Mar de fondo y mar de viento

Meteorología

El mar de fondo o mar tendido es un tipo de ola que se produce por la existencia lejana de un viento que ha producido una mar más o menos gruesa, que sobre el mar crea una ondulación larga y sensiblemente regular al cesar el viento que la genera.

Este movimiento en muchas ocasiones no es apreciable a la vista pero lo notaremos por los vaivenes y cabezadas del barco. La ausencia de viento no impide la existencia del mar de fondo.

Las olas de mar tendida son de base mucho mayor que la altura, y sus crestas presentan contornos más redondeados.

Las crestas de las olas pueden seguirse a simple vista durante una gran distancia, de por lo menos seis a siete veces la distancia entre las crestas.

La altura de las olas consecutivas se mantiene sensiblemente igual, y las longitudes de las crestas permiten observar mejor la ondulación sobre la superficie del mar. Suele ser un movimiento más amplio y lento, con un periodo de 15 a 30

segundos, distinto al desorden que produce el mar de viento y que se desplaza en una dirección diferente a la del viento existente en ese momento y en ese lugar, aparentemente con vida propia. Una ola de superficie se convierte en una ola de mar de fondo cuando sale de la zona de influencia del viento que la ha generado.

Cuanto más largas son las olas, más tiempo duran, por lo tanto el mar de fondo tarda mucho más en desaparecer que las olas cortas que vuelven antes a un movimiento regular y armónico. Por tanto estas olas pueden recorrer cientos y miles de millas.

Si aparece un mar de fondo de forma imprevista con un tiempo calmado y tranquilo sin que antes haya habido un temporal o fuerte viento cercano, éste nos avisará de la llegada de un frente de viento. Por tanto observar las señales del mar puede ayudarnos a prevenir fenómenos que pueden ser incómodos o peligrosos.

Un viento presente en un determinado instante genera un mar de viento que tiene olas de base corta y altura más o menos elevada. Para que el viento genere olas, por pequeñas que sean, en la superficie en calma del mar, debe tener una

velocidad mínima de un metro por segundo, aunque la variabilidad del viento no hace definitivo este valor.

Hay vientos más suaves que pueden alterar la superficie del mar de vez en cuando, pero al cesar éstos el mar se vuelve a quedar en calma.

En este caso, las crestas de las olas no son muy largas y pueden seguirse hasta una distancia de dos a tres veces la distancia entre crestas. Además se forman algunas olas pequeñas sobre las olas más grandes. Mirando desde una cresta hasta la que le sigue inmediatamente se puede observar que las alturas no son regulares y que las crestas tampoco están alineadas en la misma dirección. Se presentan desparramadas y confusas, aunque en algunas partes puedan estar alienadas y regulares.

Los vientos con velocidades de hasta un metro pro segundo originan olas pequeñas que se mueven con una velocidad aproximada de una tercera parte la del viento, y por mucho que dure el viento las olas formadas permanecen inalterables en altura y en longitud de onda.

Cuando el viento sopla con velocidades mayores a un metro pro segundo, las olas generadas toman la forma característica de interferencia entre varios trenes de ondas. Estas olas aumentan continuamente en altura, rápidamente al principio y más lentamente después, hasta llegar a una altura en que permanecen constantes, en función de la fuerza del viento. Con el paso del tiempo, las olas predominantes son más largas, hasta alcanzar una longitud tal que se mueven con una velocidad como la del viento.

Como el viento varía en dirección y fuerza constantemente, y la superficie del mar no es muy homogénea tampoco, aparecen olas más largas y más cortas con ángulos que las atraviesen más o menos.

Publicado en: Náutica, Meteorología

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