El correcto cuidado de las velas de nuestra embarcación pasa, sin lugar a dudas, por su limpieza.
Conviene que al menos una vez al año se realice una limpieza completa; para lo cual contamos con dos alternativas, bien enviarlas a una velería especializada (nunca a una tintorería común, puesto que correremos el serio peligro de que los las estropeen); o bien limpiarlas nosotros mismos.
Por supuesto la segunda opción resulta mucho más económica, si bien supone que tendremos que cargar con un trabajo no siempre cómodo ni sencillo de realizar.
Cuando esa sea nuestra opción, buscaremos un lugar lo suficientemente amplio para que las velas entren holgadamente sin peligro de arañar los mosquetones al frotar.
El último aclarado se dará con la manguera, después de lo cual las dejaremos escurrir bien colgadas y extendidas.
En cuanto a los productos de limpieza que debemos utilizar, tenga en cuenta lo siguiente:
– Si existen manchas de óxido o de moho, utilizaremos zumo de limón, además de un buen detergente.
– En caso de que las manchas sean más graves y no se eliminen con esta solución, optaremos por aplicar una solución de ácido oxálico, el cual aclararemos de manera inmediata varias veces, asegurándonos de no dejar ningún resto que podría dañar la vela.
– Debes saber que la mejor forma de eliminar las manchas de grasa es utilizando aguarrás.
– Evita la utilización de lejía doméstica y de limpiadores químicos fuertes, que sin duda atacarán la resistencia de la vela.
LIMPIEZA DE LOS CABOS
La sal del mar acumulada a lo largo del tiempo, provoca que los cabos se endurezcan, aumentando la fricción interna en los mismos.
Si queremos evitarlo, lo más adecuado será que al menos una vez al año los introduzcamos en agua dulce jabonosa, dejándolos allí durante por lo menos veinticuatro horas seguidas. Tras esto los sacaremos, escurriremos y los dejaremos secar bien.
De esta forma se eliminará toda la sal que pudieran tener. Por otro lado, en caso de que un cabo esté sucio de grasa o similar, lo mejor será lavarlo con agua caliente jabonosa, echándole después algún suavizante, aclarándolo bien y dejándolo secar del todo.
