CAMINAR CON RAQUETAS DE NIEVE

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Las raquetas fueron creadas con un objetivo totalmente práctico: como medio de locomoción.

La técnica necesaria para caminar o correr con raquetas es sumamente sencilla, pero hay que conocer los puntos básicos.

Consiste básicamente en colocarse en los pies unos aros con un entramado central sobre el que nos apoyaremos. Esto permite que, al abarcar una mayor superficie de nieve, nuestro cuerpo no se hunda en la misma.

El especial diseño de las raquetas conlleva una necesaria separación entre las piernas, lo que hace que caminar con ellas precise un corto periodo de adaptación.

Hay que levantar los pies más arriba de lo habitual y llevarlos un poco más separados, para no trabarse con el ancho de las raquetas.

A pesar de ello, es necesario saber que deberemos adaptar ligeramente nuestro paso a la longitud de la raqueta. Así si éstas son más largas, el paso se volverá más lento y largo, para evitar tropiezos entre las raquetas y faltas de equilibrio.

 

Andar con raquetas sobre una superficie lisa no requiere de un gran esfuerzo técnico (es más bien un esfuerzo físico), pero la cosa cambia cuando se trata de sortear determinados accidentes geográficos.

Será preciso entonces aprender a ascender en escalera, sobre los crampones de delante sin llegar a posar las raquetas del todo.

 

Además de esto, debemos tener en cuenta unas normas “básicas”:

– En subidas y llanos conviene llevar la fijación suelta.

– En bajadas o tramos delicados, deberemos llevar la raqueta en posición fija, para conseguir un mayor control sobre ella.

– Las pendientes se afrontarán en zig-zag.

– Debemos evitar las medias laderas.

– Las placas de hielo también deberán ser evitadas.

 

Publicado en: Esquí, Material

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