aterrizaje correcto precisaremos de una extensión amplia, libre de cables y obstáculos. Aprovecharemos además un momento de estabilidad, cuando no existan corrientes térmicas ni turbulencias que puedan suponer una fuerza externa que nos desvíe de nuestra ruta.
A la hora de aterrizar pueden presentarse dos situaciones:
- Vientos flojos: el globo se acercará al suelo con excasa velocidad horizontal. En caso de que el terreno no presente obstáculos nos aproximaremos al lugar del aterrizaje volando a poca altura; pero si el terreno es accidentado haremos una aproximación alta para después realizar un descenso rápido y preciso.
- Aterrizaje con viento: el viento provocará que el globo lleve cierta velocidad horizontal. Al llegar al suelo se volcará ligeramente la barquilla y arrastrará unos pocos metros en la dirección del viento, hasta que la vela se vacía totalmente y el globo acaba por detenerse. En estos casos lo más recomendable es realizar una aproximación lo más baja posible, para que el impacto sea menor.
