Mantenimiento de los esquís: el encerado

Consejos

Muchas veces se habrá preguntado por qué en idénticas condiciones, al llegar a una superficie plana, sus esquís se frenan mucho antes que los de los demás; o por qué otros esquiadores que en principio tienen el mismo nivel y físico que usted, son capaces de descender a unas velocidades muy superiores a la suya.
Pues bien, uno de los puntos más importantes que dan respuesta a estas cuestiones es algo tan sencillo y prioritario como un correcto encerado de los esquís. Por supuesto que hay otras muchas cosas que influyen en el hecho de que un esquiador avance más que otro: el peso corporal, el modelo de tablas que se utilice… pero se ha comprobado que, en las mismas condiciones de partida, unas tablas correctamente enceradas siempre alcanzarán de cinco a seis metros más en superficie llana; algo muy importante sobre todo si pretendemos competir.
Efectivamente, si queremos obtener los mejores resultados de nuestras tablas, al tiempo que garantizar su duración a lo largo del tiempo, deberemos mantenerlos siempre en perfectas condiciones de encerado; algo mucho más sencillo de lo que en principio pudiera parecer.

Por qué encerarlos

En nuestros días, los esquís se realizan con un material denominado polietileno; un polímero preparado a partir de etileno que se emplea también en la fabricación de envases, tuberías, recubrimientos de cables, objetos moldeados, etc. El polietileno se caracteriza por ser sumamente resistente, pero a la vez es plástico y, consecuentemente, deslizante; por lo que con él se pueden crear superficies que resbalan a la perfección sobre la nieve, permitiéndonos además alcanzar grandes velocidades.
Ahora bien, el hecho de que sea plástico hace que este material pueda desgastarse o estropearse por el roce contra determinados elementos como piedras, hierros, otros esquís… todos ellos presentes en cualquier jornada en la nieve. Estos elementos pueden llegar a crear surcos o pequeñas hendiduras en nuestras tablas que provocarán que la sensación de esquí no sea la misma.
El encerar nuestros esquís no sólo nos permitirá alcanzar mayores velocidades (lo cual siempre es una auténtica gozada, al tiempo que lleva implícito la posibilidad de realizar giros de manera mucho más fácil), sino que además supone una correcta conservación y mantenimiento de los esquís, con la consiguiente duración en el tiempo.

Cuándo encerarlos

Lo más adecuado es que tomemos el encerado como una rutina más de este deporte. De hecho los esquiadores profesionales enceran sus esquís todos los días, ya que eso les garantiza que podrán exigirles el máximo rendimiento.
No vamos a llegar a tanto, pero sí conviene que al finalizar nuestra jornada de esquí, procedamos siempre a comprobar el estado de las tablas y, en caso de que sea posible y así lo consideremos, realizaremos el encerado nosotros mismos. Decimos en caso de que sea posible porque no siempre es conveniente que nos decidamos a encerar de manera casera, los esquís; en función de su estado deberemos determinar si lo haremos nosotros o si es preferible llevarlas a un taller para un tratamiento más profesional.
El encerado manual se realizará si las tablas presentan las siguientes características:

  • No tienen muchas rayas.
  • Las suelas presentan una buena estructuración.
  • No se han deteriorado los cantos en exceso.

En caso de que la tabla haya perdido su aspecto brillante y se muestre emblanquecida, deberemos considerar la opción de un encerado profesional.
De cualquier manera debemos saber que cuanto más enceremos las tablas, más veloces serán.
Existe una explicación científica para esto, puesto que a medida que aplicamos cera al esquí, ésta va a ir penetrando en la suela, en el denominado volumen libre. Éste se va llenando de cera poco a poco, generando una especie de reserva de cera, que el esquí utilizará cuando la fricción tras horas de deslizamientos agote la cera dada en el último encerado.
Por todo ello cuantas más veces enceremos las tablas, mejor será.

Materiales para un encerado casero

Para proceder al encerado en nuestra casa, deberemos disponer de una serie de materiales:

  • LA CERA: por supuesto el elemento principal. Existen diferentes tipos de cera: para encerados fríos, calientes, líquidas, sólidas, en polvo, para diferentes temperaturas de nieve, según el porcentaje de humedad…
    Teniendo en cuenta las diferentes condiciones (climatológicas, de nieve…) que podemos encontrar durante una misma jornada (algo que de antemano resulta imposible conocer), siempre resultarán más útiles las ceras polivalentes.
    Debemos vigilar bien las diferentes sustancias que componen cada cera, y tener mucho cuidado en caso de que uno de ellos sea fluoro, puesto que puede provocar un resecamiento de las suelas, afectando a su vida útil. Este tipo de componente es muy apropiado para condiciones específicas de nieve, si bien no conviene utilizarlo para encerar nuestras tablas de manera habitual.
  • PLANCHA: preferiblemente no será de vapor (es decir, sin agujeros). Nos servirá para derretir las gotas de cera que debemos ir repartiendo a lo largo de la tabla.
  • RASQUETA: que utilizaremos para eliminar los restos de cera antigua, algo necesario para preparar la tabla cada vez que vayamos a encerarla.
  • GATOS DE SUJECCIÓN: deberán ser colocados a ambos lados de los esquís, para garantizar que quedan perfectamente firmes antes de proceder a su encerado.
  • ESTROPAJO: un estropajo normal, de los que podemos encontrar en cualquier cocina, nos servirá para dar el acabado perfecto a la tabla.

Además de todo esto, deberemos pensar en un método para conseguir que los frenos queden sujetos, sin temor a que nos molesten mientras realizamos el trabajo; muchos utilizan unas simples gomas.

El proceso

Muchos entienden el encerado como un auténtico ritual. Tal vez no sea necesario llegar a tanto, pero sí existen una serie de pasos y pautas que deben ser seguidos si deseamos realizar el trabajo correctamente.
Existen dos métodos diferentes de encerado: en frío y en caliente, explicaremos los pasos a realizar en cada uno de ellos:

  • ENCERADO EN CALIENTE
    El más habitual, puesto que también es el más efectivo y duradero aunque no se acierte de pleno con el tipo de cera elegido.
    Los pasos a seguir son los siguientes:
  • Lo primero que debemos hacer es proceder a limpiar concienzudamente la superficie; eliminando cualquier resto de suciedad o de cera antigua (para ello podemos valernos de un disolvente poco potente, como por ejemplo, la acetona).
  • Después, con la tabla perfectamente seca, sujetaremos bien la tabla con los gatos y cogeremos la plancha y la cera.
  • Con la plancha caliente (no en exceso) colocada sobre la tabla, acercamos la cera, sin llegar a tocarla. El calor provocará que la cera se derrita ligeramente y que vayan cayendo algunas gotas sobre el esquí.
  • Realizaremos esta operación a lo largo de toda la superficie de la tabla. La cantidad deberá ser la justa para que después podamos extenderla ayudándonos de la plancha y creando una película de fino grosor.
  • Para ello plancharemos la tabla, pero ¡mucho cuidado!, no convine pegar la plancha al esquí, simplemente la acercaremos al máximo, pero sin llegar a que ambas superficies rocen.
    Hay que tener mucho cuidado con esto, puesto que el contacto directo con la plancha puede provocar una deformación en el esquí (el exceso de calor puede dañar la estructura interna de la tabla).
  • Tras extender perfectamente la cera, creando una fina capa, dejaremos que seque bien, durante varias horas.
  • Después de un tiempo prudencial, comprobaremos que la cera se ha secado bien y cuando así sea, procederemos a repetir la operación.
  • Una vez que la cera esté totalmente seca después de un segundo encerado, pasaremos la rasqueta a toda la superficie. Este movimiento deberá realizarse desde la punta hasta la cola, durante tres o cuatro veces y eliminando constantemente la cera que se vaya desprendiendo.
  • Por último pasaremos un estropajo, también en movimientos desde la punta hasta la cola, dos o tres veces hasta conseguir que la superficie quede perfectamente lisa y suave.

Los dos últimos puntos comentados son de suma importancia. Nunca deberemos lanzarnos a esquiar con restos de cera en el esquí; tenga en cuenta que únicamente sacaremos partido de la cera que ha sido perfectamente absorbida por la tabla; el resto sobra y además puede ser perjudicial, puesto que puede influenciar en la superficie propia de la base del esquí.

  • ENCERADO EN FRÍO
    Es el que se usa justo antes de iniciar el descenso, resulta mucho menos duradero, pero es más sencillo de realizar y para él se usa un tubo aplicador:

 

  • Lo primero a hacer será, como es normal, limpiar concienzudamente la suela.
  • Agitamos bien el tubo.
  • Aplicamos con la correspondiente esponja hacia abajo, presionando y extendiendo completamente, hasta formar una fina capa.
  • Dejar secar (le lleva poco tiempo).

Consejos para el mantenimiento

Existen una serie de buenos hábitos que conviene adquirir. Sencillos procedimientos que no nos quitarán mucho tiempo pero que conseguirán alargar la vida de nuestros esquís, haciendo además que nos resulten más veloces en las pistas.

    Tome nota:
  • Cuando finalice su jornada de esquí, proceda de inmediato a secar bien las tablas. Séquelas y limpie bien las suelas, eliminando toda la suciedad que hayan podido acumular tras los múltiples deslizamientos en la nieve. Con esto conseguiremos que no se oxiden.
  • Tras secar los cantos, conviene cubrirlos levemente con vaselina.
  • Trate de evitar por todos los medios que las suelas rocen entre sí, puesto que pueden generar fricciones innecesarias. Lleve siempre los esquís en su funda, tenga en cuenta que es durante su transporte cuando más se estropean.
  • Eso sí, al llegar a casa, deberemos sacarlos cuanto antes de la funda, para dejar que se sequen bien. Conviene guardarlos siempre en un lugar seco y oscuro.
  • No clave los esquís en la nieve si ésta está muy dura (siempre es preferible dejarlos apoyados en una pared).
  • Mucho cuidado con el sol, que afecta (como toda fuente de calor) al polietileno. Por ello no conviene dejar los esquís con la suela puesta al sol.

Por último, señalar que siempre será importante llevar nuestros esquís a un buen taller, para una revisión completa profesional. Lo más aconsejable es hacerlo dos veces en la temporada, pero si no nos es posible al menos deberíamos hacerlo en su comienzo.

 

Etiqueta: Esquís
Publicado en: Esquí, Consejos

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