USO DEL PILOTO AUTOMÁTICO

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El piloto automático consiste en un motor eléctrico que controla el timón de la embarcación y lo gira, según las señales que recibe de los sensores a los que está conectado.

En consecuencia, cuando utilizamos este tipo de pilotos ponemos en sus “manos” el destino de la embarcación… ¿podemos fiarnos ciegamente de un piloto automático?, ¿funcionan todos igual?, ¿son todos igualmente fiables?…

En este artículo queremos conocer algo más sobre el uso del piloto automático.

 

CÓMO FUNCIONA UN PILOTO AUTOMÁTICO

El piloto automático controla el rumbo de la embarcación, según las indicaciones que le hayamos marcado.

Para hacerlo, utiliza básicamente cuatro elementos que le sirven para mantener la dirección y controlar el timón:

– Sensor de rumbo: Brújula electrónica, también conocida como “Fluxgate”, que mide el rumbo y calcula las correcciones.

Resulta conveniente atornillarla lejos de otros dispositivos eléctricos y de imanes, como un altavoz, ya que podrían alterar la medición del rumbo.

– Sensor de ángulo de timón: En barcos grandes este sensor permite que el computador de rumbo conozca la posición del timón para saber si tiene que hacer correcciones. En barcos pequeños no es necesario porque los brazos del piloto automático se enganchan directamente a la caña del timón, como en el caso de veleros pequeños.

Unidad de potencia: Es un motor eléctrico que mueve el eje del timón en el caso del timón de caña, o que está conectado a un pistón conectado al eje del timón.

– Computador de rumbo: Controla el rumbo y se parametriza a través de los paneles electrónicos de cubierta. Es un ordenador pequeño con un software específico para llevar a cabo estas tareas, que está conectado con los transistores de potencia y permite el “Clutch” o embrague, es decir, el cambio de manual a piloto automático.

– Otros: Los pilotos automáticos más sofisticados cuentan con otro tipo de sensores, como el sensor de viento, que permite configurar la navegación atendiendo al ángulo de viento, o el girocompás, que informa de forma instantánea a la unidad de control sobre cabeceos y cambios en la posición del barco.

 

EL MANDO DE CONTROL

El piloto automático se utiliza a través de su mando de control.

El mando de control del piloto automático es una pantalla, que se encuentra cerca del timón, muy fácil de utilizar, que muestra el rumbo que sigue el barco.

Se activa al pulsar “Auto”, lo que hace que se bloquee el timón y que la embarcación mantenga el rumbo que estaba siguiendo, por lo que permite soltar el timón, pero hay que estar pendientes del rumbo.

Se desactiva pulsando “STBY” (standby), en pausa, para lo que se recomienda sujetar el timón previamente, sobre todo en embarcaciones de vela, ya que la embarcación sino se moverá de forma brusca al dejar el piloto automático de ejercer fuerza sobre el timón, perdiendo el control del barco.

 

EL PILOTO AUTOMÁTICO CON MAL TIEMPO

El piloto automático permite mantener el rumbo prefijado, incluso a un ángulo de viento determinado, y cuando el mar está estable funciona perfectamente. Además, los algoritmos que lleva programados el Computador de rumbo pueden llegar a analizar los cabeceos del barco por las olas y estabilizar el rumbo, y en embarcaciones a motor ahorra combustible y a vela tiempo.

Sin embargo, en caso de vientos fuertes, quizás lo más recomendable sea dirigir la embarcación de forma manual y prestar una especial atención a la navegación, ya que la potencia del piloto automático puede no ser suficiente para mantener el rumbo de la embarcación.

La Unidad de potencia tiene que ser acorde a las características del barco y suficiente para soportar las condiciones del mar, de forma que el 80% del tiempo no debería emplear más del 10% de su máxima potencia, siendo lo recomendable un 1%, ya que de otra forma se producirán averías.

 

MANTENER EL RUMBO

Es importante tener en cuenta que el hecho de que la brújula marque un rumbo no es suficiente para seguir esa dirección, debido a que la embarcación también se desplaza de forma transversal por el llamado efecto abatimiento del mar, y la mayoría de los pilotos automáticos no lo tienen en cuenta. Por ello, cuando se planifica una travesía, es necesario tener en cuenta esta diferencia.

En caso de querer cambiar el rumbo que se le ha indicado al piloto automático, se puede ajustar grado a grado desde el panel de control sin necesidad de tocar el timón, pulsando + o – 1º, o de 10º en 10º con los botones + – 10º, teniendo en cuenta que + implica que la embarcación gire a estribor y – a babor.

 

PILOTO AUTOMÁTICO SÍ O NO

En la actualidad, no todas las embarcaciones disponen de piloto automático, pero ello no implica que entonces se deba controlar el timón durante todo el viaje, ya que la manera más habitual en la que se navegaba con un rumbo constante era bloqueando el timón, utilizando cabos para bloquear el timón en la dirección a seguir. También se puede navegar con un rumbo constante ajustando el trimado. Así, un velero con las velas cazadas debería navegar en línea recta sin necesidad de utilizar el timón, aunque esto se cumple en rumbos de través y en condiciones de buena mar.

Existen embarcaciones, de eslora pequeña como las motoras o barcos que alcanzan velocidades de 20 o 30 nudos, en las que el piloto automático es opcional, ya que a grandes velocidades es conveniente estar atento a la embarcación. Sin embargo, en embarcaciones de esloras mayores, como yates y veleros, el piloto automático es de gran ayuda para maniobrar o dirigir la embarcación mientras se hace otra actividad. Así, las embarcaciones de recreo suelen tener el piloto automático integrado en los elementos mecánicos del timón, habitualmente en la rueda, o en los brazos mecánicos, que se instalan en la bañera, y suelen llevarlo los veleros más antiguos. Estos últimos, ocupan más espacio en cubierta, pero el funcionamiento es el mismo.

 

El piloto automático facilita la navegación, especialmente en travesías largas, donde durante largos periodos de tiempo si las condiciones marítimas son adecuadas, permite viajar de forma más relajada. También es de gran utilidad cuando se viaja en solitario, ya que el piloto puede navegar mientras se realiza otra actividad, pero se debe tener en cuenta que en todo caso es de gran importancia la supervisión por parte de la persona que dirige la embarcación, y también cuando las condiciones del mar o del viento son complicadas, y es necesario realizar maniobras para conseguir la estabilidad de la embarcación.

Publicado en: Náutica, Material

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