Consiste en una disciplina que mezcla el esquí alpino con el de fondo, también es llamado Ski Touring. Se caracteriza por no necesitar zonas preparadas, ni señalizadas, teniendo como objetivo fundamental la ascensión y el descenso de un pico, dándole vida a su nombre, ya que la finalidad es realizar una travesía o excursión.
Para practicar esta disciplina, es necesario disponer de un material específico en conjunto con una óptima capacidad técnica y condición física. Superando el dominio básico de las habilidades durante el descenso. Su origen se remonta en el siglo XX en los Alpes.
Existen tres tipos de esquís de travesía, cada uno diseñado para las necesidades del esquiador, siendo los siguientes:
- Freeride: ideales para aquellos esquiadores que disfrutan de una bajada perfecta, con nieve profunda, descensos fuertes y mucha adrenalina. Para elegir los esquís correctos para ti, debes de asegurarte de que la altura de la tabla sea la misma tuya o lo más similar posible. Las tablas rocker son ideales para la nieve profunda y para realizar saltos.
- Competición: diseñados especialmente para los amantes de las subidas. En este caso los esquís deben de ser cortos, aproximadamente entre diez y quince centímetros más pequeños que tu. En general, las medidas mínimas en hombres son 1,60 y en mujeres 1,50. El único detalle que podemos encontrar en este tipo de esquí, es en la bajada, deberás de saber esquiar muy bien, sobre todo si esquías en nieve blanda o profunda, ya que al ser un esquí tan ligero no llevan bien las velocidades altas.
- Polivalente: si disfrutas tanto de la subida como de la bajada, estos serán propios para ti. En este caso, los esquís pueden tener tu misma altura o un poco menos. El patín debe de oscilar entre los 80 y 90. Se trata de unas tablas todo terreno que si bien no sube como los de competición y no bajan tan bien como los freerides, pero tienen la suficiente capacidad para realizar la travesía con el mayor confort.
