CÓMO PROTEGER A NUESTROS PERROS DEL FRÍO

Perros de caza

De la misma forma en que durante los meses de verano ponemos especial atención para que el calor no afecte a nuestros perros, cuando llega el frío conviene que tengamos en cuenta que las bajas temperaturas pueden afectar a nuestros animales y su comportamiento.

Aunque la mayoría de razas se adaptan mejor al frío que al calor, sí existen una serie de riesgos que conviene conocer y prevenir a fin de evitar peores consecuencias.

En este artículo te resumimos los mejores consejos para proteger a tus perros en los peores días de invierno.

 

LA TOLERANCIA AL FRÍO DE LOS PERROS

Un detalle importante a tener en cuenta respecto a las temperaturas bajas, es que el perro es descendiente del lobo, que vive en las zonas frías del hemisferio norte, por lo que de forma natural los perros están preparados para soportar el frío.

Por tanto, de forma general, los perros están más cómodos haciendo ejercicio con temperaturas bajas, ya que les ayuda a reducir el calor que el propio esfuerzo les genera.

Sin embargo, esto no es un factor común en todas las razas, ya que la selección genética o incluso en ocasiones la selección realizada por el propio hombre, han provocado la aparición de características diferenciales para cada raza. Por tanto, pese a ser por naturaleza de forma general resistentes al frío, hay que tener en cuenta ciertas características de cada raza para saber cuáles se ven más o menos afectados.

Una de las principales características a observar es el tipo de pelo. Los perros cuentan con dos tipos de pelo:

– Pelo primario, es pelo largo y fuerte que sirve de protección.

– Pelo secundario, es pelo corto y fino que sirve de aislante térmico y del agua.

Sin embargo, cada raza cuenta con esta característica más o menos modificada, y hay perros como el pointer que solo disponen de pelo primario, no cuentan con el pelo secundario que les protege del frío (a esto se suma el hecho de que es una raza que no acumula grasa, por lo que es un perro excelente para hacer ejercicio, pero no para soportar temperaturas bajas).

Otra característica que influye en la resistencia a las temperaturas bajas es el tamaño. De esta forma, cuanto más grande es el perro mayor superficie corporal tiene, y está más protegido para conservar el calor. En consecuencia podrás comprobar cómo la mayoría de las razas son más grandes cuanto más hacia el norte habitan, allí donde las temperaturas son más bajas, y más pequeñas si su hábitat se encuentra más hacia el sur. Por ejemplo, los lobos del ártico pueden llegar a pesar 60 kg, mientras que un lobo de la Península Ibérica puede llegar a pesar 35 kg o, un drathaar está más preparado para conservar el calor que un teckel.

 

LA IMPORTANCIA DE LA SALUD Y LA ALIMENTACIÓN

Nuestro perro sólo podrá soportar temperaturas bajo cero si se encuentra en perfectas condiciones físicas y está bien alimentado.

Así, antes de comenzar la temporada de caza, es recomendable realizar una visita al veterinario, para que realice una completa revisión, conocer el estado de salud y la condición física de los perros, y ponerlos al día de vacunas y tratamientos antiparasitarios.

Por supuesto la alimentación tiene un papel especialmente relevante cuando tienen que estar más fuertes para soportar condiciones climáticas más duras, ya que con las temperaturas bajas aumentan las necesidades de ingerir más calorías diarias y hacer las raciones más abundantes. El cálculo correcto de la cantidad es algo fundamental: debe ser la suficiente para aportar la cantidad de calorías que necesita cada animal, pero no en exceso para evitar problemas digestivos.

De hecho, para evitar problemas digestivos derivados del aumento de comida, muchos cuidadores optan por añadir grasa animal al pienso habitual, ya que el metabolismo del perro transformará rápidamente esta grasa en glucosa. Otra opción es valorar un cambio del pienso, utilizando uno de los llamados “de alta energía”.

Aparte de la vigilar la cantidad y el tipo de alimentación, deberemos valorar la posibilidad de añadir vitaminas a la dieta del perro. Si decidimos hacerlo (puedes consultarlo con el veterinario), conviene que tengas en cuenta que deben ser suministradas aproximadamente 15 días antes de la llegada del frío y, normalmente, hasta que finalice la temporada de caza.

Existen suplementos específicamente diseñados para perros de caza que van a ayudar a que la recuperación tras una jornada de caza sea más rápida, y que fortalecen su sistema inmunitario y los harán más resistentes frente a enfermedades.

Para saber si la alimentación está siendo adecuada hay que revisar el peso. Si el perro pierde peso es porque la ingesta calórica es inferior a sus necesidades, y tiene que tirar de sus reservas corporales para cubrirlas.

Otro indicador de que la alimentación está siendo suficiente son los costados: lo correcto es que al acariciar a tu perro puedas notar sus costillas, pero no debes poder verlas a simple vista. En caso de verlas a simple vista es un claro síntoma de que el animal está demasiado delgado, en cuyo caso deberás aumentar la cantidad de alimento diario; si por el contrario no eres capaz de palpar las costillas será porque el animal está engordando en exceso: convendrá entonces que revises la porción de pienso que le estás dando o la cantidad de ejercicio que está realizando.

 

PROPORCIONARLE UN LUGAR SEGURO

Es evidente que la acción de caza se resume a unas cuantas horas a la semana; es durante esas horas que nuestros perros están realizando ejercicio y generando calor, por lo que en principio no deberían tener problemas.

Pero a lo que sí debemos prestar atención es el lugar donde vive el perro cada día, que es donde pasa más tiempo parado, sobre todo el lugar donde pase las noches, cuando la temperatura es más baja.

Este lugar debe estar cubierto para protegerlo de la lluvia y aislado para protegerlo tanto del frío en invierno y como del calor en verano.

Se recomienda la instalación de placas térmicas para que el perro pueda descansar confortablemente. En caso de perros pequeños y de pelo corto, se recomienda que tengan una caseta cerrada con puerta abatible, y un punto de calor, como las lámparas de infrarrojos de 60 watios que se utilizan en avicultura, que son baratas, consumen poco y se pueden programar para que se enciendan solo por la noche.

HIELO Y NIEVE

En esos días en los que las temperaturas son muy bajas y salimos de caza, hay que tener en cuenta que la nieve y el hielo dañan las almohadillas de las patas, llegando a causar heridas que tardan en curar y que tienen un alto riesgo de infección.

Para hacer más resistentes estas almohadillas, se pueden sumergir en agua con sal o bien utilizar endurecedores especiales.

En caso de que se produzcan quemaduras por congelación en otras zonas del cuerpo como las orejas, se debe aplicar una pomada con propiedades antibióticas y cicatrizantes.

 

EL TRANSPORTE

También es especialmente importante prestar atención al momento de transporte de los perros con temperaturas alrededor de los 0ºC, aire y en los que se encuentran mojados o húmedos, ya que en estos momentos es donde más riesgo hay de que puedan coger una neumonía o cualquier otra enfermedad.

En primer lugar, los perros se deben secar con una toalla y, en la medida de lo posible se les debe colocar un chaleco para evitar las pérdidas de calor corporal, y que se moje de nuevo si llueve o nieva, o también mientras están en el puesto, cuando pasan largos ratos quietos.

Para transportar a los perros en condiciones óptimas, existen remolques con aislante, específicos para el transporte de varios perros. En caso de caza con un solo perro, se recomienda el uso de un transportín adecuado, donde el perro irá más cómodo y caliente.

 

Una vez finalizada la jornada de caza, hay que secar de nuevo a los perros totalmente, dejar que descansen en un lugar cálido y preparado las temperaturas bajas y ofrecerles comida, para ayudar a que se repongan y que se mantengan en perfectas condiciones.

Publicado en: Caza, Perros de caza

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