Iniciar al cachorro en la caza

Consejos

A la hora de seleccionar un perro de caza, debemos tener en cuenta tanto la raza, como el ejemplar adecuado en función de nuestras necesidades. Una vez que tenemos el cachorro ideal, es muy importante que durante los primeros meses de vida le iniciemos en la caza pues estos primeros meses son esenciales en la formación cinegética de cualquier cachorro.

Por ello a continuación veremos algunas pautas básicas de entrenamiento muy necesarias para que en el futuro podamos contar con un buen compañero de caza.

PRIMEROS MESES

En los primeros meses de vida tenemos que ir compenetrándonos con el perro a través de la vida en familia e ir educando al cachorro aprovechando sus ganas de jugar. Será a partir de los cuatro o cinco meses cuando podremos empezar a utilizar algunos señuelos, enseñarle a traer objetos etc., realizar paseos de forma regular coin la correa puesta, llamarle por su nombre etc Todo esto conseguirá fomentar la obediencia y la compenetración.

Pasaremos a trabajar ejercicios básicos como hacer que se siente o que se tumbe etc, debemos dedidarle al menos 10 o 15 minutos diarios que utilizaremos para que el perro se familiarice con nosotros. Toda esta fase debe durar unos tres meses en los que hay que evitar reñirle.

PRIMERAS SALIDAS AL CAMPO

Transcurridos estos primeros meses realizaremos las primeras salidas al campo para campearlo, lo ideal es hacerlo acompañado por otro ejemplar adulto que le vaya transmitiendo las conductas propias de la caza, es esencial que sea un buen perro cazador y que muestre la caza tanto si llevamos la escopeta como si no. Sin duda esto es lo más efectivo ya que para un perro nuevo ver a otro experimentado sobre el terreno trabajando será la mejor forma de aprender.

De esta forma tratará de imitarlo y, poco a poco y sin darse cuenta, acabará trabajando por iniciativa propia.

Deberemos premiar las buenas conductas para conseguir que el cachorro se sienta cómodo trabajando. De esta manera, cuando lo veamos correr detrás de los pájaros o incluso realizar una muestra tendremos que hacerle ver que está haciendo lo correcto.

PÁUTAS BÁSICAS DE ENTRENAMIENTO

Una vez superada la fase de obediencia básica, fundamental para avanzar en la iniciación a la caza del cachorro, incideremos en algunos aspectos básicos como evitar que el perro se vaya de punta, ayudarle a superar el miedo a los disparos y lograr una buena fijación en la muestra. Veamos como trabajarlo.

Evitar que se vaya de punta: En general los perros de caza, y en especial los de muestra, tienden a buscar las emanaciones de las piezas siempre a favor del aire. Y suelen hacerlo de forma desordenada y a su manera.

Para comenzar a adiestrar a nuestro compañero en este aspecto es interesante contar con un silbato, una correa extensible de unos cinco metros y una cuerda de 20 metros apróximadamente.

A continuación buscaremos un lugar con escasa vegetación con el fin de evitar enredos con las cuerdas en la medida de lo posible. Mejor si no cuenta con caza tampoco para evitar distracciones en el perro.

A la hora de empezar el ejercicio intentaremos situar al perro a favor del aire, de esta forma las partículas de olor de la pieza entran en contacto con el cerebro del perro y le impulsan irremediablemente a capturar la presa. En ese momento es cuando el perro corre de punta hacia ese magnífico olor, espantando la caza y sin hacernos mucho caso.

Vamos a intentar controlar todo ese deseo instintivo tan fuerte y arraigado, para ello comenzamos colocando la correa extensible y poniéndolo de cara al aire. Más tarde soltaremos al perro de tal forma que cada vez que quiera ir hacia delante, con un tirón de la correa seguido de un pitido, le indicaremos señalando con el brazo hacia qué lado queremos que vaya.

Repetiremos esta acción sucesivamente hasta que el perro aprenda que no puede ir hacia delante, pero sí hacia los lados. Cada vez que pase a nuestro lado laceando le motivaremos para que se sienta recompensado y aprenda más rápidamente.

Después de unos días utilizando la correa extensible, pasaremos a colocarle la cuerda de 20 metros aproximadamente. Podríamos necesitar guantes para detener la cuerda con la mano, otra opción es dejar la cuerda en el suelo y cuando queramos corregir a nuestro perro lo único que debemos hacer es pisarla, dando la orden con el silbato.

De esta forma cada vez el perro se sentirá más cómodo yendo de lado a lado que de frente, acostumbrándose poco a poco.

Fijación de la muestra: Este paso es fundamental, ya que es vital que el perro respete la muestra. En primer lugar debemos tener presente que la muestra es algo instintivo, genético, por lo que nosotros únicamente podremos afianzarla con el adiestramiento.

Necesitaremos una correa extensible, una jaula lanzadera, caza de granja y otro compañero que nos eche una mano.

Empezamos colocando la correa extensible y cogeremos el aire de cara. A continuación, sembraremos una codorniz alicortada ocultándola en algo de maleza.

Tras llegarle la emanación, con tirones suaves de la correa, le diremos “quieto” con autoridad pero sin ser demasiado bruscos ya que si el perro tiene un carácter complicado podríamos quitarle la pasión por la caza.

Si contamos con una jaula lanzadora, introduciremos en ella una pieza, lo ideal es una paloma así se marchará volando evitando que el perro la atrape.

Una vez colocada la paloma en la jaula, situaremos al perro de cara al aire y repetiremos el ejercicio anterior. De esta forma cuando el perro se fije en la muestra, lo pararemos con tirones cortos y la orden de voz “quieto”.

Lo que pretendemos es enseñarle al perro que no debe entrar en la caza o echarse muy encima de ella, ya que de lo contrario accionaremos la jaula y la pieza escapará.

Miedo a los disparos: Otro factor a entrenar es intentar corregir el miedo a los disparos. Hay que tratar este aspecto cuanto antes, desde bien cachorros. Cuanto más tiempo pasa más cuesta.

Lo primero que debemos hacer es pasear a nuestro perro por sitios donde haya abundante caza, preferiblemente conejo, para ver cómo campea y cuál es su actitud. En definitiva ver si tiene pasión o no por la caza.

Si observamos que el perro se mueve por delante de nosotros buscando caza e incluso echa algún conejo y corre detrás de él estamos de enhorabuena, tiene posibilidades de superar el miedo a los disparos.

En este escenario, nos valdremos de esta pasión por la caza, introduciendo alguna pequeña detonación cuando eche la pieza en cuestión y esté en plena carrera. Empezaremos con inofensivas detonaciones de globos, comprobando con sus reacciones, si el perro sigue como si nada perfecto, poco a poco iremos aumentando el volumen de las detonaciones.

Si por el contrario, vemos que se frena de repente,nos mira y acude hacia nosotros, tenemos un problema. ¿Cómo actuaremos en este caso? Retiraremos las detonaciones inmediatamente y no sacaremos al perro durante algunos días al campo con el fin de que olvide lo que para el fue un desagradable episodio.

Pasado ese tiempo volveremos a intentarlo sin detonaciones, dejaremos que el animal corra tras la caza sin realizar ningún tipo de ruido. Poco a poco introduciremos alguna palmada, la explosión de un globo, el ruido de una detonadora y por último el disparo de una escopeta. Pero siempre en función de su evolución y comportamiento.

Publicado en: Caza, Consejos

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