EL MANTENIMIENTO DE LAS HÉLICES

Material

Una embarcación es un vehículo propulsado por un motor, y como tal uno de sus principales componentes son las hélices. Éstas desarrollan una función esencial para cualquier barco y por tanto precisan de un cuidado y mantenimiento específicos.

Cuando descuidamos esta pieza de nuestra embarcación, podemos correr el riesgo de presentar en el futuro problemas graves, que pueden ir desde un consumo de combustible excesivo e innecesario hasta diferentes problemas con el motor.

Realizar el mantenimiento de las hélices es una tarea sencilla si la incluimos como una rutina, cada cierto tiempo es importante determinar en qué estado se encuentran y realizar las correcciones pertinentes para mantener su correcto estado.

En el boletín de este mes vamos a tratar las principales tareas que son necesarias para mantener las hélices en buen estado.

 

REVISIONES PERIÓDICAS

Aunque sabemos bien que las hélices no son tan accesibles como quisiéramos, realizar revisiones periódicas es vital para detectar a tiempo cualquier detalle que pueda perjudicar su buena salud y con ello repercutir en otros problemas con distintas partes de la embarcación.

Es recomendable como mínimo dos veces al año realizar este chequeo. La premisa del mantenimiento de las hélices es la prevención temprana, sabiendo que el agua del mar corroe y oxida las hélices con el tiempo.

Estas revisiones periódicas son necesarias incluso si tu hélice es de alta calidad y cuenta con toda una serie de capas de químicos destinados a su protección. Lo ideal sería revisar las hélices tres o cuatro veces al año, dependiendo por supuesto, del uso que se le dé a la embarcación, la calidad de las hélices y los materiales que utilicemos para su limpieza y protección.

Esta revisión permitirá determinar también si las hélices han recibido algún golpe, ya sea al tocar fondo o enredarse con un cabo. Por muy pequeño que sea el golpe, puede provocar que las palas estén desniveladas o desequilibradas. Por lo tanto, además de revisar el estado de las hélices, siempre es recomendable retirarlas junto con el eje y comprobar su equilibrio y alineación.

 

CONFIGURACIÓN DE LA HÉLICE

Hacemos referencia específicamente a la configuración de la hélice con respecto a nuestra navegación. Es decir, por norma la mayoría de las embarcaciones presentan una configuración que va de la mano con una garantía del motor, asegurando que éste debe de llegar a un número determinado de vueltas. Sin embargo, en ocasiones podemos notar que el número de vueltas de nuestra embarcación es menor al que indica la garantía indicada anteriormente.

Para evitar esta situación, optimizar nuestra hélice configurándola a nuestra navegación permitirá un ahorro en el combustible o bien, lograr obtener un nudo más durante la navegación utilizando la misma cantidad de vueltas. Esta configuración de las hélices está orientada más que nada a embarcaciones con navegaciones largas, ya que se mejorarían las prestaciones y se lograría un ahorro considerable en el combustible.

 

LIMPIEZA DE LA HÉLICE

En esta actividad nos enfocamos principalmente en retirar la acumulación de suciedad, desechos, sal y vida marina que se ha impregnado en la hélice. Lo mejor es utilizar una espátula para realizar este proceso. Debemos de recordar incluir el ánodo de la hélice, la cual retiramos con la llave Allen.

Después de haber retirado todo lo posible con la espátula, utilizaremos un producto que permita eliminar profundamente cualquier resto de suciedad. Como puede ser salfumán, siendo un producto compuesto por ácido clorhídrico que dejará las hélices completamente limpias. Para aplicar cualquier producto como el anteriormente mencionado, debemos de protegernos con mucho cuidado. Teniendo especial atención en proteger nuestros ojos, manos, rostro y mucosas.

Tras aplicar el producto de forma generosa por toda la hélice, procedemos a frotar muy bien para retirar la suciedad impregnada y al terminar, aclaramos con agua dulce.

 

ANTIFOULING

El antifouling viene siendo el último paso para dejar nuestra hélice totalmente protegida, esto se debe a que tanto el bronce como el aluminio son materiales que exigen una protección para evitar su corrosión.

Después de haber aclarado con agua dulce, vamos a proceder a lijar toda la hélice, eliminamos el polvo que se haya producido y si existe pintura aún, es recomendable que sea eliminada, evitando cualquier escama.

Al momento de tener nuestra hélice completamente limpia, vamos a aplicar un antioxidante; éste tiene la finalidad de ser una capa de anclaje polivalente, ya que presenta una excelente adherencia sobre el acero y otros metales. Luego aplicaremos el barniz antiincrustante, preferiblemente uno que sea transparente y que no contenga estaño, este producto le otorga mayor protección para que la pulcritud de la hélice dure mucho más.

Ahora procedemos a aplicar el antifouling, teniendo en cuenta que existen diversos tipos como el autopulimentable, semipulimentable o de matriz dura.

Se debe elegir de acuerdo a las necesidades que presente la hélice y su condición, así como también los materiales que la componen. La opción más utilizada es el Antifouling autopulimentable, ya que se ha fabricado con el objetivo de autolimpiarse con el rozamiento o la oscilación en el agua, manteniendo la hélice libre de organismos por un tiempo.

Si navegas por encima de los 25 nudos este antifouling autopulimentable no es recomendable, ya que perderás rápidamente las bondades de este producto. También permite que la futura limpieza sea mucho más rápida.

 

Publicado en: Náutica, Material

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