TORMENTA DE VERANO

Meteorología

Muchos de nosotros tratamos de huir de los temidos temporales eligiendo la época estival para nuestras salidas a la mar; algo sin duda muy acertado, pero no del todo fiable.

Efectivamente, durante el verano siempre estaremos expuestos a encontrarnos con las conocidas como “Tormentas de Verano”, que pueden llegar a ser tan peligrosas como cualquier temporal que suceda en otra época del año, o incluso más.

Las tormentas de verano son temporales cortos en duración pero que pueden tener una contundencia sorprendente.

Estas tormentas se producen por un efecto de condensación local extremadamente desarrollado; para su formación deben darse dos condiciones:

1.- Que exista aire con una importante cantidad de agua en suspensión.

2.- Un detonante en forma de desarrollo vertical o radiación de calor.

 

Esto lleva a la formación de nubes que se van sobreponiendo las unas a las otras.

Estas tormentas desarrollan en ocasiones vientos de fuerza 10 (velocidad aproximada de 63 nudos), por lo que es recomendable no pasarlas por alto.

El conocimiento de este fenómeno meteorológico puede ayudarnos a determinar el momento en el que una de estas tormentas va a estallar, ya que casi siempre lo hacen cuando se encuentran en su estado de máximo desarrollo.

Distinguiremos que se encuentran en este estado cuando las nubes presenten unas enormes proporciones, en cuyo final superior se reconoce la típica forma de yunque.

Las tormentas vienen con lluvia, en ocasiones convertida en granizo, tan intensa y repentina que enfría el aire en el centro del chubasco, arrastrándolo consigo hacia el suelo.

También es corriente la aparición de rayos (cuya fuerza en ocasiones aminora el ánimo de los navegantes), nacidos de las masas de aire que son fuertemente revueltas y arremolinadas entre sí y, por fricción traen consigo potenciales eléctricos que al juntarse producen la descarga.

Además, las tormentas veraniegas suelen venir acompañadas de fuertes vientos que comenzarán como una suave brisa pero que de inmediato pueden convertirse en aire huracanado; en segundos se puede llegar a los 30 o 40 nudos.

Cuando nos encontremos en el centro de la tormenta, el viento cambiará de repente y hasta que la tormenta se haya alejado continuaremos con fuertes rachas, que experimentarán frecuentes cambios de dirección.

Publicado en: Náutica, Meteorología

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